¿QUÉ HACER DESDE TU LUGAR DE LÍDER O CONSEJERO?

Aquí van algunos consejos que te pueden ayudar…

1. Practica la paciencia. Recuerda que este es un caso de mucho acompañamiento. El divorcio de los padres no es el tema que podamos resolver, sino que debemos tratar sobre los sentimientos del adolescente. Recuerda que al final de cada conversación que tengan, ellos volverán a su hogar, o al menos a lo que alguna vez fue su hogar… ya que ellos mirarán este lugar como algo nuevo, distinto. El punto es que no puedes sacarlos del lugar del problema, porque es donde viven. Así que se paciente. No esperes que un tiempo de consejería de 60 minutos les resuelvas la vida, porque no lo harás. Lo importante es que cada adolescente sepa que puede encontrar en ti un apoyo para llorar y para escuchar palabras de ánimo todas las veces que lo necesite. Tal vez sientas la tendencia o el impulso de intentar «arreglar» las cosas y buscar soluciones… ¡no lo hagas!

2. Sé empático y dale a conocer al adolescente que te duele lo que pasa, y que Dios puede traer paz a su vida. Recuérdale que no está solo y que sin importar lo que suceda, puede encontrar un lugar de comprensión en ti.

Puede que se sientan mejor luego de hablar contigo, pero que sin embargo la siguiente vez que los veas evidencien molestia y tristeza por la desintegración de su familia. Ante esto debes tener paciencia y ser firme en los principios que Dios ha establecido para ellos. Ellos están buscando respuestas a un problema que no es de ellos y que, por lo tanto, no podrán resolver. Cuando no las encuentren, puede que se frustren. Ahí debes aparecer tú para recordarles que la situación que están viviendo no depende de ellos, y que ellos no la causaron. Sé paciente, porque tal vez necesiten escuchar esto muchas veces antes de poder creerlo o aceptarlo.

3. Habla con sus padres. De una manera muy respetuosa, por supuesto, puedes intentar conversar con sus padres y hacerles saber que quieres ayudar a su hijo. No dejes de expresarles que estimas profundamente al muchacho o a la muchacha y que quieres ser parte de la contención. Aconséjales que mantengan a sus hijos fuera de cualquier decisión que se deba tomar en este momento. El divorcio es un problema serio, y un problema de adultos. Recomiéndales que mantengan a sus hijos alejados de las discusiones. Y ponte a disposición de ellos para lo que necesiten

4. Provee una comunidad. La consejería en medio de un divorcio no puede ni debe ser una tarea aislada. Provee para el chico una comunidad que lo acompañe. No estoy hablando de un grupo que lo mire con lástima, sino de amigos que puedan acompañarlo. La presencia de sus pares es importante en este momento. Amigos que lo entiendan, aunque tampoco entiendan a fondo las cosas del divorcio. No es necesario que tengan respuestas a sus inquietudes (para eso estas tú o algún profesional), sino que sean personas que rían con ellos y que lloren con ellos. Un grupo que lo esté llamando, animando, y saliendo con él o ella. Un grupo intencional, que busque que esta persona no se caiga. (Esto, además, ayudará no solo al chico afectado, sino que contribuirá a concientizar y humanizar a los otros, porque aprenderán que pueden ser un instrumento para levantar a los demás). El principio de bíblico de «ayudarse a llevar las cargas los unos a los otros» está fundado en la familiaridad, la amistad y el amor. ¡Practícalo con tus adolescentes!

PALABRAS DE KAREN LACOTA

Los estudios muestran que los chicos y chicas cuyos padres están divorciados pasan por más situaciones conflictivas y de alto riesgo en las escuelas que los adolescentes que viven con ambos padres. Además, también revelan que obtienen bajos resultados académicos, lidian con la depresión, tienen problemas de conducta, son más propensos a caer en el abuso de alcohol y en las drogas, se inician desde temprana edad en relaciones sexuales prematrimoniales, y tienen más probabilidad de tener problemas con la ley. ¿Por qué? Porque el divorcio genera un profundo daño emocional en la vida de los hijos.

De hecho, no podemos ignorar que toda separación duele y deja secuelas en cada miembro de la familia. Pero enfoquémonos ahora en lo dolorosa que resulta esta experiencia para los hijos, y en las consecuencias que puede llegar a tener, al punto de llegar a afectar su salud emocional, su conducta, su rendimiento escolar, y otras áreas de sus vidas.

¿Quién tuvo la culpa? ¿Con quién viviré ahora? ¿Y cómo será la vida sin mi familia unida? ¿Qué puedo hacer para remediar esto? ¿Tendré yo la culpa de que mis padres se hayan divorciado? ¿Acaso no me aman? ¡Si me amaran no se divorciarían! ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? ¿Por qué justo tienen que separarse mis padres? Estas y otras preguntas son las que surgen en la mente de un adolescente al sentir que su mundo se derrumba en pedazos a causa del divorcio de sus padres. Por eso es justamente en este momento crucial de sus vidas donde tu rol como líder, mentor o consejero tiene el potencial de contener y de traer consuelo y acompañamiento, además del desafío de convertirte en un ejemplo y guía para alguien a quien probablemente se le ha nublado el horizonte.

Extracto del libro “Manual de Consejería Para el Trabajo con Adolescentes”. Por autores varios.

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