Pasaje Clave: Lucas 15:12.

Los hermanos tienen sus particularidades dependiendo de qué posición ocupan en el hogar.
Y ser el menor de ellos es complicado. Tienen la fama de ser los más rebeldes e independientes.
Parece algo que trasciende tiempo y culturas. Los hermanos mayores suelen seguir más las tradiciones de sus padres y asumen el rol de “guardián de la mente” en el colectivo. En cambio los pequeños, en general, parecen querer romper con el “statu quo”, buscar identidad en otras cosas, salir, ser los primeros en algo. A no ser que vean a su hermano mayor como un buen referente, buscarán romper la normas. Si no encontramos esa identidad en casa nos iremos a buscarla a otro sitio. Buscamos primogenitura. Jesús lo sabía, sentirnos menores no es un buen motor para tomar decisiones.
Y comienza la acción, de manos del más joven de nuestros protagonistas que dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde. ¡La herencia! Este chico le pide la herencia a su padre aún en vida. Quiere los bienes, y además con exigencias, sabe lo que le corresponde. Todos sabemos que lo normal es heredar lo que se debe cuando el padre fallece, pero este hijo, en un acto de desfachatez habla con su padre solo para pedirle bienes.
Es como si le dijera: Papá, ahí te mueras, no me interesas tú, no me interesa conocerte, ni tener relación alguna contigo, solo me importa lo que me puedes dar, ¡dame lo que me corresponde!
Ante tal descaro alguien como yo hubiera contestado con una buena reprimenda para este hijo. Un castigo ejemplar ¿Quién se cree que es? Debe aprender quién manda aquí, ¡sigo vivo!
Pero esta historia es nuestra historia, nosotros a una le dijimos a Dios, ¡ahí te mueras! No nos interesa conocerte, ni tener relación alguna contigo, solo danos lo que nos corresponde y desaparece. Nietzsche dijo: Dios ha muerto. Y quizá eso es lo que hay en el corazón humano, desde siempre.

Y este era su deseo: heredar, recibir lo que solo Dios puede dar, la Vida, pero a la vez desvincularse del dador. La humanidad ha querido esto desde el Edén, la independencia de Dios, la negación del Padre, ser nuestro propio Dios y Señor. Un superhombre.
Pero a pesar de todo, este padre, en lugar de menospreciar a su hijo y castigarle por su insolencia, con todo el dolor de su corazón, se acercó a sus hijos y les repartió los bienes.
¿Por qué lo hizo? No tenía necesidad. Pero Él respetó la decisión del hijo menor, de los dos.
Y le dio dos terceras partes al hijo mayor, al que correspondía la “doble porción” y un tercio al hijo pequeño. Toda una fortuna. Desde ese momento el hijo mayor era considerado el responsable de los negocios y como un aparente buen hijo, se quedó en casa. Aunque el padre aún era señor y hacía usufructo de los bienes, ahora el hermano mayor era responsable.
Y esta historia es importante no solo porque la contó Jesús, sino porque es nuestra historia.
Dios, aún sabiéndose rechazado por nosotros, nos dio, con todo el dolor de su corazón, la herencia.
Porque cada vez que respiramos, o vivimos un día más es porque Dios nos dio la herencia de la vida, algo que solo puede dar Él. No importa si vives como si no existiera. Aún así, Él te da la vida. Un regalo, una gracia común para todos, aunque deseen la muerte de Dios.
Qué increíble realidad. El creador siendo menospreciado por su creación, y Él, humillado, permite el ejercicio libre de la voluntad de sus hijos. Porque el rechazo debe ser una opción real si queremos ejercer y manifestar verdadero amor. El libre albedrío puede ser la causa de las cosas más hermosas, pero también de las más destructivas, es un riesgo que Dios cree que merece la pena correr.
Sin libertad para negar a Dios, no tendríamos libertad para amarle, y Dios aún sabiendo que le rechazaríamos como padre, nos creó. ¿O no lo sabía?

PARA VOLAR

1. ¿En qué te pareces al hijo menor de esta historia?
¿Qué has emprendido desde el sentimiento de “hijo menor” por el afán de ser alguien o demostrar algo?
2. ¿Qué crees que debería haber hecho el padre de la historia?
¿Actuó bien al respetar la voluntad del hijo menor que solicitaba la herencia?
¿Qué alternativas tenía?
3. ¿Qué aprendes de un Dios que “da los bienes” a todos los hijos que viven bajo su techo, lo merezcan o no?
¿Es un padre injusto? ¿Se ha desentendido de su responsabilidad paterna? ¿Por qué?

Extracto del libro «Perdido»

Por Alex Sampedro

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