Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos (Efesios 5.16).

Todos tenemos la misma cantidad de horas por día, sin embargo, la excusa más común que se escucha es: ‘No tuve tiempo. El abuelito de la iglesia, la profesora de matemáticas, tu mejor amiga y el presidente de la nación tuvieron 1440 minutos ayer y tendrán la misma cantidad de minutos mañana, a menos que sus corazones dejen de latir. Teodoro Roosevelt dijo que el 90% de la sabiduría tiene que ver con ser sabios en cuanto al tiempo, y creo que Teo tenía razón. El tiempo no es reciclable. Por eso yo te pregunto:

  • ¿Tienes una agenda?
  • ¿Te pones tiempos límites o plazos?
  • ¿Haces una lista de los logros que esperas haber cumplido en un tiempo determinado?
  • ¿Ordenas tus prioridades?

Este tema tiene menos baterías que hablar de autoestima o de noviazgo o de soñar. Pero la verdad es que la forma en que administres el tiempo determinará en gran medida cuánto éxito obtengas en cada una de esas áreas. Por eso espero ayudarte con este capítulo a administrar tu tiempo de una manera cada vez más inteligente.

DE MÁS VALOR QUE EL DINERO

Pensemos. El tiempo es más valioso que el dinero porque es irremplazable. Tu generación tiene quizás más ocupaciones que las que tuvo ninguna otra de tu edad en otras épocas. Clases, deberes, gimnasio, iglesia, piano, playstation, maratones de fin de semana, sueños, etc., etc., etc. ¡Y sólo tienes veinticuatro horas cada día!

En mi adolescencia yo asistía a muchos campamentos y, aunque te rías, mi mamá me hacía el equipaje. Me iba con un bolso súper ordenado con todas las cosas que necesitaba. Cuando terminaba el campamento y tenía que hacer el bolso para volver a casa, nunca cabían las mismas cosas. ‘¿Por qué entraba todo cuando mi mamá lo arreglaba y ahora no cabe?’, me preguntaba. La diferencia era que ella organizaba y doblaba cada prenda con cuidado, y en cambio yo metía todo hecho un desastre. Lo mismo sucede con el tiempo. Cuanto más organizado lo tengamos, más espacio dispondremos para hacer lo que queremos y debemos hacer.

La organización del tiempo tiene que ver con seleccionar prioridades. ¿Qué es lo más importante? ¿Qué me ayudará a llegar más lejos? ¿Cuál actividad tendrá un mejor resultado a largo plazo? Uno de los hábitos más notables de las personas sobresalientes es que saben organizar sus prioridades. Muchas veces sacrificamos lo importante por hacer cosas que aparentan ser urgentes, pero no son nada relevantes. La mejor forma de organizar nuestros días es tener una agenda en la que debemos definir las prioridades. Haz una lista y enumera, de uno a diez, las cosas más importantes que debes hacer; luego vuelca eso de manera visible en tu agenda. ¿Cómo es la agenda de un rebelde con causa? ¿Qué cosas son las más importantes? Analiza tus prioridades. Si le das más tiempo a la prioridad número nueve que a la uno, algo está fallando.

Si crecer espiritualmente es lo más importante en tu vida, pero sólo le dedicas a Dios los domingos en la mañana, no vas a crecer como deseas. Si es importante terminar tus estudios cuanto antes, quedarte a mirar televisión toda la noche no te ayudará a cumplir tu meta. La tierra está llena de jóvenes, adolescentes y adultos que se quedaron atrapados en la mediocridad por no aprender a usar bien el tiempo. Como decíamos al principio, el tiempo es algo que a todos se nos ha dado por igual. Todos tenemos veinticuatro horas al día, pero unos saben administrar esas horas y en cambio otros las desperdician.

Un amigo me envió la siguiente reflexión de autor anónimo:

  • Para darte cuenta del valor de un año, pregúntale a alguien que reprobó su año escolar.
  • Para darte cuenta el valor de un mes, pregúntale a una madre que dio a luz a un bebé prematuro.
  • Para darte cuenta del valor de una semana, pregúntale al editor de una revista semanal.
  • Para darte cuenta del valor de un día, pregúntale a un obrero que tiene seis hijos que alimentar.
  • Para darte cuenta del valor de una hora, pregúntales a dos enamorados que esperan por verse.
  • Para darte cuenta del valor de un minuto, pregúntale a alguien que acaba de perder el tren.
  • Para darte cuenta del valor de un segundo, pregúntale a uno que haya sobrevivido un accidente automovilístico.
  • Para darte cuenta del valor de una milésima de segundo, pregúntale a alguien que haya ganado la medalla de plata en los cien metros.

