PALABRAS DE ESTEBAN OBANDO

Jesús habló aquí del plan perfecto de Dios para un hombre y una mujer que han decidido unir sus vidas en matrimonio (Mateo 19.4-6). Su significado y valor es muy profundo, ya que es la representación del pacto de amor que él mismo hizo con su amada, la Iglesia. Este es el modelo perfecto que tenemos para imitar como esposos en el matrimonio. Un pacto de amor sacrificial, que ama por sobre todas las cosas. Jesús nunca traicionaría a su amada, ni la abandonaría, ni le daría la espalda, ni abusaría de ella, ni la manipularía. Él la ama siempre, se sacrifica por ella, le tiene paciencia, la cuida, provee para sus necesidades, la protege y se deleita en ella, a pesar de los años.

Hay una ley escrita en el corazón de los niños y adolescentes. Según esta ley, se supone que mamá y papá se amen por el resto de sus vidas. Los adolescentes desearían ver siempre una estructura unida en sus progenitores. Sin embargo, la realidad muchas veces es distinta a esa…

EL PROCESO DEL DIVORCIO

Los hijos de padres separados o divorciados están llenos de preguntas en su mente: «¿Qué pasará conmigo?», «¿Podré ver a mi papá (o mamá) de nuevo?», «¿Me seguirán amando?», «¿Tendré yo la culpa de todo esto?», y miles más. Ellos están experimentando emociones complicadas, y a veces contradictorias. Están heridos, se cuestionan, se culpan a sí mismos, o bien culpan a Dios, y desconfían de todo el mundo. Además, en medio de todo este caos de emociones, muchas veces experimentan cambios drásticos: de casa, de colegio, de ciudad, cambios económicos, en sus rutinas, etc. Esto les produce una sensación de inestabilidad que se suma a una situación ya de por sí difícil.

Tengamos en cuenta también que el divorcio es un problema en el que los adolescentes son víctimas pasivas. Ellos no tienen parte en las decisiones de sus padres, a pesar de que les van a afectar poderosamente. En momentos como estos, el apoyo, los consejos y la compañía de líderes u otros adultos referentes son invaluables.

Probablemente en estos casos los adolescentes no buscarán ayuda. Más bien tendrás que tomar tú la iniciativa y acercarte para ganarte su confianza. Es importante que ellos sepan que, aunque no tengas las respuestas para todas sus preguntas, sí pueden contar contigo como alguien que los escuchará y con quién podrán desahogarse y expresar libremente sus sentimientos sin que los estés juzgando. ¡Eso los aliviará y los animará tremendamente!

El divorcio de los padres es una pérdida, es un duelo que el adolescente experimenta, y como todo duelo, tendrá que pasar por un proceso, que toma tiempo, para aprender a vivir esta nueva etapa de su vida. De hecho, lo más complicado del divorcio de los padres son las consecuencias que este puede traer a las vidas de los hijos si no aprenden a manejar adecuadamente la situación, y a dominar y canalizar positivamente sus emociones.

¿Cuál es el papel de la iglesia entonces? ¿Cuál es el papel del consejero? ¡Apoyar! Este no es un problema a ser resuelto. Ante el divorcio de los padres es tan impotente a la iglesia como lo son los adolescentes. El trabajo hacia y con las familias es otra cuestión, en la que la iglesia sí debería de estar involucrada, pero eso es material para otro libro. Aquí nos ocuparemos del momento en que nos vemos ante la triste realidad de tratar de ayudar a adolescentes que ya están experimentando en dolor de ver a las dos personas que deberían seguir juntos, separarse.

Gran parte de los problemas que observamos en los hijos luego del divorcio son consecuencia de las conductas equivocadas en las que caen los padres. Por eso, de ser posible, es sano trabajar no solo de la mano de los adolescentes, sino también dar recomendaciones a los padres sobre qué hacer y qué no hacer durante esta etapa. Por ejemplo, los hijos no pueden ser usados como espías o mensajeros. Los hijos no pueden tomar parte. Los hijos no pueden estar escuchando siempre a sus padres hablar mal el uno del otro. Este no es un conflicto en el que la familia se parte en dos. Es un conflicto entre dos, eso sí, pero en el que los hijos deben quedar al margen, sin ser obligados a elegir un bando, ya que ambas partes son personas emocionalmente muy cercanas. Si ya es una situación delicada y difícil de llevar para un adulto, cuanto más lo será para un adolescente. Estas son cosas que debes conversar con los padres para ayudar al chico y así alivianarle un poco la carga emocional.

La adolescencia ya es de por sí un reto importante. Si en ese momento tan importante para su futuro les toca enfrentar el divorcio de sus padres, el desafío será aún mayor, porque la ruptura del núcleo familiar lleva a todos los miembros a encarar un duelo. Esta es una situación muy caótica para todos. Los adolescentes podrían presentar cierta rebeldía y resentimiento, alguna especie de negación a lo que sucede, o sentimientos de culpabilidad. También esta clase de situaciones influyen en la construcción de la imagen de sí mismos y de cómo los verán los demás. Puedes notar a los adolescentes con cierta inseguridad o temor, o con desconfianza hacia los demás (después de todo, la promesa tacita de una unidad familiar duradera se ha roto).

Los estudios se verán afectados en una gran cantidad de casos porque la escuela pierde prioridad en sus vidas. Algunos chicos pueden también encerrarse en sí mismos, o buscar estar lo menos posible en casa, ya que la ven como el campo de batalla. Algunos estarán muy emocionales todo el tiempo, con sus sentimientos a flor de piel, y otros no derramarán ni una lágrima como una forma de hacerse los fuertes.

Sea como sea, para la gran mayoría de ellos esto será como una muerte cercana. Se trata de un duelo que deben de vivir, en el cual hay siempre un sentimiento de impotencia y muchas veces también de culpabilidad. El problema aquí es que un adolescente que aún no termina su proceso de maduración, no sabe bien cómo procesar todas estas emociones, y por lo tanto en la mayoría de los casos son las emociones las que lo controlan a él o ella. Todo esto se verá reflejado en muchas de sus conductas y también en sus estados de ánimo, con distintos matices según la personalidad de cada uno.

Extracto del libro “Manual de Consejería Para el Trabajo con Adolescentes”

Por autores varios.

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