MANOS A LA OBRA: HECHOS 4:1-13

Trasfondo

Lee Hechos 1-3 para establecer el contexto del pasaje. Aquí tienes un resumen si estás falto de tiempo:

  • Hechos 1: Jesús, justo antes de ascender al Padre, les dice a sus discípulos que vayan a Jerusalén y esperen hasta que el Espíritu Santo llegue.
  • Hechos 2: El Espíritu Santo aparece, y la iglesia explota.
  • Hechos 3: Recién facultados por el Espíritu Santo, los apóstoles empiezan a hacer las cosas que Jesús hacía, incluyendo sanar a las personas, como a un mendigo que estaba cojo desde su nacimiento. Eso atrae la atención de algunos líderes judíos que pensaban que ya se habían desecho del amenazante Jesús.

DIOS, MUÉSTRAME

Debido a que Hechos es un libro histórico, podemos hacer alusión a personas, lugares, acciones, y tiempo para darnos un marco de referencia que nos ayude a comprender el pasaje. A medida que leas el pasaje a continuación, busca los “¿Quién?, ¿Qué?, ¿Cuándo? y ¿Dónde?”. Marca cada una de esas respuestas con un símbolo en particular. Considera la posibilidad de usar una estrella de David para señalar a los líderes judíos y un Ichthus (símbolo del pez que representó a los cristianos) para marcar a los apóstoles, dos de ellos claves al responder el ¿Quién? de este pasaje.

Ahora pídele a Dios que te muestre lo que él quiere que notes, y empieza a excavar en el pasaje usando las 6 preguntas: “¿Quién?, ¿Qué?, ¿Cuándo?,¿Dónde?, ¿Por qué?, ¿Cómo?”

Mientras Pedro y Juan le hablaban a la gente, se les presentaron los sacerdotes, el capitán de la guardia del templo y los saduceos. Estaban muy disgustados porque los apóstoles enseñaban a la gente y proclamaban la resurrección, que se había hecho evidente en el caso de Jesús. Prendieron a Pedro y a Juan y, como ya anochecía, los metieron en la cárcel hasta el día siguiente. Pero muchos de los que oyeron el mensaje creyeron, y el número de éstos llegaba a unos cinco mil. Al día siguiente se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los maestros de la ley. Allí estaban el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan, Alejandro y los otros miembros de la familia del sumo sacerdote. Hicieron que Pedro y Juan comparecieran ante ellos y comenzaron a interrogarlos: — ¿Con qué poder, o en nombre de quién, hicieron ustedes esto?

Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió: —Gobernantes del pueblo y ancianos: Hoy se nos procesa por haber favorecido a un inválido, ¡y se nos pregunta cómo fue sanado! Sepan, pues, todos ustedes y todo el pueblo de Israel que este hombre está aquí delante de ustedes, sano gracias al nombre de Jesucristo de Nazaret, crucificado por ustedes, pero resucitado por Dios. Jesucristo es «la piedra que desecharon ustedes los constructores, y que ha llegado a ser la piedra angular». De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos. Los gobernantes, al ver la osadía con que hablaban Pedro y Juan, y al darse cuenta de que eran gente sin estudios ni preparación, quedaron asombrados y reconocieron que habían estado con Jesús. (Hechos 4:1-13).

Una vez que hayas marcado el pasaje, observa nuevamente tus marcas y símbolos. Eso señala una riqueza de hechos sobre las dos partes más importantes de este pasaje. Sube otro nivel de comprensión, toma un papel y confecciona una lista de todos los hechos que encuentres sobre los líderes judíos y los apóstoles.

Debido a que hay un elemento de tiempo en este pasaje, tal vez desees organizar tus listas en día uno y día dos, anotando quién se encontraba en qué día y qué estaba haciendo. Asegúrate de registrar a aquellos que más probablemente aparecerán en cualquier pasaje de la Biblia: Dios, Jesús y el Espíritu Santo.

Revisa tus listas y quédate considerando los hechos por unos minutos más. Sigue pidiéndole a Dios que te muestre qué es lo que él quiere que veas. Pregúntate: «¿Por qué ha quedado registrado este evento en la Biblia para mí?». Haz un círculo, pon una estrella o anota cualquier detalle que te resulte destacable. Y eso es todo por ahora. Observaste los hechos fundamentales de Hechos 4:1-13. Si te preguntas: ¿y entonces qué?, estás listo para la siguiente petición: «Dios, enséñame».

Extracto del libro Cómo Enseñar la Biblia Con Creatividad

Por Barry Shafer

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