CREENCIAS FALSAS PERO MUY COMUNES SOBRE LA ATADURA ESPIRITUAL

Entrevistamos a 1292 cristianos, alumnos de enseñanza media, preguntando «¿han escuchado ‘voces’ en su cabeza como si hubiera un yo subconsciente que les habla, o han tenido problemas con pensamientos realmente malos?» ¡70% dijo que sí! De modo que si te encuentras batallando con pensamientos tentadores o acusadores dentro de tu cabeza, no estás solo. Puede que no le hayas contado a nadie de eso por miedo a que piensen que estás loco. Quizá te has quedado callado porque tú piensas que estás loco. Quizá te hayan enseñado que los cristianos no pueden tener esta clase de problemas. Pero llegó la hora de que despertemos al hecho de que Satanás es real y que sus demonios existen. Si oyes voces que te atormentan, en tu cabeza o si por las noches sientes una presencia sombría en tu dormitorio, al 47% de los encuestados les pasa eso, no estás loco; estás siendo atacado. Tienes que saber cómo defenderte contra los fieros dardos de Satanás.

Muchos cristianos no se quejan de oír voces, pero sus mentes están llenas con tanta confusión que su diario caminar con Cristo es completamente desalentador. Cuando tratan de orar empiezan a pensar en millones de cosas que debieran hacer. No logran concentrarse cuando se sientan a leer la Biblia o un buen libro cristiano.

Cuando han tenido la oportunidad de servir al Señor en alguna forma, se rinden debido a los descorazonadores pensamientos de duda de sí mismos: «no soy un cristiano fuerte»; «no sé bastante de la Biblia»; «soy demasiado joven»; «tengo demasiados pensamientos pecadores». En lugar de ser cristianos victoriosos, dinámicos, llenos de gozo, se arrastran por la vida cubiertos por una nube, tratando apenas de aguantar aquí hasta que Jesús venga. Parte de este descorazonamiento es a causa de nuestra errónea manera de pensar, pero puede, también, reflejar el engaño de parte del enemigo.

¿De dónde vienen las voces malvadas, los malos pensamientos, los sentimientos de culpa y la confusión? Tantos jóvenes están hoy atados principalmente porque no saben las respuestas a esas preguntas. Viven de acuerdo a una cantidad de creencias falsas sobre el mundo espiritual, las cuales deben ser corregidas. He aquí algunas de las falsedades que creen los cristianos; y Satanás, ¡contento!

1. Los demonios eran activos cuando Cristo estaba en la tierra pero ahora no andan mucho por aquí. Los jóvenes cristianos que creen esto después de leer lo que dice la Palabra de Dios y de ver lo que está pasando en el mundo, no enfrentan los hechos. El Nuevo Testamento dice claramente que los creyentes lucharán «contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes» (Efesios 6:12). Pablo prosigue describiendo cada pieza de la armadura espiritual que debemos vestir para defendemos contra «los dardos de fuego del maligno» (versículos 13-17). Si los poderes espirituales de las tinieblas ya no atacan más a los creyentes, ¿por qué Pablo nos advierte contra ellos e insiste en que nos armemos en su contra?

Los poderes y fuerzas sobre los que escribió Pablo, siguen rondando hoy. Puedes verlos en tu escuela ¿Cuántos chicos conoces que están metidos en las cosas de la Nueva Era, los tableros ouija, la astrología, los juegos ocultistas como Dungeons and Dragons (Calabozos y Dragones), o en los arreglos musicales con letras diabólicas?

El reino de las tinieblas está aún presente y Satanás quiere que nuestras vidas sean horribles evitando que caminemos en Cristo con la frente alta. Si tú no crees que Satanás y sus demonios están presentes y activos hoy en día, entonces toda la culpa de todo lo malo que el diablo nos echa encima a ti y al resto de la humanidad, la tiene Dios o la tienes tú.

2. No es más que enfermedad mental eso que los primeros cristianos llamaban actividad demoníaca. Si uno de tus amigos dice que oye voces interiores o que siente una presencia sombría en su dormitorio, la mayoría de los consejeros seculares dirían: «tiene un trastorno mental; es un paranoico». Muy pocos pensarían que se trata de un problema espiritual, la actividad de los demonios de Satanás ¿Por qué? Porque la explicación natural es lo mejor que esos consejeros pueden hacer sin creer en Dios ni en la existencia del diablo.

La manera en que el mundo entiende nuestros problemas es incompleta pues ignora la realidad del mundo espiritual. No todos los problemas físicos, mentales y emocionales que sufren los jóvenes cristianos son específicamente demoníacos. Sin embargo, ignorar la presencia e influencia de Satanás y sus demonios dejará muchos problemas sin solucionar.

3. Algunos problemas son psicológicos y otros son espirituales. Esta falsa creencia sugiere que el alma y el espíritu humano están separados, lo cual no es verdad. No hay problema que no sea psicológico porque nunca hay un momento en que nuestra mente, emociones y voluntad no estén, todas, envueltas. Tampoco hay problema que no sea espiritual porque no hay un momento en que Dios no esté presente o en que sea seguro sacarnos la armadura de Dios.

Decir que un problema es solamente psicológico es querer decir que Dios y Satanás no están envueltos. Decir que un problema es solamente espiritual es no querer tomar en cuenta nuestra responsabilidad por la forma en que debemos pensar, sentir y elegir. Por lo tanto, debemos tomar en cuenta las influencias psicológicas y espirituales que obran para poder tratar nuestros conflictos internos.

4. Los cristianos no pueden ser atacados por fuerzas demoníacas. Esta es una mentira que el diablo quisiera que nos tragáramos para que bajáramos las defensas en su contra. Si Satanás no puede, en verdad, tocamos, ¿por qué se nos instruye a vestimos con la armadura de Dios, resistir al diablo, afirmamos y estar alertas? Si no podemos ser engañados por Satanás ¿por qué Pablo habla de nuestra relación con los poderes de las tinieblas como si fuera una lucha libre? Se engañan aquellos que dicen que el enemigo no puede influimos.

Extracto del libro Rompiendo Las Cadenas Edición Para Jóvenes

Por Neil T. Anderson y Dave Park

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