¡Tantas leyes y ordenanzas! ¡Tantos mandamientos! ¿Qué tiene que ver todo esto con nosotros?
Aunque te parezca increíble tiene muchísimo que ver con nuestras vidas hoy. Las leyes de Dios no son caprichosas, están dadas con objetivos muy claros. Por ejemplo:
- Relaciones entre las personas (cap. 21 y 22).
- Actitud frente al pecado (23:1 al 9).
- Trabajo y descanso (23:10 al 13).
- Celebraciones y fiestas (23:14 al 19).
- Promesas (23:20 al 33).
En estos capítulos Dios deja muchas recomendaciones sobre la manera en la que deberíamos relacionarnos unos con otros:
- Con respecto a tu prójimo (21:12-14 y 21:18-19).
- Con respecto a tus padres (21:15-17).
- Con respecto a tus autoridades (22:28).
- Con respecto al sexo (22:16-17, 19).
- Con respecto a los que roban o estropean lo ajeno (22:1-15).
¡Y hay muchísimas más!
Para Vivir Más y Mejor.
¿Por qué piensas que Dios dejó leyes tan específicas?
La respuesta es triple:
Si no hubiera leyes todo sería un gran desorden, cada uno impondría sus propias reglas y reinaría el caos. A esto se lo llama anarquía.
Pero además, las leyes de Dios nos libran de lo malo (malas decisiones, malas actitudes, malos consejos, malas relaciones, malas compañías…). Y sus leyes nos revelan algo de la forma de ser de Dios.
En otras palabras: Nos enseñan a vivir más y mejor.
Por ejemplo:
¿Cuidas lo que te prestan? (22:26-27). Dios es misericordioso y justo.
¿Cómo tratas y qué hablas de los que son autoridad sobre ti? (22:28). Dios es autoridad y tiene autoridad.
¿Cómo te comportas sexualmente? (22:16,19). Dios es santo.
¿Cómo tratas a los que son de otros lugares o razas? (22:21, 23:9). Dios no hace acepción de personas. Él nos acepta como somos.
¿Cuál es tu actitud ante la idolatría y el ocultismo? (22:18, 20, 23:13, 24). Dios es único y no está muerto. Sólo Él merece nuestra adoración.
¿Cómo hablas? (21:17, 23:1-3, 7). Dios habla verdad y rechaza toda mentira porque Él es verdadero.
¿Cómo es tu relación con los no creyentes? (23:2, 32-33). Dios no participa ni aprueba la maldad. Él juzga a los malos.
¿Qué actitudes tienes hacia aquellos que no soportas? (23:4-5). Dios es amor y perdonador.
¿Son tus actitudes, palabras y reacciones violentas? (21:12, 14-15, 18-22). Dios es un Dios de paz y de paciencia. El no es violento ni agresivo.
¿Te das cuenta? ¿Lo ves? Cada mandamiento, cada ley y ordenanza, no sólo te enseña a vivir mejor sino que también te revela algo de la naturaleza de Dios (cómo es él, cómo piensa y siente).
Y aunque tantas leyes puedan parecerte “pesadísimas” no tienen el propósito de enjaularte como a un preso “prohibiéndote todo”; por el contrario, tienen el propósito de revelarte cómo es Dios y quién es Él para que conociéndolo y amándolo disfrutes de todo con libertad.
Porque la libertad de Dios te hace bien y le hace bien a los que te rodean.
Es cierto que muchas de estas leyes eran exclusivas para los israelitas allí en el desierto, y también es cierto que palabras como “ojo por ojo o diente por diente”, ya no van más. Pero también es cierto que Dios no cambia. Él es el mismo. Lo que odiaba y juzgaba ayer también lo odia y juzga hoy. Lo que aceptaba y bendecía en la antigüedad también lo acepta y lo bendice hoy, aunque las reglas cambien.
Pero más importante que conocer las reglas y leyes es CONOCER a Dios, tener una relación personal con Él, saber quien es. No hacer tu propia voluntad, sino la suya.
Vivirás mejor que cualquiera de tus amigos, familiares o desconocidos.
¿Qué te promete Dios? (23:20, 22,23, 25-28,30) Él nunca miente.
¿Pero que te exige también? (23:21, 24-25, 32-33). Él nunca cambia.
Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo-Levítico»
Por Edgardo Tosoni
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