Hace un tiempo me di cuenta que la respuesta a cómo se libres del bullying se esconde en otra pregunta ¿Cómo es que alguien llega a ser la víctima de un agresor?

Esta segunda pregunta es muy importante y es difícil encontrar una sola respuesta correcta como en casi toda pregunta que valga la pena. Es imprescindible que comprendamos que no siempre lo más practico es identificar el por qué un violento se convirtió en agresor sino cómo capacitar a los jóvenes para liberarse de ellos.

La prioridad debe ser capacitar a los jóvenes a tomar las decisiones que los ayuden a enfrentar los actos de bullying. Es importante que como líderes los animemos y guiemos a encontrar estas herramientas. Mientras más tiempo pase un joven siendo víctima, más fuerte serán todos aquellos sentimientos que lo debilitan. Se sentirá desdichado, pobre, abandonado, frágil, culpable y muchas cosas más que no le dejarán ser una persona segura y feliz.

Nuestro mensaje debe ser:

  • No debes sentirte culpable por cómo eres o no eres, sino enfrentar lo que te sucede y fortalecerte en tus debilidades.
  • Recuerda que somos los únicos entre todos los seres vivos que podemos modificarnos a nosotros mismos.
  • Aunque no puedas controlar lo que otros, si puedes controlar tus reacciones.

Este es un buen mensaje que debemos compartir y repetir una y otra vez a las nuevas generaciones. Fuimos creados por Dios con la capacidad de modificar nuestras conductas y mejorar nuestro carácter. Esto es uno de los tesoros más valiosos que tenemos. La vida que vivimos puede ser mejor. Anima a tus jóvenes a que comprendan que lo que viven no tienen por qué vivirlo y que todo puede mejorar.

Decidir ser lo mejor que podamos ser, es enfrentar nuestras debilidades, aun no conociendo a ciencia cierta de donde proceden. No deben perder el tiempo en dejar de verse y comportarse como víctimas de sus realidades y hoy deben destruir lo que los condiciona de manera interior a reaccionar como lo han hecho hasta ahora.

¿POR QUÉ ME SUCEDE A MÍ Y NO A OTRO?

Esta es una pregunta increíblemente popular. Todos vivimos y viviremos situaciones injustas, que nos generaron y quizás nos continúen dando dolor al recordarlas, y nada podremos hacer para alejarnos de ellas, porque el vivir la vida, también incluye momentos injustos.

En la Biblia podemos leer: El rey hará justicia a los pobres del pueblo y salvará a los necesitados; ¡él aplastará a los opresores! (Salmo 72:4).

La vida está compuesta de momentos para reír y momentos para llorar, y vivir bien significa poder disfrutar lo que debemos disfrutar y enfrentar lo que nos lastima. No es posible vivir riendo toda la vida porque esto significaría que estamos evadiendo o negando los problemas, ni mucho menos, podemos vivir constantemente llorando por lo que nos sucede. Tenemos que tener la decisión de vivir cada cosa como debemos vivirla.

Hay tiempos para estar bien y tiempos para estar preocupado, pero debemos tener en cuenta que, si bien la vida involucra momentos de dolor, fuimos creados para ser felices. El problema no radica en desear que desaparezcan los momentos difíciles de enfrentar sino en ¿cuán acompañados están tus jóvenes para enfrentar lo que les cuesta enfrentar?

Él librará al indigente que pide auxilio, y al pobre que no tiene quien lo ayude. (Salmo 72:12)

Al hacer consejería pastoral y ofreciendo ayuda psicológica, me di cuenta que la queja de muchos, no estaba en la situación dolorosa que debían transitar, sino en la sensación de desprotección y soledad que se siente frente a estas situaciones. Los buenos resultados frente a la injusticia, el dolor y el abandono depende directamente de cuán acompañados estemos para enfrentarlos. De ahí, es que a mi parecer el liderazgo adquiere una importancia extrema. Los maestros que saben relacionarse con sus niños, preadolescentes y adolescentes de manera sana y que pueden sostenerlos en sus momentos de dolor serán los que realmente se conviertan en los líderes más efectivos.

Piensa en esto por un momento, muchas injusticias pueden transformarse en enseñanzas positivas para los jóvenes. Creo que los momentos de injusticia pueden ser buenos momentos de aprendizaje. Todo lo que vivimos nos sirve para crecer y ser mejores personas y pongo el énfasis en la palabra todo. Hay situaciones que luego de vividas nos damos cuenta que tuvieron la función de dejarnos una gran lección. Pareciera que hay una ley que dijera que los malos momentos dejan buenas enseñanzas.

Luego de pensar seriamente en las situaciones dolorosas podemos juntos transformarlas. Y por eso es tan vital hacer las preguntas correctas. Pregúntales a tus adolescentes o incluso a los niños: ¿Por qué crees que te está sucediendo esto?

Es importante que analicemos bien las causas. Primero diremos que no tienes la culpa por las acciones de los demás, pero no quiero que nos quedemos ahí, sino que podamos pensar un poco más allá.

ESA FUERTE DEBILIDAD

¿Sabías que muchas situaciones de bullying suceden porque las personas que reciben las agresiones son muy fuertes?

Muchos adolescentes que reciben agresiones se callan, no las comentan, las sufren en soledad, porque son muy fuertes y no reaccionan. Los débiles, por el contrario, saldrían gritando frente a la mínima presencia de solo una broma. Es que ellos son débiles y se quejan de todo, pero los que soportan silenciosamente es porque son más fuertes.

Claro que cada situación es distinta y depende de cada uno el parámetro porque todos, absolutamente todos, tenemos un umbral de tolerancia. Todos tenemos nuestro umbral que limita lo que podemos soportar y lo que no en cuanto al dolor, a soportar relaciones que nos lastiman, o conflictos constantes, etc. Por eso es que podrás conocer niños y adolescentes que son víctimas de situaciones que rozan lo intolerante y sin embargo ellos pueden convivir con ello sin problema. Porque su umbral es muy alto y por consiguiente no reaccionan rápidamente.

Algunos soportan pacientemente el bullying que les hacen, debido a su alta tolerancia al dolor y frustración. No es que no sean capaces sino por el contrario, pueden mucho, por eso pasan sus días sufriendo en silencio. Piensa bien en esto: ¿Cómo es tu umbral de tolerancia?

Los que tienen un umbral de tolerancia alto, no hablarán, no discutirán, lo mantendrán en silencio hasta que crucen su umbral y exploten. A estos jóvenes hay que enseñarles a que cuenten lo que les sucede. Por el contrario, a los que poseen un umbral bajo de tolerancia, se quejan constantemente por cualquier cosa, a estos hay que capacitarlos para que fortalezcan su carácter y no anden llorando por los rincones.

La tarea efectiva del líder debe ser moderar a los exagerados y escuchar más a los callados. Recuerda que pueden existir jóvenes que están siendo víctimas de la violencia en tu grupo pero no los escuchas porque por sus fortalezas no lo expresan, lo viven silenciosamente y van muriendo en su corazón de a poco.

Extracto del libro Bullying

Por Adrian Intrieri

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