TERCERO: IMPACTO FÍSICO

Si no te cuidas, afectarás todo lo que haces. Esto puede parecer realmente simple, pero he conocido lí­deres juveniles por todo el mundo que están física­mente mal. No duermen lo suficiente, viven con una tensión increíble, y no comen bien. Es más, el único ejercicio que practican es ir y venir de la iglesia. Por tal motivo, dedícale tiempo al ejercicio físico, esto agregará la energía que necesitas. Nútrete con comidas balancea­das, esto te mantendrá saludable y te dará la disposición para dormir bien. Otra cosa: mantén el estrés al mínimo, esto eleva tu sistema inmunológico. Para concluir, sigue estas instrucciones:

  • Créate hábitos sanos de alimentación y ejercita tu cuerpo.
  • Aprende a decir no. Recuerda que no puedes ha­cerlo todo.
  • Aprende a desconectarte de todo para que duermas bien, pues necesitas descansar.
  • Sé ejemplo a tu familia y estudiantes en este com­portamiento sano.

CUARTO: DIRECCIÓN PRÁCTICA

Existen muchas lecciones de liderazgo que podemos aprender. Sin embargo, dos tienen la prioridad: la pri­mera, habilidad para delegar. Tu trabajo es enseñar, po­tenciar y dar lugar a otros. Tienes que aprender a delegar cosas para que otros se encarguen. Los minis­terios son más sanos cuando se concentran en el lide­razgo y en aprender a cómo conducirse. La segunda, aprender a priorizar. Stephen Covey habló sobre el li­derazgo Quadrant II en su libro Los sietes hábitos de la gente altamente efectiva. Aquí habla sobre la necesi­dad de aprender a determinar dónde debes invertir tu tiempo y energía. En resumen, darte cuenta de qué cosas puedes o no hacer y ser capaz de decir «No» sin sentir temor de pedir ayuda a otros e incluso adquirir más liderazgo. Si aprendes estas dos cosas, cambiarás la forma en que lideras. Te lo aseguro. Ahora bien, para terminar este paso, sigue estos consejos:

  • Delegar es un proceso y requiere tiempo, de modo que no corras, pero tampoco lo evites.
  • Descubre tus dones y capacidades. Explota las áreas fuertes y luego busca personas que te ayuden en las débiles.
  • Aprende de otros, recuerda que no lo sabes todo.

Para concluir, aunque no es muy difícil escribir sobre esto después de veinte años de experiencia, lo cierto es que continúo en la batalla de evitar caer en errores y también de afrontar las consecuencias cuando fallo. Si quieres aprender y ser mejor, no ignores estas cosas. Re­cuerda cuidar de ti mismo para que puedas impactar positivamente y por un largo tiempo las vidas de quie­nes hacen parte de tu ministerio.

Extracto de «Consejos desde el Frente»

Por Russ Cline


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