¿De Qué Se Trata?: Cuatro claves para que los adolescentes ganen el corazón de sus padres.

1. Di y Demuestra.

1º Juan 3:18. Tal como los adolescentes, los padres también quieren oír la frase «Te amo». Ellos quieren saber si sus hijos se preocupan por ellos. Pero las palabras no son suficientes. Los padres también quieren ver el amor de sus hijos hacia ellos.

¿Qué podrían hacer los adolescentes día a día para decir o demostrar el amor hacia sus padres? En la clase o en el devocional, desafía al grupo con esa pregunta. Y en alguna clase más adelante pide a algunos voluntarios que compartan cómo está yendo su método de «di y demuestra» y que cuenten el impacto que está causando en sus hogares.

2. Si.

Muchos chicos hoy en día hacen todo lo contrario de lo que sus padres piden. Imagina como se sentiría un padre si el adolescente le dijera simplemente «si, papá» a un pedido. Habiendo mencionado recién el «di y demuestra», piensa acerca de Juan 14:15 donde Jesús dijo: «Si me amas, guardarás mis mandamientos».

Ayuda a tu grupo a ver cómo evitar hacer del hogar un campo de batalla y a que respetar la autoridad puede tocar el corazón de sus padres y cambiar la relación familiar.

3. Gracias.

Provéele a tu grupo de papel, sobres y lapiceras y luego haz que completen la frase «Te agradezco por…». Sin un límite de tiempo deja que tus jóvenes escriban una carta de agradecimiento para sus padres que sea abierta y expresiva. Diles que les agradezcan a ellos empezando por lo más insignificante hasta lo más importante.

4. Llamadas Inesperadas.

«Má, ¿podrías venir a recogerme?», «Necesito algo de dinero», «¿Podrías llevarme a mí y a Laura al shopping después de clases?», «Me siento enferma, necesito que me revises.», » Solo te llamé para decirte que te amo y que estaba pensando en ti.»
¿Cuáles de las frases mencionadas resultan más extrañas para un adolescente? ¿Puedes ver la sonrisa y la sorpresa en el rostro del padre que recibe el llamado «solo llamaba para decirte…»? La madre probablemente pasará la tarde en el teléfono llamando a sus amigas para presumir sobre este extraño comportamiento.

  1. Acéptalos tal como son, ¡aunque no los entiendas!
  2. Escucha sus consejos y sus enseñanzas (siempre que no sean perjudiciales para tu vida o que vayan en contra de la Palabra de Dios).
  3. Sé un hijo sabio (Prov. 10:1, 12:5; 13:1).
  4. Cuando haya violencia no reacciones con violencia (Prov. 15:1, 24:29). En lo que dependa de ti tienes que estar en paz. Tú sabes qué palabras, comentarios o actitudes desatan la bronca, ¡no las uses!
  5. Nunca hables mal de tus padres. ¡Con nadie! (Prov. 23:22).
  6. Obedécelos (siempre y cuando sus órdenes no sean perjudiciales para tu vida o vayan en contra de la Palabra de Dios) (Ef. 6:1). Practica el «Sí, papá…», «Sí, mamá…», en lugar de la queja y la protesta.
  7. Hónralos, respétalos y valóralos.
  8. No te enfoques en lo mucho o en lo poco que te den. Sé agradecidos con ellos.
  9. Reconoce sus esfuerzos. Mira sus virtudes y no solo sus defectos.
  10. Demuéstrales que los amas. Hay muchas formas en la que lo puedes hacer:

Diciéndoselos, escribiéndoles una carta, haciéndoles un regalo, obedeciéndolos, siendo una ayuda para ellos y no una carga, abrazándolos y dándoles un beso, pidiéndoles perdón, etc. Una idea, de las muchísimas que hay, es esta: Escríbeles una tarjeta con el siguiente encabezado, «Te Agradezco por…», y a continuación pon todos los motivos que se te vengan a la cabeza. Otra idea: «Solo llamaba para decirte que te amo y te extraño».

  1. Ora por ellos.
  2. Perdónalos por sus errores, carencias, actitudes, comentarios o indiferencias. Cuando perdonas te sanas a ti mismo y eres libre para amarlos.
  3. Conócelos más. Descubre cuáles son sus necesidades y gustos. ¡Y sorpréndelos con algún obsequio especial!
  4. No los provoques haciendo cosas que van a causar problemas.
  5. No les mientas. Se sincero con ellos. Gánate su confianza en vez de perderla.
  6. Sujétate a ellos. Pero no permitas que te maltraten, te golpeen o intenten abusar de ti. Nadie tiene derecho a lastimar tu vida.
  7. Trátalos de la manera en que te gustaría que ellos te traten a ti (Mt.7:12).
  8. No los manipules con reproches, amenazas o lágrimas. Acepta sus limitaciones. No son perfectos.
  9. Sus errores no justifican tus actitudes de desobediencia ni tus rebeldías.
  10. Si ya eres mayor de edad (+21 años) no esperes que tus padres te sigan manteniendo. Colabora en lo económico con ellos. Asume responsabilidades, en lugar de vivir reclamando y exigiendo. ¡Madura!

Por Edgardo Tosoni

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