Pasaje clave: Lucas 3.

Juan el Bautista, no sólo era el primo de Jesús, sino también un hombre escogido por Dios para un propósito (vs.2).

¿Qué predicaba Juan? (vs.3).

Predicaba y bautizaba (por eso le decían “el bautista”). Pero este bautismo de Juan no era para pasar por el agua y listo. ¡No! El bautismo de Juan era de arrepentimiento para el perdón de los pecados. Al bautizarse, las personas mostraban públicamente que se habían arrepentido y que habían decidido ser diferentes.

Arrepentimiento es la primera decisión que necesitamos tomar. Arrepentirse es cambiar. No es prometer, no es llorar, no es decir “no lo hago más”. Arrepentirse es decidirse a cambiar.

Juan el bautista tenía una misión importantísima ¿cuál era? (vs.4-5)

Su misión era preparar el camino para el Señor Jesús (vs.16).

Te dije antes que el bautismo de Juan era de arrepentimiento para el perdón de los pecados. Había un requisito muy importante para demostrar arrepentimiento ¿cuál era? (vs.8-9).

¡Sí!. Tenían que producir “frutos”. Pero ¿qué significa “producir frutos”? Significa demostrar claramente que se habían arrepentido. Míralo en los vs.10-11, 12-13 y 14.

¿Lo entiendes? No alcanzaba con decir. “yo robé” o “yo embaracé a mi novia”. Se necesitaban “frutos de arrepentimiento”.  Decisiones. Cambios. Lo primero era bautizarse delante de todos como demostración de arrepentimiento. Y lo segundo era tener conductas diferentes a lo que se venía haciendo mal o a lo que no se estaba haciendo.

Si te arrepientes y confiesas tus pecados, Jesús te perdona en el momento, pero eso sucede en tu interior. Y sólo Dios y tú lo saben. Pero probablemente las demás personas no estén enteradas de tu decisión. Por ese motivo necesitas producir frutos por medio de tus conductas, de tu manera de hablar o de reaccionar. Para que los demás también se enteren de la decisión que tomaste de seguir a Jesús y del cambio que sucedió en tu corazón.

Lo que te sucedió con Jesús adentro, muéstralo afuera. Por ejemplo:

  • Háblale de Jesús a tus amigos y a tu familia.
  • Cambia tu manera de hablar y de reaccionar.
  • Perdona y aprende a tener paciencia.
  • Si estabas todo el día “echado” escuchando música y fumando, anda a estudiar, busca trabajo. ¡Cambia!
  • Basta de tratar mal a todo el mundo. Aprende a llevarte bien con la gente.
  • Empieza a tener un tiempo personal y diario con Jesús. Ora y lee la palabra de Dios para llenar tu mente con sus verdades.
  • Mejora en tus estudios, mejora tus notas y trabajos.
  • Renuncia a la pornografía y a querer tener sexo con tu novia/o.

Estos, y muchos otros más, serán “los frutos” que mostrarán que tu arrepentimiento fue genuino y que Jesús vive en tu corazón.

¿Qué se recoge en graneros y qué se quema en el fuego? (vs.17).

Jesús nos moldea, nos limpia y todo lo malo y lo inútil de nuestras vidas, lo saca, lo quema y nunca más se apagará su fuego en tu corazón, si lo seguís y amas. ¿Qué frutos estás mostrando?

Extracto del libro “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Lucas”

Por Edgardo Tosoni

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