Pasaje clave: Números 22 al 24.
Los israelitas partieron del monte de Hor, conquistaron territorio enemigo (tierras de los amorreos y de Basán) y acamparon en los campos de Moab al borde del río Jordán. Aquí se desencadena una historia con cuatro protagonistas centrales: El rey de Moab, Balaam, un asna y Dios.
Balac, Rey de Moab.
¿Cuál era su gran temor y qué decide hacer? (22: 2 al 6).
¿Cómo reaccionó ante la negativa de Balaam? (22: 14 al 17, 36-37).
¿Qué deseaba Balac con respecto a Israel? (22: 6, 17, 23:11, 13, 25, 27).
¿Cómo termina su relación con Balaam? (24: 10-11, 25).
Balac es una figura de Satanás. Al igual que Balac, Satanás tiene miedo de perder su territorio (el mundo con su cultura, sus modas, sus gustos, su estilo de vida) y a su gente (los pecadores oprimidos, perturbados, desconsolados, amargados y sin esperanzas). Cada vez que el pueblo santo de Dios (la iglesia) avanza y conquista nuevos territorios (personas salvadas, perdonadas, libres de culpas y miedos) ¡Satanás se pone como loco!
Al igual que Balac, el propósito del diablo es maldecir a los hijos de Dios. Tratarnos mal, despreciarnos, hundirnos, mentirnos, manipularnos y llenarnos la cabeza con todas sus mentiras, sus pesimismos y frustraciones. Hacernos sentir desvalorizados, fracasados, inútiles, abandonados y enfermos. Culpables de todo o víctimas de todo.
Satanás es perverso. Es tu mayor enemigo.
No lo trates con simpatía. No creas sus sucias mentiras. Él te odia. Pero su final está cerca. Él es un perdedor.
Balaam.
Esta persona no es lo que aparenta. ¡Ojo! Las apariencias engañan.
No es lo mismo ser espiritual, que parecer espiritual. Éste sólo lo parecía.
¿Cómo reacciona ante la propuesta de Balac? (22: 8-13, 18-21).
¿Por qué maltrata a su asna? (22: 31, 34).
¿Qué actitud toma ante la palabra y el pueblo de Dios? (23:3, 5-10, 12, 15 al 24, 26, 24:1-9).
Balaam era codicioso y fue fácilmente seducido por la propuesta económica de Balac. ¿Qué cómo estoy tan seguro de esto?
Sencillo. Si Balaam no hubiese sido tentado por las propuestas de Balac, no les hubiera dicho a los enviados que se quedaran con él una noche más para ver qué le decía Dios. Él esperaba que Dios cambiara de idea y lo apoyara.
Balaam sentía que los mandamientos de Dios eran un obstáculo para su éxito (22:13, 18). Es como si él dijera: “Yo iría con ustedes, pero Dios no me deja”. “No tengo ningún problema en maldecir al pueblo, pero Dios no me da permiso”.
¿No decimos nosotros cosas parecidas?
“Yo iría a bailar contigo pero en la iglesia no me dejan”. “Yo estaría en ese ministerio pero los lideres no me ponen”.
Pero Balaam insiste (22:19). Tener intimidad con Dios, hablar con él o insistirle, no significa que Él cambie de ideas para quedar bien con nosotros y satisfacer nuestros caprichos.
Balaam dejó de escuchar la palabra de Dios (24:1) y aunque Dios lo utilizó para bendecir a su pueblo, Dios no aprobó su vida (22:22).
Entiende esto: Dios puede usarte en ministerios pero no estar de acuerdo con tu vida, no aprobar tu corazón. Y más importante que “ser usado” es “ser aprobado” por el Señor.
El Asna.
Lee el capítulo 22:23 al 30. ¡El asna fue más espiritual que el propio Balaam! ¡El asna pudo “ver” lo que Balaam no veía! Pudo “ver” que Dios no aprobaba la codicia del corazón de su dueño. Pudo “ver” el impedimento de Dios. Pero Balaam no veía nada. Por no hablar obedientemente con Dios termino hablando con un animal. El asna a la que tratamos de estúpida resultó ser más sabia que el profeta desobediente.
¡Te das cuenta cómo la desobediencia puede transformar a alguien en un asno incrédulo y estúpido! Piénsalo.
Dios.
Como siempre Él guardo a su pueblo. Él los bendijo. Él les tapó la boca a todos sus enemigos. Él es Dios. ¿Qué más podemos decir?
Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Números-Deuteronomio»
Por Edgardo Tosoni
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