PRIMERO LO PRIMERO

Eclesiastés 3:1. La clave es encontrar el tiempo para cada cosa. Pero ¿por dónde comenzar? Uno de los hábitos que necesitamos incorporar a nuestra vida lo antes posible es el de poner primero lo primero. ¿A qué me refiero? Se trata de decir sí a lo que es importante y decir no a lo que no lo es, o al menos no lo es tanto. Tiene que ver con ordenar tus prioridades. Si algo te parece extremadamente importante, no puedes dejarlo para hacer al último o dedicarle apenas un momento. La cantidad de tiempo que le damos a algo tiene que ser proporcional a la importancia que le asignamos. Claro, hay algunas cosas que tú no puedes administrar, pero siempre que te sea posible recuerda este principio.

La pereza, por ejemplo, indica que no tenemos claro que la vida es una cuenta regresiva. Dejar para mañana lo que puedes hacer hoy es una de las más graves marcas de debilidad. Cuando me escuchan decir eso algunos creen que estoy exagerando. Pero no. Definitivamente creo que es algo serio. He conocido a algunas personas que son más vagas que el sastre de Tarzán y observo que, al pasar los años, poco a poco todo en su vida se convirtió en un desorden.

Al comenzar este capítulo te pregunté si tenías una agenda: ¿todavía no? ¡Pues corre a conseguirte una! Al menos puedes tener un cuaderno. Yo siempre tengo cuadernos donde voy anotando lo que quiero y lo que debo hacer. Haz una lista de cosas que deseas lograr durante el año y luego una lista de las cosas que debes hacer este mes. Ahora ordena esa lista según tus prioridades. Dale el número 1 a lo más importante, el 2 a lo siguiente y así sucesivamente. Probablemente puedes ordenar tus compromisos de manera semanal. Lo ideal es que vayas de lo grande hasta lo pequeño. Poco a poco serás capaz de tener una visión casi automática de cómo ordenar bien tu tiempo. Ahora pregúntate en qué verdaderamente se te van las horas. Cuando lo hayas identificado, sabrás qué debes recortar… Un rebelde con causa no espera a que otros se lo digan. Decide y actúa.

Un buen hábito es aprender a decir que no. A veces tenemos el sí en la punta de la lengua para decírselo a cualquier amigo que viene con cualquier propuesta. ¿Tienes el ‘no’ reservado para papá y mamá, mientras que el ‘sí’ está disponible para todos los demás? Eso quiere decir que algo no funciona. Piensa en eso. Es normal que queramos evitar lo que nos cuesta. Pero una buena administración del tiempo nos permitirá lograr las metas que deseamos alcanzar. Por eso: actúa con disciplina, mantén tus prioridades y haz primero lo primero.

24-7

Hace algún tiempo, la banda Rojo tenía un disco que se llamaba como este subtítulo. Quizás alguna vez estuviste en un concierto de Rojo y escuchaste a Emmanuel Espinosa decir que la idea de ese disco era animar a esta generación a vivir conscientes de la presencia de Dios las 24 horas al día, los siete días de la semana.

Si hay algo positivo que podemos hacer con el tiempo es dedicarlo a conversar con el Señor. ¡Pero eso suena aburrido! ¿Todo el día orando? Ja, ja. Si orar es eso que muchos hacen de hablar solos, con cara de santito y tono de telenovela, seguro que es aburrido… ¡Pero no te estoy hablando de eso! Estoy hablando de dialogar con un amigo. Puedes estar haciendo otras cosas mientras oras pero también es bueno ‘detenerse’ a conversar, sobre todo si tienes que escuchar. Habla con Dios de lo que tienes para hacer hoy y durante la semana. Pregúntale cómo puedes hacerlo mejor. Pídele ayuda, pídele ideas para administrar mejor el tiempo. Un rato plenamente consciente en la presencia de Dios tendrá el efecto de cargar tus baterías espirituales, emocionales e intelectuales. Acrecentará tu sensación de que no cuentas solamente con tus fuerzas sino que Dios está allí, ayudándote.

Muchas veces me preguntan cómo puedo hacer tantas cosas al mismo tiempo. En este momento viajo prácticamente cada fin de semana, escribo y organizo actividades de entrenamiento para líderes juveniles, a la vez que paso tiempo con mi esposa, mis amigos y mi familia en general. ¿Cómo puedo hacer tanto? Creo que es la fuerza sobrenatural de Dios que actúa en mi vida, y sé que todo lo que me sucede tiene que ver con las conversaciones que tengo con el Señor. Por eso te recomiendo que inviertas tiempo en la presencia de Dios. Así contarás con fuerzas sobrenaturales y con una inteligencia muy especial, que viene de Dios, para tomar las mejores decisiones en cuanto a cómo usar el tiempo. Tu reloj interno cambiará cuando coordines tus agujas con las de tu Señor.

Extracto del libro Rebeldes Con Causa

Por Lucas Leys

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí