¿Quién es Dios? y ¿cuáles son sus intenciones? son preguntas que dan origen a la teología judeocristiana y también a los fundamentos teológicos del ministerio juvenil. Entre las muchas cosas que la Biblia resalta acerca de la personalidad de Dios quizás la más concisa es la más clara: «Dios es amor» (1 Juan 4:8) y ese amor, en lo que a nosotros nos concierne, alcanzó su climax en el sacrificio de Cristo en la cruz (Juan 3:16). ¿Por qué murió Cristo? Porque quiere salvar de la paga del peca­do (Romanos 6:23; 2 Pedro 3:9). Parece innecesario mencionar estos principios como apéndice de este libro, pero lo cierto es que en un tiempo en que el entrete­nimiento es la industria más rentable del planeta y los líderes juveniles empiezan a sentir cada vez más fuerte la presión de la multiplicación numérica, hace falta insis­tir en lo central del evangelio.

Cada ministerio de adolescentes debería transmitir claramente las respuestas a las primeras dos preguntas, pero no podemos conformarnos con eso.

Una estructura teológica básica

Siguiendo lo escrito por Richard R. Dunn en Reaching a Generation for Christ [Alcanzando una generación para Cristo], aquí viene una lista de los elementos prin­cipales de nuestra doctrina que deben ser comunicados claramente a cada genera­ción:

  1. Dios

Empezamos bien simple. Lo primero que Dios revela en su escritura es a sí mismo. Pronombres personales, antropomorfismos y su carácter revelado en su trato con los seres humanos nos exponen a Dios mismo expresado en las tres per­sonas de su Trinidad. Es vital escuchar lo que Dios tiene que decir de sí mismo, por eso los atributos de cada persona de la trinidad deben de constituir fundamentos teológicos fundamentales de nuestros ministerios. Una idea interesante para seguir como programa de enseñanza son los nombres de Dios y sus significados.

  1. Escritura

La Biblia es una invitación a conocer a Dios y su voluntad. Ella misma dice: «Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Romanos 10:8). Hay algo mila­groso al comunicar las escrituras bajo la unción del Espíritu Santo. La importancia de la Biblia debe ser reconocida y enseñada a cada generación. Una de las mejores formas de hacerlo con una generación que prefiere las relaciones y prefiere lo expe­rimental es enfocarse en el uso de las historias. Es muy probable que cuando Jesús escogió comunicarse con parábolas lo hizo para darle mayor atemporalidad a sus verdades y hacerlas relevantes a distintas culturas en distintas épocas. Nuestra misión como líderes juveniles es lograr mostrar que las Escrituras son atractivas y relevantes para la vida cotidiana.

  1. Humanidad

Una sana antropología bíblica debería ser otro de los bloques donde apoyáramos nuestros ministerios. Muchas veces los cristianos estamos tan enfocados en lo que la gente debería hacer que prestamos muy poca atención a qué es lo que la gente está haciendo y por qué dicen que lo hacen. «Los buenos antropólogos tratan de descubrir qué ya está ahí antes de teorizar acerca de lo que la gente debería hacer».42 No digo que debiéramos convertirnos en «antropólogos» en todo el senti­do de la palabra, pero podemos aprender a definir según la Biblia y lo que vemos en nuestras comunidades cuál es la condición del ser humano y cuáles sus necesida­des. No solo una buena antropología es un buen fundamento sino que la investigación necesaria puede volverse muy emocionante para cualquier grupo de adolescentes si se establecen métodos creativos de recaudar información y se les deja reflexionar libre­mente al respecto. ¿Qué ya dijo Dios acerca de la condición del hombre y la mujer? es una pregunta muy importante en medio de una sociedad (y varios predicadores) que solo buscan dorar la píldora de los clientes.

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