ENTONCES ¿QUÉ ES?
La iglesia es un cuerpo, pero no un cuerpo cualquiera. Es el cuerpo de Cristo. Puede parecer que la iglesia es un club, o un hospital, una empresa, o cualquier otra cosa, pero es mucho más. Quizás puede ser todo eso en apariencia, pero en el fondo no.
“Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular”. (1 Corintios 12:27).
“Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia”. (Colosenses 1:18).
“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. (2 Corintios 5:20).
Cuando Dios ve su iglesia, ¿Qué ve? Ve sus embajadores en la Tierra, los que deben seguir haciendo lo que Jesús hacía cuando estaba aquí. Ve su Espíritu en la iglesia para continuar con el trabajo de anunciar las Buenas Noticias. Ve un cuerpo que debe volver a tocar a los leprosos, sanar a los enfermos, liberar a los cautivos, dar vista a los ciegos.
Ve una comunidad que debe ser el cielo en la tierra, lo más parecido a lo que ocurriría si Jesús fuera el Rey, el presidente de este mundo. Representantes de Dios. Porque la gente cuando ve a la iglesia, quiere ver a Dios, y si no le representamos como Él se merece, las consecuencias son nuestra situación actual.
Ve un cuerpo que, aunque no estamos todos juntos físicamente, de una manera extraña, si estamos trabajando con un objetivo común.
Ve a su novia, su esposa, los que estarán con Él, los que se unirán a Él de una forma que aún somos incapaces de entender en su totalidad. Y ve cómo le amamos, cómo le admiramos. (Apocalipsis 21:9).
Ve amigos, sus amigos, personas a las que les encomendó la tarea más importante: decirle al mundo que Dios quiere que nos reconciliemos con Él, y por eso nos ha dado trabajo: El trabajo de la reconciliación.
Ve potencial, un potencial que Él ha sembrado, talentos que ha dejado en nuestras manos, y que no nos es permitido enterrar o esconder.
Ve una comunidad de Discípulos a su alrededor que quieren aprender de Él cada día más. Que tienen de Maestro al Creador. (Mateo 28:19-20).
Ve misioneros, que quizás no hacen grandes viajes o quizás sí, pero lo importante es que saben que viven en una misión, que son mucho más que trabajadores, o estudiantes, o evangélicos; son hijos de Dios y la Creación los está esperando. “Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios”. (Romanos 8:19).
Ve un pueblo diferente, con valores diferentes para vivir, relacionarse, pedir perdón, con bases diferentes para acercarse a otros. Ve gente sagrada, personas que saben que todo lo que hacen es en realidad para Dios. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”. (Colosenses 3:23).
Que no distinguen entre vida secular y cristiana porque son lo que son, estén donde estén. Ve una nación con objetivos muy diferentes a los de las otras naciones, con estructuras diferentes a las otras, constituida de forma diferente y con reglas diferentes.
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. (1 Pedro 2:9).
Jesús ve un cuerpo, su cuerpo, del cual Él es la cabeza, y quiere enviar órdenes a su cuerpo para que éste se mueva, corra y cambie el mundo. Él lo ve. Y para Él es real ¿Lo ves tú?
POSTRES
- ¿Qué es para ti la iglesia?
- Si eres parte de la iglesia, ¿Cuál es tu llamado?
- ¿Qué implicaciones prácticas tiene que seamos un cuerpo?
Extracto del libro Igleburger
Por Alex Sampedro