Pasaje clave: Levítico 3

La 3º ofrenda era muy similar a la primera, pero mientras que en aquella se lavaban las partes del animal sacrificado y se quemaba todo, en ésta no se lavaba nada y solamente se quemaban algunas partes del animal. Además no se podían ofrecer aves.

3. Ofrenda de PAZ.

¿Que animales podían ofrecerse en sacrificio para esta ofrenda y qué características debían tener? (3:1, 6, 12).
¿Qué tenía que hacer la persona que presentaba la ofrenda? (3:2, 8, 13).
¿Qué partes del animal debía presentar como ofrenda? (3:3-4, 9-10, 14-15).
¿De qué manera participaban los sacerdotes? (3:2, 5, 8, 11, 13, 16).
¿Cómo recibe Dios esta ofrenda? (3:5, 16).

Muchas veces no disfrutamos de la paz de Dios porque no “tenemos tiempo” para estar con Él, porque permitimos que las preocupaciones nos quiten la paz o porque hay pecados no confesados que nos hacen vivir nerviosos y descontentos. Nuestra conciencia nos acusa y nos sentimos intranquilos, ansiosos y preocupados, entonces necesitamos volver a recuperar esa paz en nuestros corazones. Esto es lo que representa la ofrenda de paz.

El animal tenía que ser sin defectos. Esto era muy importante. Espiritual- mente hablando significa estar completamente libre de pecados y de imperfecciones. El único con estas características fue Jesús.

Poner las manos sobre el animal. Esto significa identificación y unión. El animal es sacrificado pero es como si la misma persona hubiera sido sacrificada. El animal es su sustituto.
Jesús murió como nuestro sustituto, y cuando Él moría, tú y yo moríamos con Él.

La sangre derramada. Representa a la sangre que Jesús derramó en la cruz por nosotros. Es un símbolo de su vida perfecta entregada por amor.
Su sangre borra tus pecados y limpia tu conciencia para que nada pueda perturbarte. Si confesaste tus pecados a Jesucristo y le pediste que te limpie ¡no dejes que nada ni nadie te haga sentir culpable!
Libre de culpas y de acusaciones mentirosas por la sangre del Señor Jesús.

¡Todo el mundo busca paz! Todos tratan de sentirse tranquilos. Pero, ¿sabes cuál es el problema?
El problema es tratar de buscar la paz y la tranquilidad en los lugares equivocados.
Hay una paz auténtica, real y duradera y hay una paz falsa y aparente.
La paz falsa y aparente es la que te ofrece nuestra sociedad. Es paz de corta duración porque se basa en el “tener cosas” o “probar cosas” para sentirse bien, para estar tranquilos.
Mientras tienes lo que quieres o mientras pruebas y experimentas con diferentes cosas (comprar, salir, fumar, beber, consumir drogas, tener sexo, gastar, obtener nuevos éxitos, escaparte de tu casa, etc.), te sientes tranquilo, pero cuando “eso pasa”, “se termina” o “lo pierdes”, surge otra vez  la locura, el malhumor, la intranquilidad y el nerviosismo. Chau tu paz.
Y comienzas de nuevo… a probar las mismas cosas para llegar a los mismos inútiles resultados. Es un círculo vicioso.

¿Qué “prueban” o con qué “experimentan” las personas que conoces para tratar de calmar sus conciencias y tener paz?
Y tú, como hijo de Dios, ¿cuántas veces probaste o quisiste probar esas mismas cosas? ¿Qué resultados obtuviste?

Piénsalo.

Solamente en una relación íntima y diaria con Dios aprenderás a disfrutar su paz, aún en medio de las situaciones más difíciles que te toquen vivir.
En medio de una terrible tormenta en alta mar, Jesús dormía profundamente, ¡eso es paz! Cuando estás con Dios, su paz sobrenatural, que no depende de las cosas ni de las personas ni de las circunstancias, se agranda en medio de las situaciones complicadas de tu vida.

La paz de Dios será tu mejor medicina contra la ansiedad y las tensiones.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo-Levítico»

Por Edgardo Tosoni

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