Continuemos.

Cuan­do Saulo llegó a Damasco, estuvo en la oscuridad por tres días, orando y esperando que algo pasara. Tampoco comió ni bebió. Al otro lado de la ciudad, Dios estaba ocupado pre­parando la respuesta a las oraciones de Saulo por la recuperación de su vista. Dios ya había hablado con uno de sus siervos, llamado Ananías. Dios le dijo a Ananías que fuera a visitar a Saulo y que sanara su ceguera (vs.9:10-12).

Ahora, se oye bien que Dios te pida que hagas algo. Sin embargo, Ananías debió tener unos «ojos del corazón» especiales, para entender por qué Dios le pediría algo así. Él había escuchado de la reputación de Saulo de hacer cosas horribles a los cristianos. No creas que no estaba un poco nervioso de conocer a esta persona llamada Saulo (vs.9:13-14). Dios le aseguró nuevamente a Ananías que todo es­taría bien, porque Él tenía nuevos planes para Saulo. Así que Ananías fue (vs.9:15-17).

Cuando Ananías encontró a Saulo, le dijo que Jesús lo había enviado, e incluso enfatizó que sabía que Jesús se le había aparecido en el camino. Eso le permitió a Saulo es­tar seguro de lo que ese hombre haría, ya que no le había contado a nadie lo que le había pasado (vs.9:17). Ananías le dijo a Saulo que Dios lo había enviado para ayudarle a recobrar la vista y para que fuera lleno del Espíritu Santo. Cuando Ananías tocó a Saulo, algo como escamas cayó de sus ojos. Saulo vio la luz, fue bautizado y comió (vs.9:18-19).

4. ¿Qué Tiene que Ver Contigo la Historia de Saulo?

Tú puedes leer por ti mismo la historia de Saulo en Hechos 9. Su historia es un gran ejemplo de lo que significa estar ciego. Saulo era un hombre inteli­gente, fue a las mejores escuelas, tenía dinero, poder. Si viviera hoy en día, tendría una casa grande en la colina, con el mejor sistema de sonido de teatro y lo último en tecnología en cuanto a aparatos de cómputo, por el sim­ple hecho de que sabía todo lo que sucedía. Sus amigos dirían que definitivamente, Saulo sería un buen tipo a quien conocer. Su futuro parecía prometedor.

¡Pero aún no sabía qué tan prometedor! Lo que quiero decir es que puedes tener la mejor colección de DVD’s o la casa más bonita o ser el mejor alumno en el colegio y aun así estar ciego. Así es, tu mente y tu espíritu pueden estar aún desconectados. De eso se trata la historia de Saulo y de eso se trata también tu historia. Tú necesitas conectar todo lo que has aprendido hasta ahora en la escuela, en la casa, en la iglesia, y des­cubrir si los ojos de tu corazón ya se abrieron. Necesitas descubrir si has entendido. ¿Entender qué cosa?

¿Entiendes que eres un hijo de Dios y que Él tiene un propósito para tu vida y una misión sólo para ti?

¿Entiendes que entre más pronto empieces en eso, más puedes hacer para Dios y Él puede resplan­decer en ti más luz para ayudarte a enfrentar cualquier oscuridad que quiera envolverte?

Tú necesitas ver la luz de la misma manera que Pablo la vio. Necesi­tas tener en forma tu mente, esa parte de ti que es completa­mente inteligente para poner tu espíritu al corriente, esa parte de ti que le pertenece por com­pleto a Dios. De acuerdo a la Biblia, la mente y el espíritu deben trabajar juntos para entender todoesto por completo.

Extracto del libro “El Campo de Batalla de la Mente Para Niños”

Por Joyce Meyer

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