EJEMPLO DE PLANIFICACIÓN: DIOS ES CREADOR

Te dejo aquí un ejemplo de planificación como los que puedes encontrar en este libro: Pasaje bíblico: Génesis 1.1-31. En el libro de Génesis se narra cómo fueron creados los cielos y la tierra, las plantas, los animales, el hombre y la mujer. Dios creó el mundo en seis días, y el séptimo día Dios descansó. Cuando creó al ser humano se dio cuenta que había hecho algo muy bueno.

Pregunta para nosotros: ¿Cuál fue el trabajo que más te ha costado hacer (algún video, armar un juguete, una tarea de la escuela)? ¿Qué sentiste cuando lo terminaste?

Conociendo más a Dios: A Dios le tomó seis días CREAR el mundo, pero al terminar se sintió muy satisfecho con lo que había hecho. Conocemos que Dios es nuestro Creador y nos dio ese gran regalo de la CREATIVIDAD para poder hacer cosas. Cada vez que crees algo, acuérdate de tu Dios Creador.

Actividad de introducción: Juguemos al «escondite». Cuenta hasta 20 y alguien va a esconder un racimo de uvas (real, de plástico, o dibujado). Entre todos vamos a buscar este ramo de uvas hasta encontrarlo. Observemos qué actitud tenemos cada uno durante el juego.

Conectemos: Moisés envió a unos espías para ver cómo era la tierra prometida. Al regresar, la mayoría venían con una actitud de miedo, porque habían visto gigantes y muchos problemas. Pero dos de los espías vinieron con una actitud de esperanza y con un gran racimo de uvas, y otras frutas.

Conversación inicial: Cuando tienes un reto importante, ¿piensas más en los problemas que enfrentarás, o en los beneficios que obtendrás?…

…Y así continúa la actividad. ¿Has notado el uso que se hace de la experiencia de jugar al «escondite», y de las preguntas que les van planteando a los niños?

Ten en cuenta que las preguntas son poderosas, pero pueden ser inefectivas si no entendemos cómo usarlas bien. Se debe escuchar muy detenidamente para descubrir qué cosas les interesan a los niños y, de ese modo, poder hacerles buenas preguntas. Uno de mis mejores amigos me compartía hace poco lo difícil que era para él hacerle preguntas a su hijo. Su hijo fue diagnosticado con déficit de atención, y por lo tanto su tiempo de atención en una conversación podía ser muy corto. Él me decía que le preguntaba a su hijo: «¿Cómo te fue en la escuela?», queriendo iniciar una conversación significativa con él, y él le respondía: «Bien, ¡¿pero tu sabes que veinticinco más veinticinco por dos hacen cien?!». Mi amigo se ponía triste por no lograr tener una conversación significativa (al menos desde su punto de vista) acerca de cómo le estaba yendo a su hijo en la escuela…

En determinado momento se dio cuenta que lo que él debía hacer era seguir la conversación en base a la pregunta de su hijo. Por ejemplo, podría contestar: «Tienes razón, veinticinco más veinticinco por dos es cien. ¿Cómo fue que llegaste a eso?», y seguir la conversación a partir de allí… Mi amigo ha estado empleando este sistema de seguir intencionalmente las conversaciones tomando en cuenta las preguntas de su hijo, y el cambio ha sido dramático, tanto en el contenido como en la duración de las conversaciones. ¡Las preguntas pueden ser una forma maravillosa de encender el aprendizaje!

TEORÍA

La teoría se refiere al conocimiento nuevo que queremos agregar a lo que los niños ya saben. Aquí puede estar incluida la predicación, el pasaje a aprender, el concepto a transmitir, etc. En esta fase creo que somos expertos en la iglesia… ¡el problema es que iniciar directamente con la teoría no genera mucho aprendizaje!

Un consejo en este punto es que un niño tiene un tiempo de atención más o menos igual a la edad que tiene. Por ejemplo, para un niño de 8 años el tiempo de atención es de 8 minutos. (Esto no es siempre exactamente así, pero es una buena regla para dosificar el tiempo que destinamos a «hablarles» a los chicos). Lograr mantener la atención de los alumnos, y lograr que retengan lo aprendido, son dos retos importantes. Miremos a continuación varios métodos de enseñanza con sus respectivos porcentajes de retención (estimados).

La pirámide del aprendizaje

  • Lectura de materiales: 10 %
  • Escuchar una Conferencia (prédica, clase, reunión, etc.): 20%
  • Presentación visual de la teoría: 30%
  • Demostración audiovisual: 50%
  • Debate/Discusión de grupo: 75%
  • Enseñar a otros/Aplicación de la teoría a la práctica: 90%

Como podrás observar, escuchar solo produce un 20% de retención de lo enseñado. No creo que sea el mecanismo de aprendizaje más efectivo para usar con niños. Sin embargo, tristemente es el más popular entre las escuelas de hoy. Las presentaciones visuales o audiovisuales mejoran el porcentaje de retención de lo enseñado, pero aún son porcentajes bajos, porque todos estos son mecanismos de aprendizaje «pasivos». ¡Yo no quisiera que un mensaje tan importante como el de la Biblia lo rebajemos a estos estándares!

Es interesante notar que los mecanismos activos, como la discusión y el aprender haciendo, generen porcentajes de retención más altos. Por eso a mi me gusta que enseñemos sobre la Biblia siempre en grupos pequeños, porque allí se da mejor la posibilidad de experimentar con estos mecanismos de enseñanza.

Hay una estrategia de enseñanza que personalmente siempre me ha parecido fascinante por lo efectiva que es. Produce un 90% de retención… ¡eso es muchísimo! Esta técnica consiste en enseñar lo aprendido a otros. ¿Cómo podríamos hacer que nuestros alumnos/as empleen esta técnica? Pues, por ejemplo, podríamos motivarlos a que le enseñen a sus amigos y/o familiares lo aprendido durante una reunión.

¡La teoría no debe ser aburrida! Pablo le recomendó a Timoteo que le agregara un poco de condimento a sus palabras. ¡Creo que Pablo había aprendido eso después de que algunos se durmieran en sus extensas predicaciones! Tomémonos la tarea de agregarle un poco de condimento al mensaje que demos. Después de todo, ¡una persona feliz aprende mucho mejor que una persona aburrida!

Esto, aunque no lo creas, es cierto a nivel científico. El cerebro se reconfigura hacia el aprendizaje cuando se encuentra en un estado de felicidad y tranquilidad. Por otro lado, la ansiedad y el estrés son dos de los inhibidores más fuertes del aprendizaje en el cerebro humano. ¡Recuérdalo la próxima vez que prepares tu lección!

Extracto del libro Manual de Consejería Para el Trabajo Con Niños.

Por Willy Gómez

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