Historia de Vida

Andrea fue a estudiar a casa de su amiga. Ellas iban a la misma universidad. Al salir, prometió a sus padres regresar antes del anochecer. Cuando el sol comenzó a ocultarse, arregló sus cosas para iniciar el camino de regreso a su hogar. En eso, intempestivamente apareció Adolfo, compañero de estudios de ellas. Para sorpresa de Andrea, él era primo de su amiga. Adolfo era uno de los chicos más atractivos de la universidad. Las invitó al cine. Su prima se disculpó diciendo encontrarse muy cansada y lo animó a ir con Andrea. Él preguntó si no le importaba acompañarlo. Ella estaba emocionadísima con la idea de salir juntos.
En ese momento recordó que se había comprometido con sus padres a volver antes del anochecer.
Sabía que el permiso de sus padres para ir al cine con un chico que acababa de conocer, le sería negado. Experimentaba una gran lucha en su interior. Por un lado, se moría de ganas de ir al cine con Adolfo. Pero, de otro, estaban los consejos de sus padres.
Andrea compartió con su amiga el conflicto que sentía.
—Andrea, no seas tonta —le dijo—, esta es tu gran oportunidad, no la pierdas por nada. Llama a tus padres y diles que aún no terminas de estudiar y necesitas más tiempo. Así vas a poder salir con Adolfo y tus padres no se van a dar cuenta.
—Pero ¿tú crees que sea correcto mentir a mis padres? Nunca he hecho algo así. Ellos confían en mí —le replicó Andrea.

—Pero ellos nunca lo van a saber —le repetía su amiga.
—Además, no le hago daño a nadie —dijo Andrea.
Con mucha incertidumbre, Andrea llamó a sus padres y les dijo que llegaría más tarde porque se iba a quedar a estudiar.
Esa noche, la pasó súper bien con Adolfo. Se sentía feliz de estar con él. Cuando llegó el momento de regresar a casa, Andrea y Adolfo se despidieron.
—Ha sido una noche inolvidable —le dijo Adolfo.
Caballerosamente, tomó su mano y se despidió con un beso. Andrea iba a explosionar de felicidad.
Ya en casa, encontró a sus padres acostados. Se acercó, les dio un beso y se fue a dormir.
Mientras se cepillaba los dientes, pensaba si había estado bien o mal mentirle a sus padres.
—Pero si la he pasado tan bien, no puede ser malo. Además no hice nada malo con Adolfo. Mis amigas lo hacen y son muy buenas hijas. De otro lado, mis padres ya son mayores y decirles la verdad habría generado más conflictos, y si con una mentira inofensiva lo evito, creo que debe estar bien —pensaba Andrea.

Tiempo de Conversar

  • ¿Es justificable la mentira de Andrea? ¿Por qué?
  • ¿Qué razones da Andrea para no sentirse mal por haber mentido a sus padres?
  • ¿Piensas que las razones de Andrea para mentir a sus padres son válidas?

¿Qué dice la Biblia?

Lee Éxodo 1:15–21 y Hechos 5:1–11.

  • ¿Qué tienen en común estos dos relatos bíblicos con la historia de Andrea?
  • ¿En qué se diferencia el relato del Éxodo con el de Hechos?
  • ¿Por qué la mentira de las parteras es cualitativamente diferente de la mentira de Ananías y Safira?
  • ¿Qué criterios podríamos sacar de estos relatos para definir lo bueno y lo malo?

Aplícalo a tu Vida

  • ¿Recuerdas algún momento de tu vida cuando tuviste conflictos para definir lo que es bueno y lo que es malo?
  • ¿Cómo determinabas lo bueno y lo malo antes de ser cristiano y cómo lo defines ahora?
  • ¿Basta saber lo que es bueno para hacerlo? Si no es así, ¿qué más falta?

Para Reflexionar

Vivimos en un mundo donde la verdad se ha privatizado y relativizado. Hemos dejado de creer que existe una verdad que sea verdad para todas las personas, en todo lugar y en todo momento de la historia. Hoy cada uno tiene su verdad, y lo que es verdad para ti tal vez no lo sea para mí. Lo mismo ha pasado con la ética. Lo bueno es lo que te hace sentir bien, y lo malo lo que te hace sentir mal. Y a eso se añade la trillada frase: “Con tal de que no le haga daño a nadie”.
Jesucristo, en cambio, vivió la vida definiendo lo bueno a partir del carácter y ser de Dios tal como lo encontramos revelado en las Sagradas Escrituras. Esto llevó a Jesús a llamar bueno a lo que los hombres tenían por malo y viceversa. Hoy para nosotros, como cristianos, es el seguimiento de Jesús el criterio por
excelencia para definir lo ético en cada situación de la vida.

Extracto del libro “La Juventud Frente a los Desafíos Contemporáneos”

Por Alex Chiang

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