Texto: DEUTERONOMIO 18 y 19 (leer con Biblia a mano)

OFRENDAS PARA LOS LEVITAS
¿Tienen herencias los levitas como el resto de las tribus de Israel? (18:1-2)
Entonces, ¿de qué viven? ¿Cómo se alimentan y se visten? (18:3-4)
¡Aaaaaaaahhhh!
¿Y por qué motivo ellos no recibieron herencia? (18:5)
Recuerda algo que ya hemos explicado en otras oportunidades: solamente los hijos de Aarón podían servir como sacerdotes. Ellos son llamados “sacerdotes” o “hijos de Aarón”. Los otros miembros de la tribu de Leví, los que no eran sacerdotes, eran llamados levitas y ellos servían como auxiliares de los sacerdotes. Y al no tener herencia entre las demás tribus, y estar a full sirviendo a Dios, tenían que ser sostenidos económicamente por las restantes tribus.
¿Y si un levita se mudaba? ¿Qué sucedía con él? (18:6-8)
Continuaba sirviendo a Dios en el nuevo lugar y era sostenido por sus hermanos israelitas.

EL PROTOCOLO DE SANTIDAD 5
¿Qué les advierte Moisés con respeto al ocultismo? (18:9-11)
1º. No practicar nada relacionado con el ocultismo (18:9-11).
El ocultismo trata de cosas secretas, poderes oscuros, relacionados con fuerzas sobrenaturales de origen demoníacas. O para decirlo más fácil: el ocultismo es un juego de demonios.
Por ejemplo: Videojuegos de terror, de rituales o de demonios. Grupos musicales cuyas canciones transmiten odio, rechazo, violencia, o en las cuales niegan o maldicen a Dios. Películas de terror ¡todas! Anime, manga, cómic, revistas o novelas donde explican y muestran cómo realizar hechizos, rituales, ataduras invocaciones o ensalmos, están influenciadas por demonios. Pactos de magia negra, blanca (o del color que fuere), astrología, “juegos” como la copa, charlie-charlie, ouija, juegos de rol con temáticas oscuras, satánicas o diabólicas… Y la lista podría continuar…
2º. Dios aborrece estas prácticas ocultas y satánicas (18:12).
A Dios le repugna cualquier cosa en la que directa o indirectamente intervengan demonios.
3º. Ser perfectos delante de Dios (18:13). No significa no cometer errores. Significa no contaminarte con aquellas cosas que Dios abomina, desprecia.

PROFETAS A QUIENES CONSULTAR
Dado que tienen prohibido consultar con brujos, magos, adivinos y parapsicólogos, ¿a quiénes pueden recurrir? (18:15 al 19)
¿Para qué contaminarte con el ocultismo si Dios te ha dado la gran bendición de su Palabra para que orientes tu vida?
¿Para qué enredarte con cosas de origen demoníaco si Dios te bendice con personas espirituales a quienes puedes consultar cuando tienes dudas?
¿Para qué intentar comunicarte o rezarle a los muertos si puedes hablar directamente con el Dios vivo?

¿Y cómo sabrían si el profeta es verdadero o mentiroso? (18:20-22)

CRÍMENES, MUERTES Y CASTIGOS
¿Qué homicida podía permanecer con vida? (19:4-5)
¿En qué sitios estaría a salvo? (19:1-3, 7 al 10)
¿De quién sería librado? (19:6)
¿Pero qué castigos aplicarían a los asesinos intencionales? (19:11-13)
Lee más acerca de las ciudades de refugio en “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Números Edición Completa. UN CÁNTICO COMO TESTIGO”.

Dios juzga según la intención. En este capítulo, ambas personas asesinaron a su hermano. Ambos son culpables de la muerte de una persona, pero uno no tuvo intención de matarlo, no tenía ninguna enemistad ni maldad en su corazón hacia la persona que murió, fue un accidente. El otro, en cambio tenía intenciones distintas, odiaba a su prójimo y deseaba su muerte. Era un asesino. El primero podía continuar con su vida quedándose en alguna de las tres ciudades de refugio. Al segundo, en cambio, había que matarlo. El mismo pecado. Distintas intenciones. Diferentes consecuencias.

Ante las acusaciones, ¿qué testimonios se tomaban en cuenta? (19:15)
¿Cómo actuaban con los testigos falsos? (19:16 al 21)
Ya no vivimos más en el tiempo del “ojo por ojo, diente por diente”, “si me pega le pego”, “si me escupe lo escupo” ¡No! Desde que vino Jesús, vivimos de otra manera y las actitudes de venganza fueron reemplazadas por las actitudes del perdón, el amor y la disciplina que corrige. No buscamos aplastar, hundir o matar personas, sean o no nuestros hermanos en la fe; buscamos bendecirlos, edificarlos o simplemente “soportarlos” en amor. Ésta debe ser nuestra actitud como hijos de Dios.

Extracto de «Serie Desafios Deuteronomio» por Edgardo Tosoni


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