CUIDADO CON LOS FALSOS MAESTROS Y PROFETAS

Alvin estaba descorazonado y derrotado cuando vino a verme —habla Neil— pues llevaba varios años creyendo que tenía un don especial de profecía dado por Dios pero, en cuestión de meses, su vida personal había comenzado a derrumbarse. Alvin llegó hasta el extremo de retirarse por completo de la gente; se esclavizó a las drogas recetadas y se puso al margen de la sociedad.

Alvin y yo leímos 1 Tesalonicenses 5:19-21 «No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno» y le dije: «Alvin, yo no estoy en contra de la profecía que es un don espiritual, pero Satanás puede falsificar los dones espirituales y engañamos para que creamos que son de Dios. Es por eso que las Escrituras nos enseñan a examinarlo y a probarlo todo».

Luego de una larga conversación sobre los falsos profetas y maestros, él admitió que: «Creo que mis problemas empezaron cuando probé los ‘dones’ de lenguas y profecía que me dieron falsos maestros. No sólo fui engañado, sino que he engañado a otros». «¿Estarías dispuesto a poner a prueba tu don de lenguas?» —le pregunté, asegurándole que yo me interesaba por probar al espíritu, no a él. Alvin quería realmente ser liberado del engaño y estar bien con Dios por lo cual dijo que «sí”.

Le pedí que empezara a orar en voz alta en su «lenguaje espiritual» y, cuando empezó a cantar en un lenguaje que no pude entender, dije: «en el nombre de Cristo y obedeciendo la Palabra de Dios, te ordeno, espíritu, que te identifiques». Alvin paró en la mitad de su canto y dijo: «Yo soy él”. «¿Eres tú ese ‘él’ que fue crucificado, enterrado, levantando al tercer día y que ahora se sienta a la diestra del Padre?» —continué. Alvin casi gritó la respuesta: «¡No, ése no!». Dirigí a Alvin en una oración en que renunciaba a la actividad de Satanás en su vida y quedó libre de ese engaño.

No estamos en contra de los dones espirituales, profecía y lenguas inclusive. Sin embargo, estamos comprometidos a obedecer la Biblia (1 Corintios 14:39). Pero la misma Biblia también exige que sean probados todos los dones espirituales. Los falsos maestros y profetas son muy populares en todas partes hoy en día sencillamente porque los cristianos aceptan sus ministerios sin probar los espíritus que están detrás de ellos.

COMPARANDO LO FALSO CON LO REAL

El Señor reveló en Jeremías 23 varios requisitos del verdadero profeta de Dios.

1. El profeta verdadero lleva la gente a Dios (versículos 16, 21- 22). Todo verdadero profeta de Dios en el Antiguo Testamento era un evangelista cuyo ministerio llevaba la gente a Dios y Su Palabra. Puedes estar tratando con una imitación si te encuentras con alguien que dice ser profeta, pero no se dedica a llamar a las personas a que caminen rectamente con Dios.

Los sueños de los profetas verdaderos coinciden con la Palabra de Dios (versículos 25, 28). Dios a menudo habló a personas en la Biblia mediante sueños de otras personas que vivían en santidad. Dios compara los sueños en estos versículos con paja y Su Palabra con el grano. Si alimentas con paja a las vacas, se morirán. La paja sirve para que el ganado duerma echado en ella pero no de comida porque no tiene nutrientes. En igual forma, los sueños tienen cierto valor pero nunca deben ser igualados a la Palabra de Dios como base para nuestra fe o nuestro caminar. Los sueños deben ser validados con la Palabra de Dios; jamás al revés.

2. Los profetas verdaderos motivan a la gente a ponerse a bien con Dios (versículo 29). Si estás juntándote con jóvenes o si vas a una iglesia donde haya profecía como parte del servicio de adoración a Dios, no esperes mensajes azucarados de Dios como «Hijos míos, los amo» o «Vengo pronto». Estas declaraciones son, ciertamente verdaderas, pero ¿por qué tienen que ser profetizadas cuando la Biblia expresa claramente el amor de Dios y el pronto retorno de Cristo? La voz del profeta debe ser como un fuego consumidor y un martillo quebrantador. El mensaje profético debe motivar a la gente a buscar la santificación, y no a dejarlos acomodados en su pecado (1 Pedro 4:17).

