¿De Qué Se Trata?: ¿Me quedo en la iglesia en la que estoy o me voy a otra? Te ayudamos a que tomes una decisión inteligente.

No sé si debo cambiarme de iglesia… o si debo seguir luchando contra las molestias que tengo. He tenido problemas con los líderes de la iglesia porque no estoy de acuerdo con ciertas cosas que hacen, y ciertas malas actitudes que veo en ellos. La otra vez les hablé de esto, y desde entonces han dejado de tomarme en cuenta y más bien me han comenzado a llamar «rebelde» y «oveja descarriada». ¿Hice mal? ¿Debo hablarles nuevamente? ¿Debo quedarme o es mejor que cambie de iglesia?

Alguien me dijo una vez «donde hay personas, hay problemas», y en efecto, a lo largo de mi carrera en el ministerio he comprobado esto. Muchas veces yo soy el problema, en otras ocasiones quizás son los demás. La buena noticia es que esto no escapa del control y la sabiduría de Dios. Él conoce muy bien lo difícil que pueden ser las personas, pero enfáticamente quiere también recordarnos cuánto aprecia y anhela que desarrollemos las mejores relaciones del mundo.

Cinco claves para tomar una buena decisión:

1. Recuerda que iglesia significa personas y no cultos religiosos.

Hebreos 10:24,25 nos explica la razón para congregamos: invertir en nuestras relaciones, especialmente en lo que se refiere a nuestra vida espiritual. Muchas veces perdemos esto de vista, y creemos que asistimos a un templo simplemente para cumplir con algún requisito religioso, o solamente escuchar un buen discurso. La verdadera razón es estimularnos unos a otros a llevar una vida que honre a Dios. Por consiguiente, en cualquier lugar que estés (cualquier congregación) deberás lidiar con las personas, y ojalá juntos puedan edificarse mutuamente.

2. Haz todo lo posible para estar en paz con tus líderes y demás miembros de la iglesia.

Antes de tomar la decisión de un cambio, procura tomar los pasos correctos, de forma prudente, para tratar de resolver los problemas que estén sucediendo. Simplemente marcharte no ayudará a que las dificultades sean superadas; la madurez muchas veces se mide cuando tenemos conflictos y podemos mantener el control del Espíritu para lidiar con ellos. Así que no te apresures, más bien se paciente hasta donde sea tu responsabilidad. Los siguientes pasajes te ayudarán en este sentido: I Tesalonicenses 5:12,13; Romanos 12:17,18; 14:19; Efesios 4:3.

3. Debes velar por tu crecimiento espiritual.

No pretendo que esto parezca una afirmación egoísta, pero la verdad es que no podemos andar por la vida sin crecer espiritualmente (II Pedro 3:18). El crecimiento personal debe ser algo importante en tu vida cristiana, y por supuesto, la iglesia juega un papel clave. Juntos podemos animarnos a crecer, y corregirnos si es necesario (I Tesalonicenses 5:11). Cuando no estamos creciendo ni recibiendo apoyo para ello, entonces, quizás es tiempo de movernos. De igual forma, cuando en nuestra vida estamos involucrados en actividades o hábitos que nos impiden crecer espiritualmente, entonces es hora de cambiar.

4. Tampoco olvides que eres alguien llamado a dar y servir a los demás.

Al mismo tiempo que tenemos que buscar intencionalmente formas de crecer (recibir) también tenemos que encontrar decididamente maneras de servir a otros (dar). Seríamos totalmente personas sin balance si solamente recibimos y no damos, o si únicamente damos y no recibimos. Gálatas 5:13,14 pone en claro que ahora somos libres para escoger servir a otros y no a nosotros mismos. Quizás en tu iglesia no encuentras un ministerio en el cual involucrarte, y lo mejor sería hablar con tus líderes para pedir que te tomen en cuenta. Es posible (lamentablemente) que no te tomen en cuenta, pero es no querrá decir que no existan formas de servir a otros. ¿Acaso necesitamos tener algún nombramiento para ser personas de intercesión, o amar a otros, o dar a los necesitados? Hay más de 20 ministerios que tú puedes hacer en tu iglesia (se mencionan en el Nuevo Testamento con expresiones «los unos a los otros», como hospedarnos, saludarnos, animarnos, etc.). Es importante que estés en una congregación donde puedas dar a los demás, y no convertirte en una persona centrada en sí misma.

5. Toma tiempo para orar por tus líderes.

Nadie dijo que los líderes son perfectos, que nunca se equivocarían o que no tendrían problemas. Por lo tanto, nadie dijo que no necesitarían apoyo y oración. Es más, los buenos líderes piden oración de los demás (Hebreos 13:17,18). Así que considera seriamente ser de soporte espiritual para tus líderes por medio de la intercesión. Generalmente esperamos que ellos oren por nosotros, pero ¿quién orará por ellos? Si puedes tomar el tiempo disciplinadamente para esto, quizás te des cuenta que la lucha no es contra ellos sino contra el enemigo que procura destruir la unidad de la iglesia (Efesios 6:12).

Cambiar de iglesia es una decisión importante, que no se debe tomar a la ligera. Por el contrario es importante tomar el tiempo para buscar la sabiduría de Dios. Al fin de cuentas, a él debemos nuestra lealtad, no precisamente a una iglesia local. Pero, por la misma razón, debemos ser buenos miembros y jugar el papel que nuestro Señor espera dentro de nuestras congregaciones. Haz tu mejor esfuerzo para que las cinco claves que te he compartido se cumplan y te orienten hacia la mejor decisión.

Por Howard Andruejol.

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