¿Cual suele ser el obstáculo más grande para un ministerio de jóvenes efectivo?
Digamos lo que nadie se anima a decir: los padres.

Qué extraño, ¿no? Las personas que más se benefician de nuestro ministerio con sus hijos son frecuentemente los que crean el mayor dolor en nuestro ministerio.

¿Por qué están los jóvenes estresados? Los padres.

¿Quiénes están obsesionados con la educación, buenas calificaciones, exámenes, becas, universidad, etc.? Los padres.

¿Quiénes apoyan nuestros ministerios hasta que sus hijos tienen una experiencia negativa, o son disciplinados, o lastimados, o no les gusta el grupo de jóvenes, o la música, o su consejero, o el líder nuevo, o la forma en la que se maneja el grupo de jóvenes? Los padres.

¿Quiénes se quejan con el pastor, la mesa directiva, los diáconos, los ancianos, cuando algo sucede (que el autobús se descompuso, que llovió y las tiendas de campañas se inundaron en el proyecto, que alguien se lastimó), pero jamás salen de su camino para afirmar o animar cuando el ministerio va bien? Esos serían los padres.

¿Quiénes automáticamente se ponen de parte de los hijos en cualquier asunto que altera al hijo o a la hija sin importar si tienen o no razón y si eso es lo mejor para ellos? Los padres.

¿Quiénes les han enseñado a sus hijos a que los tiempos, las reglas, los límites y los pactos se guardan, a menos que no se guarden y entonces “no es la gran cosa,” o “era demasiado duro,” o “no era muy claro,” o “no es justo,” o “no se entendió,” o “era demasiado estricto,” o “todos rompieron la regla,” o “debería
haber sido aprobado por el pastor?” Los padres.

¿Quiénes se quejan que el grupo de jóvenes tiene demasiados programas? O ¿Quiénes se quejan que el grupo de jóvenes no tienen suficientes programas? Los padres.

¿Quiénes jamás hablan con sus hijos acerca del sexo? Los padres.

¿Quiénes esperan que los líderes de jóvenes hablen del sexo con sus hijos? Los padres.

¿Quiénes se quejan que los líderes de jóvenes hablan del sexo demasiado explícito? Los mismos padres.

¿Quiénes jamás les hablan de fe a sus hijos? Los padres.

¿Quiénes se quejan cuando su hijo no está interesado en la fe? Los padres.

¿Quiénes se quejan con el pastor, otro adulto y los líderes de la iglesia cuando “el tipo incorrecto de jóvenes” se presenta en el grupo de jóvenes? ¿Quiénes se preocupan de la influencia negativa que estos “jóvenes incorrectos” pudieran tener sobre sus hijos “correctos”? Adivina quién.

¿Quiénes creen que los grupos de jóvenes existen para crear jóvenes bonitos que conocen y se casan con otros jóvenes bonitos, que son animados a ir a universidades bonitas y obtienen bonitos trabajos y tienen niños bonitos que después crecen y conocen a otros jóvenes bonitos en el grupo de jóvenes? Los padres.

¿Quiénes son los primeros que piden tu cabeza cuando animas a sus hijos a preocuparse por su llamado antes de decidir su carrera universitaria? Los padres.

¿Quiénes están a favor de que sus jóvenes tomen en serio su fe? Los padres… mientras no tomen a Jesús demasiado en serio. Tomar a Jesús demasiado en serio significaría alterar los planes de los padres, o sus horarios de vacaciones, o les causaría a los padres cambiar sus estilos de vida, o peor aún, los sueños que papá y mamá tienen para sus hijos.

Así que, Mike, ¿eres anti-padres?

No, para nada.

¿Estás diciendo que todos los padres son así?

No, gracias al Señor… solo muchos de ellos.

Así que, hay excepciones.

Ciertamente, pero muy pocos.

Eso es demasiado pesimista.

Sí, lo es.

¿Qué hay acerca del ministerio de la familia?

Estoy completamente de acuerdo con eso.

¿Y..?

Solo que simplemente no hay suficientes familias haciéndolo… y es por lo que el ministerio de jóvenes es tan importante; pero, para ser honesto, el ministerio de la familia ni siquiera es bíblico.

¡¡¿Qué?!!

Jesús mismo les dijo a sus discípulos que él sería la razón por la que las familias se dividirían. Jesús mismo dijo que el seguirle a él podría significar un conflicto entre la lealtad familiar y la lealtad a él… y, cuando eso sucediera, había que escogerlo a él. Jesús está a favor de la familia a menos que intervenga en seguirlo a él. Nuestro trabajo no es hacer que las familias sean mejores; nuestro trabajo es animar a cada miembro de la familia a tomar a Jesús seriamente, sin importar el costo… aunque eso cueste la armonía familiar.

Con razón los padres frecuentemente son el obstáculo más grande para nuestros ministerios. Con razón nuestra seguridad en nuestros trabajos no es tan buena. Con razón el ministerio juvenil es un llamado peligroso… y con recompensa.

Por Mike Yaconelli

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