3. Los profetas verdaderos hablan las palabras de Dios, no las de otra persona (versículos 30-31). Tomar lo que Dios dio a alguien y usarlo como si fuera tuyo es plagio o sea robar las ideas de otra persona. Además, decir que lo que dices es directo del Señor cuando no lo es, es una ofensa tremenda para El ¿Alguna vez se te acercó alguien para decirte «Dios me ha dicho que te diga…?» de ser así, puedes contestar: «No, no creo que lo haya hecho porque si Dios quiere que yo sepa algo, puede decírmelo directamente».

Dios puede animarnos, en efecto, lo hace, confirmándonos Su Palabra por medio de terceras personas pero, cuando se trata de recibir orientación para tu vida «hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre» (1 Timoteo 2:5). Si alguien te dice: «Dios me ha dicho que te diga…», esa persona está funcionando como médium y escuchar a los «médiums» está prohibido en la Biblia.

SEÑALES Y PRODIGIOS: ¿QUIÉN PRUEBA A QUIÉN?

Muchos jóvenes cristianos piensan que, si una persona hace un milagro, lo está haciendo con el poder de Dios. Claro que Dios puede seguir usando señales y prodigios para mostrar que Su Palabra es verdadera pero la Biblia también nos advierte en Marcos 13:22. Satanás puede ejecutar también señales y prodigios, pero lo hará así para desviar nuestra adoración de Dios a él. Deuteronomio 13:5-11 revela la gravedad de atribuir a Dios la actividad de Satanás. Las personas que estuvieron envueltas en eso, fueron muertas, aun aquellas que eran parientes. Tenemos que amar a Dios, obedecer Su Palabra y probar todas las señales, prodigios y sueños.

FALSIFICACIONES EN LA IGLESIA

Los falsos profetas y maestros no son solamente los místicos y gurúes orientales ni los dirigentes de las sectas que no son cristianas. El apóstol Pedro dedica un capítulo entero de una de sus cartas a los falsos profetas y maestros que trabajaban dentro de la iglesia (2 Pedro 2:1). Estas personas se encuentran en nuestras iglesias ahora mismo y están disfrazadas de líderes cristianos.

Fíjate que la atracción de los falsos maestros no radica principalmente en lo que enseñan: «Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado» (versículo 2). Pedro habla de los cristianos que evalúan un ministerio basándose en las apariencias externas y el encanto de sus dirigentes. Decimos «es tan simpático”, «ella es muy carismática», «él es un orador tan dinámico», «ella es tan dulce y parece tan sincera”.

Nunca tenemos que juzgar un ministerio o a sus líderes basados en el aspecto físico o la personalidad. Lo importante es si la persona proclama o no la Palabra de Dios como verdad y llama a que la gente se reconcilie con Dios por medio de la fe en Jesucristo.

Primero, los falsos maestros estarán complicados en alguna clase de inmoralidad (versículo 10). Puede que se les descubra en actividades inmorales e ilegales relacionadas con el sexo y/o dinero. Ellos pueden decir que Dios está lleno de amor y gracia, así que no necesitamos obedecer leyes morales. Su inmoralidad puede ser difícil de detectar, pero, al fin de cuentas, saldrá a superficie (2 Corintios 11:15).

Segundo, los falsos profetas y maestros «desprecian el señorío» y son, «atrevidos y contumaces» (2 Pedro 2:10). Estas personas hacen lo que quieren y no le dan cuentas a nadie. No se someten a la autoridad de sus superiores o los eligen a su gusto para que siempre estén de acuerdo con todo lo que ellos quieran hacer. Todo cristiano verdaderamente comprometido, que ocupe posiciones de liderazgo, tiene que someterse él mismo y sus ideas a otros creyentes maduros a quienes debe rendir cuentas.

Extracto del libro Rompiendo Las Cadenas Edición Para Jóvenes

Por Neil T. Anderson y Dave Park

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