Pasaje clave: Proverbios 16:1-3, 9, 16-17, 20.

Preocupaciones… Preocupaciones… Preocupaciones…

A veces las preguntas sobre el futuro (aunque sea un futuro inmediato) llegan a ser agotadoras. Por ejemplo, ¿te hiciste algunas de estas preguntas alguna vez?

  • ¿Me darán la beca del colegio?
  • ¿Podré conseguir una novia?
  • ¿Qué pasará si no apruebo mis exámenes finales?
  • ¿Me casaré?
  • ¿Y si alguno de los chicos me pide tener sexo, qué hago?
  • ¿Aceptarán mis padres al chico que me gusta?
  • ¿Podré adelgazar los 10 kilos que tengo de más?
  • ¿Alguna chica se fijará en mí?
  • ¿Cómo conseguiré un buen trabajo si las cosas están tan mal en el país?
  • ¿Me amará Dios?
  • ¿Seré importante para alguien?
  • ¿Podrán pagarme mis padres la fiesta de los 15 años?
  • ¿Y si me quedo sin viaje de estudio?
  • ¿Se terminará el mundo en 2012?

Preocuparte por tu futuro no es una experiencia divertida, sin embargo, puede ayudar en tu relación con Dios. Cuando no podemos ver el futuro claramente o le tenemos miedo, podemos aprender a crecer y depender de Él. Si has confiado tu vida al Señor, Él hará su perfecta voluntad en ti, aunque eso implique algunos cambios en los planes que hayas hecho. Proverbios 16:3 tiene un mensaje importante: “Encomienda tus obras al Señor y tus pensamientos serán afirmados”.

Hay decisiones que de antemano tienes que definir claramente y no cuando llegue el momento. Por ejemplo, de antemano tienes que decidir que no tomarás cerveza en la fiesta y que no aceptarás ninguna propuesta sexual. Pero hay otras decisiones que no las podemos preveer, entonces necesitas entregarle tus proyectos y tu futuro a Dios y dejar de preocuparte, porque si te mantienes en su voluntad, él abrirá puertas delante de ti y preparará caminos seguros por los que andes.

José en la cárcel, ¿sabía cuál sería su futuro? ¡No!

Daniel y sus amigos llevados como esclavos a Babilonia, ¿conocían el destino que les esperaba? ¡No! Pero permitieron que Dios controlara sus  vidas y tomaron las decisiones correctas.

No malgastes tu vida. Estudia, aprende, perfecciónate, vive cerca de la gente de fe, toma las decisiones correctas y entrégate a Dios, y tu futuro será bendito y todo te saldrá bien. Lo importante es permitir que Él controle tu vida.

Piénsalo.

Escribe dos o tres preocupaciones específicas que tengas. Entrégaselas a Dios, pídele sabiduría y esfuérzate en lo que tú tienes que hacer. Y del resto se ocupará Dios.

Por Edgardo Tosoni

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