Si alguna vez has jugado algún deporte o practi­cado desde una obra teatral de la escuela hasta un recital de piano, sabes muy bien que tienes que enfocar toda tu atención en lo que estás haciendo. El aprender acerca de Dios y el pensar acerca de tu vida es lo mismo. Tienes que prestar atención. Tú tienes que practicar y practicar y preparar­te para los grandes momentos. Dios está pendiente, dándote herramientas y poniéndote en forma para que formes parte de su equi­po. Vamos a ver algunas de las cosas que pueden sacar a tu mente de la meta y distraerte del juego.

1. Descubre si tus Pensamientos Están Bien.

Uno de los escritores de la Biblia fue Pablo, que antes de conocer a Jesús se llamaba Saulo. Él habló de tener abiertos los «ojos de nuestro corazón» y llenos de luz (Efesios 1:8).

Saulo era aquel que al inicio estaba en contra de los seguidores de Jesús. Él tenía el deseo de acabar con los cristianos; y mientras se dirigía a una ciudad llamada Damasco, tuvo una experiencia increíble (Hechos 9:1-2). Saulo y algunos de sus hombres iban por el camino hacia la ciudad. De repente, una luz muy bri­llante irradió sobre él desde arriba y una voz lo llamó: «¿Por qué me persigues?» (vs.9:3-4).

Saulo podía escuchar la voz, pero no podía ver quién le estaba hablando ya que la luz era muy brillante. Él le respondió: «¿Quién eres, Señor?» (vs.5). Jesús le contestó y le dijo quién era. Jesús le dijo a Pablo que siguiera su camino a la ciudad en donde se le diría qué hacer. Cuando la luz radiante desapareció, Pablo descubrió que estaba ciego. Sus hombres tuvieron que ayudarle a llegar a la ciudad (vs.5-8).

2. Ojos Ciegos del Corazón.

Antes de continuar y seguir aprendiendo de lo que le pasó a Pablo, vamos a pensar acerca de ti y de mí. ¿Estamos algunas veces ciegos a lo que Dios quiere? ¿Necesitamos una luz radiante que brille sobre nosotros para entender lo que Dios quiere que conozcamos? Algunas veces esta­mos ciegos. Algunas veces no podemos ver y así salvarnos a nosotros mismos. De hecho, Pablo estaba en ese lugar donde no podía ver «para salvarse».

Por un momento piensa lo que significa cuando no puedes ver. Tú sabes cómo es eso cuando buscas algo en tu habitación sin encender la luz, sabes exactamente dónde lo pusiste, pero no lo ves. Lo mismo sucede con tu vida espiritual. Tienes que “ver” para tratar de entender lo que Dios quiere que sepas. Tú tienes que estar dispuesto a mirar y descubrir eso por ti mismo. Tienes que buscar como si tu vida de­pendiera de eso, porque realmente lo está. Tu vida espiri­tual es así de importante para Dios.

3. ¡Que se Haga la Luz… en los Ojos de Saulo!

En un minuto era un hombre con una misión, tomando un camino, dispuesto a golpear a unos cuantos cristianos; y al siguiente minuto, está atrapado en un gran rayo de luz desde el cielo, que lo tira al suelo, escucha una voz que se identifica a sí misma como Jesús, y cuando la luz desaparece, también su vista desaparece. De repente, está en la oscuridad a causa de lo que sucedió.

Cuando estás en la oscuridad, intentas encontrar el interruptor de la luz lo más pronto posible; y puedes es­tar seguro que Saulo esperaba algo así también.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Campo de Batalla de la Mente Para Niños”

Por Joyce Meyer

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