EL TERROR EN LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES

Cuanto más inmadura cognitiva y emocionalmente sea la persona, mayores serán los efectos nocivos del terror.

Édgar Reyna, psicólogo clínico, dice lo siguiente: “Ningún niño está apto o capacitado para ver cosas fuera de su madurez emocional, la psiquis de los menores aún es inmadura. Todo lo que su mente no pueda entender, no lo debe ver, y es que hay imágenes que la mente de los niños aún no puede digerir”.

Y agrega: “Algunos niños dicen que sí ven películas de terror y no les pasa nada, es porque entienden que es una actuación… pero esto es falso. Si no te pasa ahora, posiblemente te va a pasar cuando seas adolescente o adulto”.

Edgar Reyna también explica que el inconsciente absorbe todo y guarda todo, por lo tanto, los temores se pueden activar posteriormente. Estas emociones guardadas en el inconsciente en algún momento van a salir, y en algunos casos se convierten en psicopatologías.

La psicóloga infantil Marcela Tello, dice que los niños de hasta los 7 años no ven claramente la diferencia entre realidad y fantasía debido al desarrollo de su pensamiento. Por lo tanto, los filmes de terror pueden causar varios impactos y consecuencias negativas en su mente. Algunos llegan a tener temores tan fuertes que se convierten en traumas, en fobias descontroladas.

El trauma es el impacto, el shock, del miedo intenso que le provocó alguna película. Pero también se podría generar un estrés postraumático. Frente a algún evento, un sonido, personas o cualquier situación que conecte al niño con ese recuerdo, reviven ese mismo trauma, el mismo temor.  Según Tello, cuando esto sucede los niños necesitan terapia porque estas consecuencias son atemporales, pueden seguir por mucho tiempo. El estrés permanente deteriora la calidad de vida del menor, neurológicamente afecta las funciones psicológicas, la atención, la memoria, los menores se vuelven hiperactivos, muy inquietos.

“Cuando los niños ven ese tipo de películas, se vuelven sensibles, estresados, y esto se va acumulando”, dice la profesional.

LOS EFECTOS ESPIRITUALES DEL TERROR

Los eventos de terror no son nuevos, existieron siempre. Ya desde la antigüedad, las culturas paganas tenían sus propios “espectáculos” grotescos y horrorosos: empalamientos, crucifixiones, desmembramientos, decapitaciones, etc.

Y ni hablar de las plagas que Dios trajo sobre Egipto para liberar a Israel. Para los egipcios aquello fue terror en vivo y directo (Salmo 105:38, Jeremías 32:21).

Sin embargo, que haya existido, que exista y que continúe existiendo generando miles de millones de dólares, no lo hace más inocente. No lo suaviza ni lo vuelve más irrelevante. Y si bien la Biblia no habla específicamente acerca del terror, tal como lo definimos y conocemos hoy en día, sí habla acerca del miedo y de los generadores de miedo. Y claramente, el terror en cualquiera de sus expresiones, es miedo extremo en estado puro (Salmo 55:4-5, 88:15-16, 91:5).

Mientras que el miedo es una emoción humana perfectamente normal y natural, el terror es una experiencia extrema, autoprovocada e irracional que nos expone a un espectáculo audiovisual extremadamente perturbador, descarnado y estresante.

Y aún, al darse es un ambiente controlado (sala de cine, el propio hogar, etc.), sus efectos psicológicos pueden permanecer en el tiempo generando toda clase de perturbación emocional cuando a la experiencia aterradora le sumas una personalidad predisponente.

El horror desensibiliza también a la realidad del mal y a la realidad del mundo espiritual satánico cuando, de forma barata, se hace burla de lo diabólico tomándolo como un juego o tratándolo con liviandad. Nos creemos “muy modernos, inteligentes y racionales” como para creer en el diablo y en la realidad de los demonios. Sin embargo, la realidad es que los demonios existen y nunca juegan (1º Timoteo 4:1).

El terror de Halloween es controvertido por su carácter cada vez más macabro y oculto. Hoy más que nunca se enfatiza lo sangriento y aterrador. Los zombis, pontianaks, payasos asesinos, cadáveres mutilados y los horrores sobrenaturales se han convertido en algo habitual en las últimas dos décadas, a medida que los organizadores compiten para organizar la fiesta más terrorífica o emocionalmente más extrema.

Lee más acerca del espíritu de temor que opera en Halloween, y en todos los eventos relacionados al terror, en la FICHA 16.

No me sorprende en lo más mínimo que chicos y chicas sin Dios vean y consuman este tipo de películas, participen de diferentes eventos de terror o jueguen juegos de mesa o videojuegos de terror, lo que sí me sorprende es que sean los chicos y chicas cristianos quienes participen de lo mismo y lo consuman.

Piensa en los efectos psicológicos y espirituales que tienen los contenidos de terror: miedo, ansiedad, insomnio, insensibilización, pesadillas recurrentes, adicción (y, por lo tanto, la necesidad de experiencias cada vez más fuertes para alcanzar las mismas sensaciones), banalización de la violencia y la crueldad, indiferencia hacia el dolor ajeno, desconexión espiritual con Dios.

¿Realmente puedes “controlar” el consumo de terror? ¿O acaso la necesidad de seguir viendo y consumiendo terror te demuestra que ya has perdido el control y necesitas ayuda?

Piensa en los siguientes elementos típicos del terror: crueldad, sadismo, violencia, misoginia, posesiones diabólicas, demonios, abusos, violaciones, tormentos, perturbaciones, gore, desesperación, maldad, brujería, voodoo, invocaciones, rituales, sacrificios humanos, tortura…

¿En qué te edifican?

¿En qué aspecto de tu vida te hacen ser mejor de lo que eres?

¿Qué te aporta emocional, mental y espiritualmente hablando?

¿Puedes ver ese contenido, y luego adorar a Dios y darle gracias por lo que has visto y oído?

¿Cómo se relaciona todo ese contenido oscuro, degradante, diabólico y perverso con Filipenses 4:8?

¿Cómo conjugas tu vida espiritual en Dios con aquellos contenidos que abiertamente son anti-Dios?

¿Eres hijo de Dios en la iglesia y en el ministerio juvenil, y dejas de ser hijo de Dios cuando consumes terror? ¿O eres hijo de Dios las 24 horas, todos los días de la semana?

Tu espíritu, ¿no se incomoda, no se inquieta, cuando te expones deliberadamente a esos contenidos macabros?

Piénsalo por tu propio bien.

Extracto del libro “Halloween Un Mundo Oscuro”

Por Edgardo Tosoni

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