Pasaje Clave: Lucas 15:14.

Todo lo bueno se termina. Todo el bien, todos los “bienes”, van desapareciendo; mientras te mantengas lejos de casa el proceso es una pérdida continua. El hijo poco a poco fue perdiendo su fortuna y cuando todo lo hubo malgastado, no había más opción que sobrevivir. Se acabó el sueño y comenzaba la pesadilla. Y todo va de mal en peor porque vino una gran hambre en aquella provincia.
No solo a él le sobrevino la necesidad, sino a toda la provincia. Toda esa zona que está “lejos”. Un sistema alejado es un sistema que malgastará los bienes del padre. Con las consecuencias que eso conlleva.
Los tiempos de hambre en la historia de la humanidad son terribles.
Las personas más amables son capaces de hacer cualquier cosa por un plato de comida o algo que se le parezca. ¿Qué importa lo que tengas si no hay comida? Lo más vital para sobrevivir escasea, y cuando eso ocurre nos damos cuenta de las cosas que son realmente importantes en nuestra vida.
El hambre demuestra que no somos seres independientes, hemos sido creados para depender de cosas externas a nosotros. A nivel físico es obvio. Consumimos energía, que no podemos generar por nosotros mismos. Necesitamos la energía externa para mantenernos vivos. Y todo nuestro ser es igual, necesitamos energía externa para nuestra alma, nuestro espíritu y nuestro cuerpo. Tenemos hambre, porque nuestros propios recursos no son eternos, se agotan. Porque, cuando falta la energía, nuestro ser pasa hambre, es decir, desea algo externo a sí mismo para poder seguir viviendo.
El hijo pródigo pasaba hambre y comenzó a faltarle.
Y se dio cuenta de que lo había perdido todo, que no tenía suficiente por sí mismo para sobrevivir. Comenzó a faltarle la herencia del padre que había consumido indiscriminadamente. No solamente con cosas “malas” sino también supliendo necesidades lícitas, comida, abrigo, gastos… Vivir al fin y al cabo. Cosas que Dios quiere suplir pero que nosotros decidimos tener sin Él. Pero todo se acaba, todo falta, nada es eterno. Solo Él. Grave error es convertir los medios en fines, porque dejamos de vivir y solo sobrevivimos.

Descubrimos entonces que nuestros recursos, los físicos y los anímicos, no son infinitos. Nos faltan.
Quizá ahora la necesidad lleve al hijo a tomar una buena decisión. Se acabó lo que se daba.
¿No quieres volver?

PARA VOLAR

1. ¿En qué “provincia” vives? ¿Cómo la llamarías y qué leyes la gobiernan?
2. ¿Has pasado hambre alguna vez?
¿Cuáles son, según tu criterio, las 3 o 4 cosas más importantes de la vida?
3. ¿Qué puedes aprender sobre ti al comprender que eres un ser dependiente de “lo que puede faltarte”?
¿Cómo moldea esta realidad tu día a día?

Extracto del libro «Perdido»

Por Alex Sampedro

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