¿QUÉ HAREMOS EL PRÓXIMO SÁBADO?

Dicen que la peor suposición es la que no se hace. Así que propongo que comencemos esta sección sacando a luz el siguiente postulado: Después de nuestras conversaciones en los previos once capítulos, el tema de la programación sencillamente tiene que ver con cuándo y dónde vamos a desarrollar las actividades que nos permitan implementar esos temas anteriores.

  • ¿Con qué palabras describirías hoy el calendario de actividades de tu ministerio juvenil?

Nuestro calendario de actividades necesariamente es un reflejo de los objetivos que estamos persiguiendo y las directrices que van a guiarnos en el camino. Cada año, cada mes y cada semana vamos a pensar y desarrollar actividades que nos permitan:

1. Cumplir las expectativas de Dios (una relación de amor con Dios, los cristianos y el mundo).

2. Dejar una huella en la vida de los jóvenes (a través de un liderazgo relacional).

3. Crear una comunidad de discípulos (por medio de conexiones líderes- jóvenes-jóvenes).

4. Facilitar y aprovechar el apoyo de los padres (incluyéndolos dentro de la familia extendida de los jóvenes).

5. Llevar a los jóvenes hacia la madurez (a través de un proceso de discipulado).

6. Modelar y enseñar una espiritualidad bíblica (enfocada en el carácter de Dios).

7. Hablar de Jesús con el mundo postmoderno (creando y aprovechando conversaciones espirituales).

8. Ser misionales (yendo a todas partes desde nuestro mundo).

9. Salir de las cuatro paredes (dando de nosotros mismos a través de los proyectos).

10. Involucrar a los jóvenes en la acción (a través de un proceso de multiplicación).

¡Quizás a primera vista te parezca que es demasiado! ¿Dónde vamos a incluir todo esto en nuestras actividades? ¡Solo tenemos cincuenta y dos fines de semana al año! ¡Es algo excesivo! Así parece, pero es más sencillo de lo que piensas.

Si te das cuenta, de los diez puntos que acabo de desglosar (que representan los diez capítulos anteriores de este libro), algunos de ellos sí se traducirán directamente en actividades o eventos. No obstante, otros tienen más que ver con la forma en que piensas acerca del ministerio juvenil; están más relacionados con tus paradigmas, tu filosofía de ministerio (por qué haces lo que haces). Así que estos paradigmas se convierten por un lado en directrices (que te dicen por dónde debiera avanzar el ministerio que diriges) y por el otro llegan a ser los valores de tu ministerio juvenil. De este modo, trabajar en la programación no es una cuestión de hacer trucos de magia para llenar el calendario de actividades, ni mucho menos de ver cómo hacemos para que todos los programas quepan en tan solo las trece semanas del trimestre. La programación tiene que ver con qué actividades o eventos representan el mínimo necesario a fin de avanzar hacia un ministerio juvenil efectivo.

Los programas y las actividades (con sus respectivos presupuestos y horarios) son el último paso de la planeación. Nunca comenzamos pensando en qué vamos a hacer si no sabemos para qué va a servir lo que haremos. «La programación no es la clave del ministerio juvenil. Conozco ministerios juveniles que se enfocan en los programas y no en las personas. Un programa es efectivo solo cuando el Espíritu Santo decide usarlo. El ministerio en realidad lo conforman los individuos. El ministerio juvenil está formado por líderes y jóvenes edificándose mutuamente».

Es evidente que no puedo darte una lista de «las diez mejores actividades del ministerio juvenil», ni tampoco de «las diez lecciones más impactantes para tu grupo». Cada grupo tiene su propia personalidad, su propia necesidad, sus propias oportunidades y sus propios líderes. Serás tú el que tiene que pensar de forma creativa en lo que puede ser útil, lo que funcionará, lo que está al alcance de tu ministerio. Mi aporte será guiarte a través de consejos que pueden ayudarte en esta aventura.

¡DE EVENTOS SEMANALES A PASOS DE CRECIMIENTO!

Por un momento trae a tu memoria las actividades que como ministerio juvenil desarrollaron durante el último mes.

  • ¿Tienes una idea muy clara de por qué se llevó a cabo cada una de estas actividades?
  • ¿Sabes si se lograron o no los objetivos que se pretendían alcanzar?
  • ¿Tenían algo que ver estos objetivos con las diez cualidades de un ministerio juvenil estratégico y audaz?

Es posible que las actividades hayan sido muy llamativas, los jóvenes hayan pasado un buen rato y tú hayas sobrevivido a la experiencia. Sin embargo, la pregunta fundamental es: ¿Cómo sabes que esta actividad llevó a tus jóvenes hacia un lugar importante en su vida espiritual?

En ocasiones pienso que nuestras actividades son como invitar a un grupo de amigos a dar un paseo en tu nuevo carro del año alrededor de la manzana. La primera vez resulta divertido, hay muchas cosas de qué hablar y el paseo es una experiencia bonita. No obstante, hacer lo mismo otra vez no tiene sentido ni propósito. Si no hay un lugar de destino a donde ir, ¿para qué vamos a subirnos a un vehículo a dar vueltas?

Extracto del libro “Estratégicos y Audaces”

Por Howard Andruejol

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