Pasaje clave: 2º Timoteo 2:19-22.

“Pero ya conocéis los meritos de él”. ¿Cuáles eran los meritos de Timoteo? ¿Era Popular? ¿Tenía contactos ministeriales? ¿Una agenda abultada? ¿Tenía títulos universitarios? ¿Tenía instituto bíblico? ¿Tenía muchos dones? ¿Cantaba bien? ¿Predicaba bien? ¿Tenía unción? ¿Hacía buenos eventos juveniles?… No!! Era HIJO.

En 1º Timoteo 1:2 Pablo dice de el: “Timoteo, verdadero HIJO en la fe”. No dice: “me ha servido”. Dice: “ha servido conmigo”. Haciendo una paráfrasis creo entender que el apóstol dijo más o menos esto: Trabajamos juntos para el reino. Y Timoteo me ayudó como si fuera mi hijo. ¿Por qué? Porque el hijo es HIJO, antes que SIERVO. Un ejemplo de esto es una empresa familiar, donde el hijo trabaja junto al padre (por más de que trabaje como todos los demás, no es un empleado cualquiera, es el HIJO, es el heredero, es el dueño).

Necesitamos entender la importancia como “Timoteos” que somos, de ser HIJOS y no huérfano, desamparado, solo, ilegitimo. Cuando eres HIJO tienes un amparo y cobertura, no estás solo y actúas con legalidad y legitimidad. El ser HIJO tiene muchos beneficios. Aunque para obtener esos beneficios se nos demande un par de cosas.

1º. El ser hijo te va a demandar un espíritu correcto.

Vs.20: “A ninguno tengo del mismo animo”. Esto Significa: Igual alma, Mismo corazón, Mismo espíritu. Con espíritu correcto, me refiero a una motivación correcta. En mis años como hijo de pastor y como pastor de jóvenes, pude ver que lo más difícil como pastor, es encontrar gente del mismo corazón. La verdadera motivación y el espíritu correcto se ve en el interés profundo y sincero que tengas por las personas que no se te fueron confiadas a vos.

Vs.20: “Tan sinceramente se interese por vosotros”. Parafraseando esto, sería algo así: “Filipenses, yo no puedo ir. Pero no se preocupen, porque si va Timoteo, es como si fuera yo. El les va a hablar como si les hablara yo, los va a exhortar como si les exhortara yo, los va a amar, abrazar y consolar como si lo haría yo, se va a interesar por ustedes como si fuera yo”. ¿Por qué? Porque es mi HIJO.

Podes ser un hijo “Salomón” o un hijo “Absalón”. Podes murmurar de tu padre siendo hijo, o podes construir, apoyar, y edificar a tu padre siendo hijo, sabiendo que si tu papá es prosperado, tú eres prosperado. El hijo apoya y sirve incondicionalmente a su papa (a pesar de sus mañas, equivocaciones, de sus desacuerdos). El hijo no se baja del barco en la primera dificultad. El hijo Informa y le rinde cuenta a su papa. El hijo es desinteresado. El hijo honra a su papá. “Es por eso que a la larga, un hijo es el que termina heredando lo del padre”.

2º. El ser hijo te va a demandar renuncia.

¿Renuncia a qué demanda el ser hijo? A nuestra “visión” o manera de hacer las cosas. A nuestros proyectos. A nuestro deseo de predicar, cantar, o lo que sea…

Vs.21. “Todos buscan lo suyo propio y no lo que es de Cristo”. Pablo no dice: “Lo que es mió”. Tampoco dice: “Lo que es de tu pastor”. ¿Por qué? Porque nada es de nadie. Todo es de Dios. ¿Y cuáles son los intereses de Cristo? Las almas, La iglesia, El Reino.

3º. El ser hijo te va a demandar exigencia y corrección.

Hebreos 12:7. Necesitamos padres que vean en nosotros nuestras imperfecciones, nos cuiden y nos exijan. Timoteo tenía un Pablo. Eliseo tenía un Elías. Josué tenía un Moisés. David tenía un Natán, que cuando pecó con Bet-sabe, lo corrigió de parte de Dios (Salmos 51).

Necesitamos ser exigidos, para sacar lo mejor de nosotros. ¿Cuál es el profesor que más queríamos en la escuela? El que no nos exigía. El que no nos daba tarea. El que llegaba tarde. El que era cómplice de sus travesuras. Ese era el mejor profesor!!

Por general no nos gusta la autoridad. No nos gusta que nos digan: “Ven, haz esto, anda para allá, etc.”. Por eso a veces no nos caen bien nuestros pastores, padres o profesores. “Uno tiene autoridad cuando esta bajo autoridad”, como el siervo del centurión (Mateo 8:7-10).

El llanero solitario no funciona en el cuerpo de Cristo. Por eso la importancia del ser pastoreado, del rendirle cuentas a alguien. Alguien dijo que la sumisión es la máxima misión.

Enviado por Pablo Carlini

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