La adicción es un deseo que se vuelve casi imposible de controlar. Impide disfrutar de cualquier otra cosa en la vida, porque las personas adictas llegan a poner a la droga o a aquello que se haya transformado en una adicción por encima de todo lo demás. La necesidad de consumir o practicar esa adicción se vuelve cada vez mayor. Por eso a muchos adictos les resulta difícil y casi imposible escapar.

Hay tratamientos para adictos de muy diversas características. Según la adicción, la edad y las características individuales de cada caso se eligen los tratamientos con mayor índice de efectividad. Los tratamientos suelen ser dolorosos tanto para el físico como para la psiquis de la persona. Los más conocidos son los centros de rehabilitación tipo granjas, parques o clínicas. Algunos ponen el énfasis en la medicina, otros en la psicología y otros en la ayuda espiritual. Lo cierto es que los individuos afectados por una adicción a las drogas necesitan una combinación de estos enfoques, y los centros más efectivos son los que usan recursos de distintos campos. Estos centros prácticamente ‘encierran’ a la persona adicta. La estrategia inicial es alejar al paciente de su ambiente habitual. Cortar el mal estímulo que otras personas significan es una medida de desintoxicación social. Una vez aisladas, la siguiente medida es controlar el acceso a las drogas.

El momento crítico se presenta cuando las personas vuelven a sus contextos naturales, ya sea la familia, los amigos, el barrio, el trabajo o la escuela. Todo vuelve a depender de la voluntad. Y cuando la recuperación no ha sido completa, un tiempo después la persona vuelve a estar igual que antes. Si la adicción a las drogas nació como resultado de la presión de un grupo de amigos, el gran problema es volver a estar bajo la influencia del mismo grupo de amigos. Para cualquier persona, la liberación y el proceso de rehabilitación suelen ser un largo camino.

Algunos centros de recuperación son ambulatorios, es decir que los afectados pueden entrar y salir mientras continúan afuera su vida ‘normal’. Algunas clínicas, hospitales, sanatorios o institutos especializados tienen programas específicos para ayudar a los adictos a liberarse de su problema. Estos programas resultan efectivos en casos leves de drogadicción y en especial en los casos de adultos.

QUERER SALIR

En uno y otro tipo de institución, lo primero es reconocer que a solas resulta muy difícil liberarse. Es imposible ayudar a alguien que se niega a ser ayudado y que no acepta que tiene un problema.

Lo segundo es que la persona afectada tenga un deseo firme de ser liberada y disposición a trabajar. Varias veces se me acercaron padres angustiados, suplicando que hablara con sus hijos. Una y otra vez lo hice. Pero en más de una ocasión me encontré con muchachos que no tenían ningún interés en salir del problema y aun hablé con varios que me aseguraban que no eran adictos… pese a que por el informe de sus padres y por lo que se notaba en el comportamiento era indudable que habían estado consumiendo la droga por años, que ponían continuamente en peligro sus vidas, que arriesgaban su futuro, y que muchos de ellos ya estaban involucrados en el tráfico y la comercialización. Era increíble que los propios jóvenes no lo admitieran. Parecían presos gritando ridículamente que eran libres.

Después del reconocimiento y de la disposición al esfuerzo de salir por parte del adicto, lo más importante es que el contexto, en especial la familia, esté dispuesta a ayudar con amor. Si la persona ya reconoce y está arrepentida de su situación, no hace falta seguir acusándola y resaltando lo que hace mal. Ya se dio cuenta. Por eso es vital que la persona reciba el estímulo adecuado de parte de sus seres queridos.

También me tocó ver casos de jóvenes que después de haberse liberado seguían viviendo bajo la sospecha y la condenación constante de sus familiares. ‘Antes me drogaba y me trataban mal por eso, ahora no lo hago, pero me siguen tratando igual. Es como si les diera lo mismo,’ decían. Esto no debe ser así; los que han estado o están luchando necesitan mucha afirmación en sus buenas decisiones y necesitan estímulo para seguir adelante.

Recuerda: escapar de la droga es una misión casi imposible. Y en todos los casos es un proceso doloroso. Si conoces a alguien que ya está afectado, no hay tiempo que perder. Dile que el escape comienza cuando decidimos hacer algo al respecto.

IR AL FONDO

¿Por qué alguien cae en la droga? ¿Por qué alguien recurre a un vicio? Porque tiene una necesidad interior no resuelta. En su forma más pura, las necesidades de amor y de realización. Estas necesidades no se manifiestan sólo en algunas ocasiones: son necesidades constantes de todo ser humano, como el combustible para el automóvil. No es suficiente con un poco de amor y de realización. Siempre queremos más. ¿Cómo resolver estas necesidades? La mejor respuesta la tiene nuestro Fabricante.

Dios nos hizo a su imagen y semejanza. Y aunque muchos piensan lo contrario, Dios es amor. Así lo dice la Biblia en i Juan 4.16. Él nos hizo por amor, y el amor se volvió el combustible de nuestra creación. Lo necesitamos para vivir y por eso lo buscamos constantemente. Algunos lo buscan en las personas, otros lo encuentran a través de los logros personales, otros de cosas materiales. Lo cierto es que todos necesitamos sentirnos aceptados, reconocidos y apreciados. Hay gente que lo intenta con el dinero, las posesiones, la fama, las nuevas relaciones, y algunos lo intentan con las drogas. Por llenar su necesidad de amor y de realización, caen en trampas como el consumo de sustancias que les dan una sensación pasajera de satisfacción… y a veces ni siquiera eso.

Además, Dios es un soñador. Algunos piensan que la creación es producto de una explosión casual. ¡Pero es imposible! El orden y la belleza del universo no pueden haber surgido simplemente de una explosión. Hizo falta un Artista. Es imposible apreciar la infinidad de detalles en cualquier ser vivo sin sospechar y reconocer la existencia de Dios. Por eso todas las civilizaciones de la humanidad lo han buscado.

Puedes poner a Dios de tu lado si inicias una relación personal con Jesús. Puedes reconocer lo que él hizo por ti y darle en tu vida el mismo lugar que tiene en el universo: el de Dios. Deja que él sea tu Dueño y Señor. Nadie podría amarte y cuidarte mejor que él.

Todos tenemos necesidades grandes, pero Dios puede cubrirlas a todas. Yo no sé cuáles son tus problemas personales, ni la historia de tu familia, ni las circunstancias que tuviste que pasar. Pero él sí lo sabe. Si estás luchando con algún vicio o adicción, lo que debes hacer es buscar ayuda de alguno de los representantes que Jesús tiene hoy en el mundo. ¡Hay muchos! Busca a una persona confiable y háblale de tu problema.

Te invito a profundizar este tema en el libro Drogas y pornografía: ¿Qué hacer?, que escribí con mi amigo Jeffrey De León. También puedes leer otros libros, como Adicciones de Pablo Borda. No te quedes sin buscar la ayuda que necesitas.

La iglesia puede ayudarte mucho. Puede acompañarte, entre otras cosas, a encontrar alguna organización cristiana que te guíe a ser libre y a reponerte de la adicción. Pero, sobre todo, en la iglesia van a orar por ti y te acompañarán con amor hasta que obtengas el triunfo y la libertad que necesitas. Y ahora, sigamos adelante. ¡Vamos, rebelde, hay mucho más por descubrir y por conquistar!

Extracto del libro Rebeldes Con Causa

Por Lucas Leys

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí