Pasaje clave: Gálatas 5:25:26.

¿Cómo puedo andar en el Espíritu? ¿Qué significa?

Todos tenemos un juez condenatorio dentro de nosotros. Argumentamos: “¡Ese dice ser cristiano, pero mirá como vive!”. “Mi líder dice que tenemos que buscar al Señor, pero parece que él no lo hace, de lo contrario cumpliría con su palabra”. “¡Para ser cristiano como ese, prefiero quedarme en mi casa!”.

Me gusta el picarezco dicho: «¡Cuidado cuando señalás con el dedo, porque hay cuatro que te señalan a vos!». No quiero que charlemos sobre el juzgar, que sabemos por supu no le hace bien a nadie; quiero que lo hagamos sobre cómo debemos vivir los que queremos alcanzar un 10 en la vida cristiana.

¿A quién le gusta perder? ¡Qué depre, cuando por un cachito, te llevás un trimestre o toda una materia a marzo! Aunque parezca risueño en la vida cristiana algunos viven debiendo materias. Otros adeudan tantas materias que deben repetir el año; estos son los que normalmente tienen un mal testimonio. Quieren estar bien con Dios, pero no quieren dejar de vivir con «pecaditos» a los cuales aman mucho. Pero ¡cuidado! todo tiene un límite, se llega al punto donde no hay más oportunidad para rendir. ¿Qué quiero decir con esto? Que con Dios no se juega.

El apóstol Pablo nos dice en Gálatas 5:25: «Si vivimos por el Espíritu andemos también por el Espíritu». En otras palabras: si decimos que somos cristianos vivamos como Cristo vivió. Si leemos los versículos anteriores en el mismo capítulo 5 nos vamos a dar cuenta que el apóstol hace una tremenda diferencia entre los que viven según la carne (carnaza común) y los que viven según el Espíritu (cristianos de primera calidad).

La meta de todo hijo de Dios debe ser manifestar el carácter de Jesús en su vida. ¿Cómo podemos hacerlo? ¡Andando en el Espíritu! Es el Espíritu Santo, el mismo espíritu que estuvo en Cristo quien nos ayuda a ser como El. ¿Por qué Pablo tiene que decir en el versículo 26: “no nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros”?

¡Ah, pero esto a mí no me sucede, y en mi iglesia menos! Qué tal cuando alguien vive estrenando pilchitas, los demás se alegran o empiezan a criticarlo, queriendo en el fondo de su corazón aunque sea la mitad del nuevo «look». O cuando comienzan discusiones sin sentido, cuyo único fin es: «salirme con la mía, para que respeten mis ideas». O la otra, «nosotros somos los únicos que hacemos bien las cosas». Esto no es cristiano según la palabra de Dios.

En la vida de todos los días debemos elegir entre «andar en la carne» o «andar en el Espíritu». La carne te tira para el lado malo, cómodo, egoísta, rencilloso. El Espíritu te lleva a amar, estar bien con Dios y tus amigos y hermanos, a ser bueno. No podemos caminar por dos sendas a la vez. No podemos andar con Cristo y con el pecado al mismo tiempo. El problema se resuelve cuando «decidimos» «andar en el Espíritu». Dios no nos maneja como a marionetas; El espera que nosotros decidamos.

La guerra entre las obras de la carne (pecado) y el fruto del Espíritu (el carácter de Cristo) se va terminar recién cuando lleguemos al cielo. Pero recordá; vos elegis entre ser un cristiano carnal o ser con, ayuda del Espíritu Santo, un «buen cristiano».

Pero los modelos de cristiano que tengo no son muy buenos a mi criterio. Los modelos y criterios se desintegran cuando se pone en alto el modelo por excelencia: Cristo. Yo quiero ser como El.

Por Mary Eugenia De Martínez

Tomado de Revista Nivel 17. Año 4. Nº 20.

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