Pasaje Clave: Lucas 15:9.

Y cuando la encuentra…
¿Te lo imaginas? Su preocupación y ocupación han tenido recompensa. ¡La ha encontrado! Y la vuelve a juntar con las demás. Ha recuperado el conjunto y rebosa de alegría. Como el pastor, está más alegre que en el caso de nunca haberla perdido.
El valor de lo que se encuentra se aprecia más que lo que siempre se ha tenido. ¿Estuvo todo el día buscando? puede ser, ¿pasó más de un día? quizá. Pero su preocupación se transforma en euforia. De hecho la relación es directamente proporcional. Y reúne a sus amigas y vecinas, porque no puede contenerse, quiere contarles lo ocurrido y juntas recuerdan quizá aquella boda, cuando relucía con su dote en sus cabellos. Probablemente todas habían estado aquel día, quién sabe si alguna de ellas le regaló alguna.
Y ahora, con el paso del tiempo y la historia de su amiga, esas monedas adquieren más valor. Son un motivo para reunirse, si nunca las hubiera perdido no las hubiera convocado.

¿No te resulta fascinante? Porque la historia de la salvación es fascinante, y reúne.
Es interesante que no llama a sus amigas para que la ayuden a buscar. Sino que ella asume la responsabilidad en primera persona. Es su casa, es su moneda. Dios no manda a un tercero para buscar lo que se ha perdido, no manda un mensajero, Él mismo acude a salvar, es su universo, es su creación.
Y solo comparte la experiencia una vez terminada con éxito su búsqueda. No comparte el esfuerzo sino la celebración. Entonces la mujer hace que continúe la fiesta diciendo: Gozaos conmigo, y entonces se produce un gozo compartido.
Porque el gozo de Dios es así, comunitario, nos invita a celebrar juntos y, si cabe, el gozo aumenta. Cuando algo bueno ocurre y se comparte, no disminuye, el gozo es mayor. Cuando Dios comparte su gozo, Él “siente” más gozo y nos invita a formar parte de esa alegría creciente. Porque la salvación consiste en el gozo que Dios genera al hacer su obra y nos invita formar parte.
No es solo la moneda en sí, sino el hecho de encontrarla. De hecho, ser encontrado te da un valor añadido, una historia que dignifica lo que se perdió gracias a la preocupación del que ha buscado y halla.
Por eso esta mujer no dice que está feliz solamente por poseer la dracma sino: porque he encontrado la dracma que había perdido.
La fuente de la alegría es el hecho de que la mujer ha sido capaz de encontrar la moneda.
Su esfuerzo de búsqueda no ha sido en vano.
Y todo el cielo celebra a una que Dios es capaz de encontrar lo que se pierde. El valor de lo que se ha perdido no ha disminuido lo más mínimo por el hecho de perderse.
Al contrario, la pérdida supone una valoración extra de esa moneda, que ahora es “la que ha sido encontrada”.
Soy un motivo para el gozo de Dios. Para todo el cielo. Un gozo puesto delante de Él.
Soy esa dracma.

PARA VOLAR
1. ¿Cómo podemos celebrar con Dios los dracmas que Él sigue encontrando hoy?
2. Date un momento para reflexionar enla alegría que Dios siente por ti. ¿Qué piensas y sientes al respecto? ¿Eres realmente consciente del valor que tienes para Él?
Escribe una nota de agradecimiento al Buscador que te encontró.
3. ¿Qué supone en tu vida diaria y en tu identidad saber que eres “el Encontrado”?
¿Cambia algo de tu actitud frente a la vida esta identidad que te da Dios al encontrarte?

Extracto del libro «Perdido»

Por Alex Sampedro

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