Los jóvenes creen que es posible no sólo tener sexo sin amor o sexo sin matrimonio, sino también sexo sin hijos. Los jóvenes quieren tener relaciones sexuales sin asumir las responsabilidades reproductivas que ello conlleva.
Los jóvenes perciben la reproducción como una amenaza al libre ejercicio de su sexualidad. Les angustia la posibilidad de que su enamorada de turno quede embarazada. Creo que muchos jóvenes serían muy felices si la sexualidad y la reproducción no estuvieran profundamente conectadas.
El capítulo 6 de la Carta a los Efesios se refiere a la reproducción en el contexto de la vida de pareja. Para el apóstol Pablo, los hijos son la consecuencia natural del ejercicio de nuestra sexualidad. Aún más, desde una perspectiva cristiana, la reproducción es una de las mayores bendiciones de la sexualidad… La reproducción tiene el poder de materializar el amor; de convertir el amor en algo tan concreto, tan objetivo. ¿Dónde? En la
experiencia de un hijo.
Yo tengo dos hijos que son la materialización del amor por mi esposa. Ahora yo puedo cargar, abrazar y besar a mi amor. En la experiencia de mis hijos, el amor por mi esposa se ha vuelto concreto y tangible. Qué lindo cuando un hijo es la materialización del amor de un hombre y una mujer; pero qué terrible cuando es el resultado de una noche descontrolada de placer, o de olvidar ponerse el condón o ella tomar su píldora.
Tal vez haya entre los lectores alguien que sabe que no es el fruto del amor de un hombre y una mujer, sino solamente el resultado de una noche de pasión. Si éste fuera el caso, que no haga lo mismo con sus hijos.
Para la Biblia, entonces, la reproducción no es una amenaza sino una gran bendición.
En un matrimonio estable, un hijo siempre será bienvenido, aunque no haya sido planificado. A pesar de los problemas, a la larga siempre será bienvenido. En cambio, a una pareja soltera, muchas veces un embarazo
sorpresivo la expone a la vergüenza y el sufrimiento. Y eso sin hablar de la traumática experiencia del aborto.
Extracto del libro “Una Bendición Llamada Sexo”
Por Alex Chiang