El que anda entre gente creativa, algo se le pega. Así que procura pasar tiempo con personas que respetes por su habilidad para encontrar nuevas ideas. Perso­nalmente, intento reunirme de vez en cuando con ami­gos que trabajan en ese campo. Algunos trabajan en publicidad, diseño gráfico, otros son escritores, come­diantes (no profesionales sino con el don de contar chis­tes) y por supuesto, algunos son líderes juveniles. Aparte de eso, busco lecturas que puedan desafiar mis ideas. Me gusta leer libros de autores que escriben con un estilo diferente (Tom Peters es uno de mis favoritos). Entonces, si pasas tiempo con gente creativa, ellos serán una buena influencia para ti.

Conoce, compara y adapta. Cuando veas una idea creativa fuera de tu ministerio juvenil (incluso en otros campos no relacionados con la iglesia), trata de saber por qué es una buena idea. Si logras descubrir esa esen­cia, podrás pensar en algo similar para tu grupo juve­nil. Ahora bien, no te sugiero pensar en algo idéntico, porque tus jóvenes son únicos; pero que los conozcas te ayudará para saber cómo esta nueva idea, con ciertas modificaciones, podría generar el resultado esperado.

Además, no se trata siempre de ser creativos sino de lograr el propósito. Por eso, si pensaste que con encon­trar una nueva idea creativa y aplicar un par de conse­jos ya puedes ser un buen líder juvenil, es el momento de pedirte que dejes este libro para después y leas El ministerio juvenil efectivo de Lucas Leys. El ministerio no se trata de ti (y menos de tus ideas geniales) sino de los jóvenes (de llevarlos a la madurez). Es posible ser un genio creativo y no lograr que nuestros chicos sean edificados. Más bien, puesto que queremos que lleguen a ser todo lo que Dios desea que lleguen a ser, busque­mos las mejores ideas, estrategias, alternativas, proyec­tos, actividades, certámenes, lecciones que logren este propósito.

Piensa primero en objetivos y luego en creatividad. Esta última puede ser espontánea, pero generalmente funciona mejor cuando es planificada. Es más, tengo la impresión que después de leer los principios anteriores, este último se caerá por su propio peso. Entonces, así como harías un mejor trabajo en una disciplina depor­tiva si tomas el tiempo para entrenar y prepararte físi­camente, lograrás mejores resultados en el campo de la creatividad si dedicas tiempo para pensar. Por lo menos yo, cada vez que debo predicar u organizar un certamen, me beneficio mucho de tener un cuaderno donde pueda consultar y tomar anotaciones, y de leer una y otra vez las ideas que van surgiendo (trato de hacer esto durante varios días). Finalmente, cuando llega el momento preciso, tengo un buen panorama del rumbo que debo tomar, además de un generoso cú­mulo de ideas «peligrosas».

Extracto de «Consejos desde el Frente»

Por Howard Andruejol


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