#13. Si sientes que Dios te pide hacer algo que es imposible.

Por medio del poder de su Espíritu Santo, Dios me facultará para hacer todo lo que Él me ordene (1 Ts.5:24; Fil.2:13). Dios no nos manda hacer algo para lo cual no nos da su gracia para llevarlo a cabo. Por ejemplo, eso significa que:

  • No hay alguien a quien no puedas amar (Mt.5:44).
  • Tú puedes dar gracias en todo (1 Ts.5:18).
  • No hay alguien a quien no puedas perdonar (Mr.11:25).
  • Tú puedes tener una vida sexual pura (1 Ts.4:3-4).
  • Tú puedes honrar a tus padres y responder con obediencia a su autoridad, aun si estás en desacuerdo con ellos o a pesar de la imperfección de ellos (Ef.6:1-3).

Si dependemos de la gracia de Dios y del poder de su Espíritu, podemos tomar la determinación de ser obedientes, sin importar cuán difícil sea el mandato.

#14. Si quieres culpar a otros por tus reacciones.

Yo soy responsable delante de Dios por mi comportamiento, mis respuestas y mis elecciones (Ez.18:19-22). Aunque tal vez no podamos controlar lo que nos sucede, sí podemos controlar nuestra respuesta a las cosas que Dios ha permitido que nos sobrevengan. Cuando dejemos de culpar a otras personas y las circunstancias por las conductas pecaminosas o los hábitos negativos en nuestra vida y empecemos a asumir nuestra responsabilidad por nuestras decisiones, seremos libres de sentirnos como víctimas indefensas. Seremos libres para obedecer a Dios sin importar nuestras circunstancias.

#15. Si te inclinas a pensar que tus decisiones presentes carecen de importancia.

Mis decisiones presentes afectarán mi futuro (Gál.6:7-8). Las decisiones que tomas hoy tendrán consecuencias futuras no solo en tu propia vida, sino en la de aquellos que te seguirán: “No os engañéis… todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. (Gál.6:7). Cada decisión egoísta, pecaminosa o desmedida que tomamos hoy volverá a nosotros como una cosecha, que siempre viene, aunque no sea inmediata. La buena noticia es que tú eres joven, y que todavía puedes tomar buenas decisiones que te reporten una buena cosecha.

#16. Si quieres oponerte a una autoridad o sientes que la sumisión te roba tu libertad.

La mayor libertad que puedo experimentar se halla en someterme a la autoridad establecida por Dios (Ef. 5:21). Cuando nos oponemos a la autoridad nos volvemos más susceptibles a los ataques de Satanás y al pecado. Por el contrario, cuando nos disponemos a tomar nuestro lugar bajo la autoridad de aquellos que Dios ha puesto sobre nosotras, Dios nos cubre con su protección. También hacemos ver al mundo la belleza del orden establecido por Dios y proclamamos su derecho de regir el universo. Lo mejor de todo es que Satanás fracasará en su intento de destronar a Dios, y nosotros cooperamos con el Señor en establecer su reino.

#17. Si sientes que no quieres saber más de la iglesia.

Necesito la iglesia (Ef. 2:19-22; 5:25; 1 Co. 12:12-27; Heb.10:25). La iglesia es importante para Dios y debe serlo para nosotras. Jesús ama a la Iglesia y murió por ella. Todo hijo de Dios es parte de la Iglesia, del Cuerpo de Cristo. Cada miembro del Cuerpo necesita de los otros, y fuimos llamados a funcionar como un cuerpo. Tú podrías ser las manos, los pies, o los ojos. El cuerpo necesita que tú desempeñes tu función. La Palabra de Dios nos alienta a no dejar de reunirnos como Cuerpo de Cristo. Tú crecerás mejor en la iglesia, con todo y lo imperfecta que es. Persevera. Valdrá la pena.

#18. Si sientes que una carrera profesional es más satisfactoria y valiosa que el matrimonio y la maternidad.

En la voluntad de Dios no hay llamado más elevado y santo que ser esposa y madre (Tit.2:4-5). Dios creó a la mujer para que fuera una ayuda para su esposo, y para ser dadora y sustentadora de la vida. El matrimonio y la maternidad son el designio de Dios para la mayoría de las mujeres. Las jóvenes han de gozarse en este llamado y prepararse para llevarlo a cabo en el momento en que Dios revele que esa es su voluntad para ellas. A diferencia de lo que dice la cultura, ninguna carrera, pasatiempo, relación o prioridad es más importante ni gratificante. No existe un llamado más elevado ni un mayor gozo que establecer un hogar, unirse a un hombre para glorificar a Dios en este mundo, nutrir las vidas de los hijos y los nietos, e instruir y formar a la siguiente generación.

#19. Si te sientes tentada a sacrificar la santidad por la gratificación inmediata.

La santidad personal es más importante que la felicidad inmediata (Ef.5:26-27). Dios no nos salvó para hacernos felices en lo inmediato, sino “para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Tit.2:14). El Señor Jesús no vino a este mundo a morir para que pudiéramos vivir para nosotras mismas y darnos placer, sino para que gocemos de la libertad para vivir una vida agradable a Él. A veces agradar a Dios requiere sacrificios. Sin embargo, cualquier sacrificio que hacemos es momentáneo, y no puede compararse con el gozo y la plenitud que obtendremos en la eternidad. Solo si andamos en pos de la santidad tendremos verdadera felicidad.

#20. Si lo único que te preocupa es que Dios arregle tus problemas.

A Dios le interesa más cambiarme y glorificarse en mi vida que solucionar mis problemas (Ro. 8:29). Cuando la vida se pone difícil nuestro instinto natural es pedir soluciones y encontrar la salida a nuestros problemas. Por lo general, cuando pensamos de esa manera nos sentimos desanimadas y enojadas si Dios no “coopera” con nuestra agenda. Lo que más le interesa a Dios es que nosotros reflejemos su gloria. Algunos de los problemas que más nos molestan son en realidad instrumentos con los que Él se propone hacernos más semejantes a Jesús. Exigir que Él provea una solución o un escape a esa situación imposible puede llevarnos a perder el derecho a un mayor bien que Él busca traer a nuestras vidas.

#21. Si no entiendes una dificultad que enfrentas.

Es imposible ser piadoso sin sufrimiento (1 P.5:10; 2 Co.4:17). El sufrimiento nos lleva a una perspectiva completamente nueva cuando comprendemos que es una herramienta esencial en las manos de Dios para conformarnos a la imagen de Jesús. El proceso de crecimiento espiritual se lleva a cabo cuando aceptamos las dificultades en vez de huir de ellas o resentirnos por ellas.

#22. Si quieres que las cosas se hagan a tu manera.

Yo no soy la más importante, sino Él (Col.1:16-18; Ap.4:11). El mundo no fue creado para girar alrededor de nosotras. El universo entero fue creado para girar en torno a Cristo. Si nuestra meta en la vida es ser felices, aceptadas o amadas, entonces todo lo que amenace nuestro bienestar será un enemigo, un obstáculo que nos impide lograr nuestro objetivo. Por el contrario, cuando empezamos a pensar como Dios, que existimos para agradarle a Él y glorificarle, podemos aceptar todo lo que sucede en nuestra vida como parte de su voluntad y propósito soberanos. Así no vamos a ofendernos, ni a oponernos ni a rechazar las dificultades, sino que las recibiremos como “amigas” enviadas por Dios para hacernos como Jesús y darle gloria.

Extracto del libro “Mentiras Que Las Jóvenes Creen”

Por Nancy Leigh DeMoss y Dannah Gresh

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