Puedes decidir que tu vida no sea así. Puedes decidir seguir a Jesús, en contra de lo que la corriente de este mundo te ha enseñado, incluso el mundo “cristiano”. Puedes decidir escuchar Su voz y asumir los riesgos necesarios para que tu vida hable de Dios a todos. Puedes ser un hijo de tu Padre. Puedes ser un inconformista de lo que te han enseñado y estudiar las Escrituras por ti mismo, absorber todo lo que puedas de ellas y compartirlo con una comunidad de cristianos que, como tú, tienen hambre y sed de justicia. Leer mucho y estar a los pies de los mejores maestros de todas las épocas del cristianismo, absorber sus experiencias, escuchar sus historias de fe y sus reflexiones, lo tienes al alcance de tu mano. Usa Internet, usa tu “ipod”, usa incluso libros. ¡Sí! Libros. Sobre todo los que han pasado la prueba del tiempo.

Puedes buscar a Dios, hablar con Él y preguntarle directamente. Involúcrate en tu comunidad de fe, sirve, sirve en tu casa, a tu familia, a tus amigos, puedes hacerlo, sirve, enfoca tu vida en amar a Dios y a la gente, regálales tus oídos, tu tiempo, tus fuerzas, tu amor. Ama y sirve. Ora.

Aprenderás mucho más con una hora de servicio práctico que con muchas horas de pura teoría. Piensa en tu misión y vive para ella. No olvides a aquellos que aún no le conocen. Tenlos siempre muy presente. Jesús lo hacía.

Involúcrate en tu sociedad. Sé diferente pero entre ellos, no te apartes de ellos, solo apártate del mal, Jesús oró por eso: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”. (Juan 17:15).

Y sobre todo no te apartes de Él. Búscale en tu intimidad, queda con tus amigos para estar con Él. Queda con tus amigos en el nombre de Jesús. “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. (Mateo 18:20).

No esperes resultados inmediatos, no seas “Fast Food”, las cosas importantes llevan tiempo. Desarrolla tu paciencia para disfrutar del camino que te separa de hoy hasta lo que Dios tiene para mañana. Entrega tu vida al Señor, cada día. Y hazlo todo como para Él.

¿Son muchas cosas? Genial, ¿Así que sí hay cosas que puedes hacer? Empieza entonces. Cambia tu corazón de piedra por uno de carne, de buena carne. Pídele ayuda al Señor. Ahora. No hay tiempo que perder.

POSTRES

  • ¿Cuál crees que es la voluntad de Dios para tu vida HOY?
  • ¿Qué crees que podrías estar haciendo esta semana y no lo estás haciendo?
  • ¿Por qué crees que no lo estás haciendo?
  • ¿Cómo puedes empezar a hacerlo?

LOS CRÍTICOS IGLEBURGUER: YO

¿Y quién soy yo para decir esto? ¿Acaso tengo derecho a escribir así? ¿Quién soy yo para enseñar a nadie? Yo, que vivo muchas veces una vida de “Fast Food”, que me mancho demasiadas veces con la grasa del pecado. Con un egoísmo insaciable que busca mi propio bienestar y un orgullo capaz de despreciar a otros con tal de sentirme mejor. Definitivamente no soy el más indicado para enseñar o motivar. Quizás todo lo que he escrito sea para enseñarme en primer lugar a mí mismo. Yo soy el primero que no debo descuidar mi manera de entender el evangelio. Sólo soy un músico que, por suerte o por desgracia, ha visto demasiadas ciudades, personas, e iglesias, y su manera de trabajar. Y no puedo quedarme sin hacer nada. No lo sé hacer.

Por eso observo y escribo. Por eso intento servir y cuidar a esta Iglesia de la que soy un miembro más, y de la que dependo. La admiro porque es la novia de mi Señor, y por eso no quiero que nadie la maltrate. Porque quiero ser un buen amigo del esposo, Por eso a veces me inquieto un poco. Sé que dependo de la misericordia de Dios cada mañana para cuidar mi propia vida ¿Estaré haciendo lo correcto con todo lo que he dicho? Solo le pido a mi Señor que esto pueda servir para ayudar a mucha gente. A mucha Iglesia.

Porque sé que muchos tienen estas inquietudes, las hablamos en la sobremesa. Y si he cometido algunos errores, perdón, sigo aprendiendo, lo he hecho pensando que era lo mejor. Y quizás el hecho de que aún sea joven te ayude a perdonar mis atrevimientos (Joven según el siglo XXI). Le pido al lector lo que Pablo nos aconsejó: “Examinadlo todo; retened lo bueno”. (1 Tesalonicenses 5:21).

Durante el proceso de escribir la igleburger he aprendido mucho, en primer lugar de mi mismo y mi condición. No me quiero posicionar desde la torre, donde puedo observar a vista de pájaro sin inmutarme. Sé que soy parte del problema, el problema está en mí: “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo”. (Romanos 7:18).

Pero sé que la solución también está en mí y en ti: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. (Gálatas 2:20).

Gracias Jesús, a Ti dedico este libro, a Ti dedico mi vida, por Ti quiero tener la comida basura por lo que es: Basura. Y deshacerme de todo peso que me asedia, para seguir corriendo la carrera que tengo por delante. Acepta esta ofrenda de un joven imperfecto. Te aseguro que me esfuerzo cada día por agradarte más. Ayúdame Señor Jesús.

“Señor, Tú lo sabes todo; tú sabes que te amo”. (Juan 21:17). Amén.

POSTRES

  • ¿Qué cosas son las más importantes que he aprendido de este libro?
  • ¿En qué aspectos me he sentido más identificado?
  • ¿Qué pasos puedo dar para vivir un cristianismo real?

Extracto del libro Igleburger

Por Alex Sampedro

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