1. Incluyen a los padres

Tratar de interpretar a los adolescentes fuera del esquema familiar sería un cuadro incompleto. Por eso los líderes no deberíamos ponernos en situación de competencia con los padres sino aprender a trabajar juntos. Otra vez, es fácil decirlo ahora, pero la verdad es que tardé años en agarrar la onda. Me ayudó entender que la adolescencia no solo llega para los hijos, sino también les llega a los padres aun­que en un rol diferente de cuando les tocó el papel del mutante que tienen ahora por hijo. El punto clave para muchos es la llamada “brecha generacional”. Ser adoles­cente hoy no es lo mismo que ser adolescente en los sesenta y setenta, y esta rea­lidad tiene diversas consecuencias. Una es que muchas veces las dos generaciones no se entienden y por eso se aíslan: por un lado los padres y sus cosas y por el otro los hijos. El problema es que no podemos olvidarnos de que los adolescentes son personas “en proceso de formación”. Son inmaduros por sí mismos y necesitan del diálogo y la guía inteligente de los padres. Ese aislamiento o brecha muchas veces ocasiona que los padres les pierdan el rastro a lo que verdaderamente viven sus hijos. Los resultados de la encuesta publicada por Walt Mueller que aparece a con­tinuación nos muestran un ejemplo de lo que estoy hablando.

LO QUE ADOLESCENTES Y PADRES RESPONDEN DE LOS VICIOS

1. ¿Estás tomando alcohol? 66% dice que sí 34% cree que sí
2.¿Has considerado el suicido? 43% dice que sí 15% cree que sí
3.¿Estás fumando? 43% dice que sí 14% cree que sí
4. ¿Les cuentas a tus padres sobre sexo y novios? 36% dice que sí 80% cree que sí
5. ¿Has usado drogas? 17% dice que sí 5% cree que sí
6. ¿Has perdido la virginidad? 70% dice que sí 14% cree que sí
7. ¿Has pensado en irte de casa? 35% dice que sí 19% cree que sí

 

La tabla es un ejemplo de cómo muchos padres desconocen o mal interpretan las realidades de sus hijos: Ahora: ¿cuál es el rol del ministro juvenil? Es obvio que los cambios culturales han acelerado su ritmo y esto ha complicado las relaciones intergeneracionales y ampliado la tan citada “brecha”. De todas maneras, los líde­res juveniles sobresalientes tienen claro que la presente generación está clamando por desarrollarse positivamente en el marco de estabilidad, comprensión y amor incondicional que los padres deben brindarles. Digan lo que digan algunos que escriben que a los adolescentes ya no les interesan los padres; la relación entre padres e hijos adolescentes seguirá siendo una fuente de estima y valoración per­sonal y la relación base según la cual se desarrollarán todas las otras relaciones sociales. Por eso es vital que los líderes juveniles redescubran en los padres a los líderes naturales que Dios le dio a los adolescentes de su grupo juvenil. Hace poqui­to estaba en un pequeño debate y un conocido ministro de jóvenes habló con tanto desprecio de los padres que me vi forzado a contrariarlo en público. Es indispensa­ble que los líderes nos pongamos de su lado y no enfrente. Debemos ayudarlos a saber más acerca de cómo ayudar a sus hijos y ayudar a los hijos a ser más com­prensivos con sus padres. Los líderes que no entienden esto denotan que lo único en que está pensando es en sus programas y claro, así ven a los padres como obs­táculos para todo lo que les gustaría hacer.

Lo admito: trabajar con ellos no siempre es fácil. Yo tuve a Drácula y a la mujer vampiro como padres de mis adolescentes. Me acuerdo de esa señora que cons­tantemente se estaba quejando de su hija y me hacía sentir que yo tenía la culpa de que a ella le fuera mal en la escuela. Un día Ana se nos acercó al terminar una acti­vidad y nos dijo que su hermanita había nacido ese día y ya tenía que estar en su casa. Le dije que por qué no íbamos corriendo a verla y saludar a su mamá. Cuando llegamos encontramos que su padrastro (no el padre de Ana pero sí el padre de la beba recién nacida) estaba tan borracho que todavía no había podido ir a buscar a su esposa, ¡bah! Eso pensé. Cuando íbamos para el hospital Ana me contó que solo era el novio de la madre.

No siempre vamos a ser los mejores amigos de todos y en esa ocasión no me hice el mejor amigo de ninguno de los dos. Pero los líderes efectivos se esfuerzan en lograrlo. Siempre habrá al menos algunos buenos padres que enriquezcan al ministerio con una imagen de familia y le dé a otros padres mayor credibilidad res­pecto a lo que está sucediendo. Cuatro elementos para incluir en tu ministerio juve­nil respecto a los padres:

  • Información (Déjales saber lo que haces o quieres hacer)
  • Asistencia (Ofréceles ayuda. Talleres y seminarios de cómo tratar a los ado­lescentes les vienen muy bien)
  • Estímulo (Anímalos, es difícil ser padres de adolescentes)
  • Participación (Invítalos a participar en distintas actividades)

Extracto del libro “El Ministerio Juvenil Efectivo”

Por Lucas Leys

Lee el siguiente devocional de la serie: SEÑALES DE LÍDERES SOBRESALIENTES (PARTE 4)

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