SEGUNDA: CAPACITACIÓN MINISTERIAL

El dicho que reza: «Dejas de enseñar cuando dejas de aprender», permíteme decirlo así: «Si no estás capaci­tándote y aprendiendo periódicamente, muy pronto de­jarás de tener algo relevante que decirle a los jóvenes».

En nuestro mundo seguirá rigiendo una ley que jamás cambiará: los cambios. En otras palabras, ya que nuestros jóvenes experimentan cambios a diario, debe­mos como líderes efectivos reconocerlos y aprender de los mismos.

En este sentido, ¿conoces los problemas actuales que vive un adolescente promedio?, ¿tienes respuesta a la depresión de una chica por su apariencia física?, ¿puedes comprender a los padres sin traicionar la amistad «con los chicos?, ¿crees que la respuesta al divorcio de sus padres es la misma que dabas a un chico hace cinco años?, ¿tienes las herramientas suficientes para manejar un grupo de chicos que olvidó la espiritualidad para enfocarse en la superficialidad?

Ahora bien, no es mi intención desanimarte sino esti­mularte a que decidas no dejar de aprender. Recuerda que un líder efectivo se critica y autoexamina. Y si está fallando en algo, se lo corrige. Por lo tanto, es importante que te capacites a menudo. Además, estoy seguro que en tu país hay muchos lugares en donde puedes hacerlo. Cuando los encuentres y hagas parte de uno de esos, comparte con tus compañeros lo que has aprendido.

Por otra parte, estudiar en una institución formal es maravilloso, pero si no puedes acceder a esta opción, edúcate informalmente. Al margen de lo dicho, déjame hacerte una pregunta: ¿cuál fue el último libro que leíste y examinaste críticamente para aprender sobre el trabajo con los chicos?

A propósito, la lectura personal, el estudio con otros líderes, la educación formal e informal son algunas he­rramientas que pueden ayudarte a crecer y a aprender. Que no se te olvide.

Ahora bien, sé de antemano que poner nuestra vida bajo un microscopio no es fácil. A ninguno nos gustan las críticas ni los exámenes minuciosos. No obstante, quiero darte otra sugerencia para que la pongas en ac­ción: busca a un grupo de personas serias que te conoz­can y pídeles que te critiquen, que te examinen en amor para que te hagan saber cómo te ven y qué debilidades y fortalezas reconocen en tu vida. Una vez terminado este ejercicio, recuerda autoanalizarte con honestidad de vez en cuando. Hazlo en el momento y lugar ade­cuados, cuando no haya público ni música ni un micró­fono en tus manos, cuando puedas respirar profundo porque no hay ojos que te miren para juzgarte. Al ha­cerlo, estarás invirtiendo tu vida en el mejor terreno que puedas imaginarte. Sin embargo, hazlo con total serie­dad, disposición y honestidad. Porque sin duda alguna que Dios ama el ministerio que puso en tus manos y te ama porque no solo eres uno sus hijos imperfectos sino porque deseas aprender más de él para mejorar en todos los aspectos de tu vida.

Extracto del libro «Consejos desde el Frente»
Por Esteban Obando


MAS INFO

Síguenos en Instagram para las mejores imágenes cristianas: @desafio.joven

Para más novedades síguenos en Facebook: DESAFIO JOVEN

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí