Pasaje clave: Mateo 12:22-50.

Confrontando A los Verdaderos Demonios

¿Cómo reaccionan los fariseos ante el poder de Jesús? (vs.24).

Estos tipos eran los verdaderos demonios. No eran grotescos, no les giraba la cabeza, ni vomitaban serpientes. No les cambiaba la voz, ni las manos se les transformaban en garras. Nada de eso. Pero hablaban bajo la influencia de los demonios.

¡¿Cómo es posible?! Eran religiosos, conocían de memoria la ley, la enseñaban al pueblo, exigían que se cumpliera. Habían estudiado la Biblia durante años… ¡cómo que hablaban bajo la influencia de demonios!

¿Sabes por qué? Porque tenían a Dios en la mente pero no en el corazón. Tenían el conocimiento de la ley, pero no tenían a Dios, ni su presencia, ni su poder, ni sus Palabras. Tenían la apariencia de hijos de Dios, pero no lo eran. Conocían acerca de Dios (porque habían estudiado), pero no conocían a Dios porque no tenían una relación personal con Él. Atacaban a Jesús, lo perseguían y querían destruirlo porque los demonios odian a Dios, odian al Hijo de Dios y nos odian a todos aquellos que le entregamos nuestras vidas al Señor.

Cuando Jesús escucha que lo acusaban de sanar por el poder del demonio Beelzebú, no se calla la boca y les responde.

¿Qué sucede con un reino si pelea contra sí mismo? (vs.25).

¿Y qué sucede si Satanás se echa a sí mismo? (vs.26-27).

¡Se autodestruye! Cuando un curandero o un brujo “sanan” o hacen un exorcismo, en realidad autorizan a demonios superiores echar a patadas a demonios inferiores. Se produce la sanidad y el exorcismo, pero la persona queda más endemoniada que antes aunque “parezca” sana y libre. No te confundas. Satanás no pelea contra sí mismo, y esto es lo que Jesús le muestra a los endemoniados religiosos.

Entonces, ¿qué les dice? (vs.28-29).

Su poder es el poder del Espíritu de Dios. Él ata al hombre fuerte (a Satanás y sus demonios) y lo saquea. Si los fariseos no están con Jesús, entonces están en su contra (vs.30).

¿Qué pecado no les será perdonado? (vs.31-32).

Es muy importante que entiendas lo que Jesús le dice a los fariseos. El pecado de ellos no les sería perdonado porque trataron al Espíritu Santo como si fuera un demonio. Jesús, lleno del Espíritu Santo, liberó y sanó al hombre endemoniado, pero para los religiosos no fue la obra del Espíritu Santo sino la obra de un demonio. Insultar (blasfemar) de esa manera al Espíritu Santo, tratándolo de demonio, es imperdonable.

Por lo tanto, ¿qué advertencia hace Jesús? (vs.33-37).

¡Cuida tu boca! ¡Ten cuidado con lo que hablas y dices! Porque tus palabras y tu manera de hablar muestran lo que hay en tu corazón. Si tu corazón (tus emociones y pensamientos) es bueno, hablarás buenas palabras; pero si tu corazón es malo, hablarás porquerías.

Los fariseos trataron de demonio al Espíritu Santo, hablaron mal del poder de Dios y mostraron lo que había en sus corazones: rechazo, odio y mucha bronca contra Jesús. Tus palabras te justificarán o te condenarán. Lo que hablas te hará libre o te esclavizará. Sanará tu corazón o te enfermará.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Mateo”

Por Edgardo Tosoni

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