Poner nuestra vida bajo un microscopio no es fácil. A ninguno nos gustan las críticas ni los exámenes minuciosos. No obstante, quiero darte otra sugerencia para que la pongas en acción: busca a un grupo de personas serias que te conozcan y pídeles que te critiquen, que te examinen en amor para que te hagan saber cómo te ven y qué debilidades y fortalezas reconocen en tu vida.

Seamos honestos, no nos gusta que nos criti­quen. Nos duele saber que hay cosas que hace­mos mal, pero más aun que nos las digan. Sin embargo, la crítica es una de las disciplinas más importantes y valiosas que el líder puede practicar. El rey David decía: «Examíname, oh Dios, y sondea mi co­razón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fí­jate si voy por el camino, y guíame por el camino eterno» (Salmo 139:23-24). También hay una frase que dice: «Nadie puede dar lo que no tiene, y no sabrá lo que tiene hasta que se examine».

Pues bien, examinarse es la capacidad de distinguir los propios defectos de las virtudes, y proponerse que no se sigan repitiendo los primeros y más bien que se fortalezcan los últimos. Además, es la capacidad de autoevaluarse y de ser sincero con uno mismo. Por lo tanto, debemos esforzarnos para ser mejores y madurar así día a día. La Biblia, a este respecto, dice que entramos en un proceso con Dios que eventualmente se perfeccionará. Esto es lo que algunos llaman mejora continua.

Ahora bien, cuando recordamos que estamos traba­jando con personas, hacemos conciencia de que este au­toanálisis y esta crítica personal es vital, ya que nuestras acciones o palabras pueden afectar de una manera po­derosa la vida de los demás. De modo que examinarse implica humildad, que es otro de los elementos clave para ejercer un liderazgo efectivo.

Entre las muchas áreas que el líder debe examinar, te propongo dos que te aseguro son fundamentales para el trabajo que realizas:

PRIMERA: DISCIPLINAS CRISTIANAS

Es increíblemente sencillo olvidarse de lo que es y no es importante por hacer aquello que es y no es urgente.

Es sábado en la noche (o cuando sea que realices tu reunión juvenil) y de pronto el sonido falla. Esto provoca que el grupo de música entré en pánico. Entonces todos vuelven su mirada hacia ti, pues eres el líder. Mientras tanto, entra un joven a tu grupo que no conoce a nadie; y es visible la nece­sidad que tiene de hablar con alguien. Cuando sucede esto, qué es importante y qué lo urgente, ¿el sonido o el joven?

Bueno, nuestra vida personal experimenta las mismas disyuntivas. Vivimos en un mundo muy acelerado en donde lo urgente no espera por nadie y donde lo im­portante queda rezagado a un segundo plano. Como líder juvenil, debes recordar un principio que te acompañará por el resto de tu vida: «Lo que somos en lo se­creto se manifestará en público». Un famoso evangelista latinoamericano lo dijo en otras palabras: «El secreto está en lo secreto». Entendido lo anterior, estoy seguro que en tu corazón hay un deseo grande de crecer como persona, cristiano y líder. Si quieres alcanzar esos pro­pósitos, no olvides poner en práctica las disciplinas que te mencioné antes.

Ahora pregúntate a ti mismo: ¿de qué manera he co­nocido a Dios en los últimos meses a través de su Pala­bra y la oración? y, ¿qué tan responsable he sido en estar a solas con el Rey para pedirle dirección en cuanto a qué quiere hacer con sus jóvenes?

Muchas disciplinas permiten construir una base im­portante en la vida espiritual. Sin embargo, la oración y el estudio de la Biblia son las más relevantes. Y aunque es cierto que vendrán métodos, formas, modas y otras para crecer en lo espiritual, la relación con tu Padre y las disciplinas que él te pide que mantengas son las que de verdad deben permanecer en ti toda la vida.

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