¿POR QUÉ LA GENTE SE METE EN PROBLEMAS DE DINERO?

Los problemas de dinero, y en especial las deudas, están trayendo niveles altísimos de dolor y estrés a los individuos y parejas de todo el continente. Lo increíble es que, en la mayoría de los casos, el endeudamiento es algo que se puede evitar ¡Tú no tienes que pasar por el mismo dolor que han pasado tus padres, o que pasarán muchos de tus amigos y amigas!

Recuerdo que cuando mi esposa y yo descubrimos los materiales escritos por el doctor Larry Burkett, nosotros estábamos debiendo más de 75.000 dólares, ¡y llevábamos tan solo 3 años de casados! Yo tenía unos 28 años y mi esposa 23. Nunca más deseo pasar por el dolor que sufrimos para salir de nuestras deudas y, sinceramente, no te lo deseo a ti tampoco.

Si me haces caso, como ya lo han hecho miles de jóvenes del continente, nunca estarás en esos apuros. Nunca conocerás el dolor de la esclavitud. Exploremos juntos este tema. Primero, veamos la razón por la que la gente cae en deudas…

Muchas veces he encontrado que la razón por la que la gente ha caído en deudas es porque se ha «estirado» económicamente más allá de lo que debía. Por ejemplo, ha comprado o alquilado una casa más grande de la que tendría que haber comprado, o ha adquirido un auto más caro del que tendría que haber adquirido, o ha hecho un negocio en el que no se tendría que haber involucrado…

Al principio el individuo no sufre las consecuencias de estar gastando más de lo que debiera porque hay gastos que no ocurren todos los meses. Por ejemplo, el auto no se rompe todos los meses, la casa no tiene problemas todos los meses, la familia no se enferma todos los meses… sencillamente, las emergencias no vienen a nuestras vidas todos los meses.

La gente generalmente me dice: «Andrés, caímos en deudas porque nos vino una situación inesperada». Y yo pienso: «¡Lo inesperado no sería tan inesperado si lo estuvieras esperando!» Las cosas «inesperadas» van a venir a tu vida. ¡Espéralas! Somos seres humanos. Crecemos, vivimos, nos movemos; cosas inesperadas nos van a ocurrir. Sabiendo esto, existe una sola forma de prepararnos para lo inesperado: ahorrando con regularidad.

A partir de hoy debes tomar aunque sea el cinco por ciento de tu DD, y colocarlo aparte para situaciones inesperadas. Como lo dijimos antes: debes crear un «fondo de emergencia». Tu meta es lograr tener en efectivo, ya sea en una cuenta de banco o debajo del colchón, el equivalente a por lo menos dos o tres meses de salario. Si, por ejemplo, ganas 800 dólares al mes, tu meta debería ser tener entre 1.600 y 2.400 dólares en dinero en efectivo, como fondo de prevención para situaciones inesperadas.

Por supuesto que existen excepciones a la regla, pero si estamos comprando de «fiado», si hemos caído en las manos de prestamistas, o sufrimos bajo la opresión de las tarjetas de crédito, es muy probable que sea porque no estamos ahorrando con regularidad, y porque estamos teniendo cosas que no deberíamos tener de acuerdo al nivel económico al cual pertenecemos (tomando en cuenta nuestro DD). Recuerda: tú no puedes tener en tres años lo que a tus padres les tomó treinta acumular.

¿CÓMO EVITAR PROBLEMAS CON LAS DEUDAS EN TARJETAS DE CRÉDITO?

El uso de las tarjetas de crédito se está convirtiendo en un verdadero dolor de cabeza. Las tarjetas y las deudas se acumulan y, juntamente con ellas, las tensiones personales y familiares. Recordemos que ya en Proverbios 22.7 se nos advierte que «…el que toma prestado es siervo del que presta».

La deuda total de los consumidores norteamericanos ha llegado a un poco más de 11 billones, trescientos ochenta mil millones de dólares («eleven trillion» en inglés). Más de 8 billones en hipotecas, y el resto en deudas de consumo (deudas obtenidas por cosas que pierden valor a través del tiempo, como la televisión, la computadora, un auto o cosas por el estilo)… Serían unos 144 Montes Everest, uno encima del otro… ¡y eso es con UN solo billón! ¡Ahora multiplícalo por once!

¿Y cómo andamos los latinos? No mucho mejor. El crédito fácil ha sido un veneno para muchas de nuestras familias. Por un lado, porque muchos de nosotros crecimos en un pasado donde tener crédito era solo una cosa de ricos y, entonces, nunca aprendimos a manejarlo. Por el otro, las oficinas de mercadeo en estos días promueven la idea de «compre ahora y pague después»: una filosofía de consumo peligrosa. Así que, antes de «tarjetear» debes tomar en cuenta ciertos principios económicos para no tener jamás problemas con el uso de tu crédito.

Primero, consíguete una tarjeta de débito y úsala como si fuera dinero en efectivo: la mayoría de los bancos respetables el día de hoy tienen tarjetas de débito asociadas a las cuentas de cheques. Estas tarjetas funcionan en los comercios de la misma manera que las de crédito. En realidad, a veces es difícil saber la diferencia. Cuando empiezas a trabajar, abre inmediatamente una cuenta de ahorro o una cuenta de cheques que te permita tener una de estas tarjetas.

De ese momento en adelante, puedes llevar mucho menos dinero en efectivo encima, reducir el peligro de que te roben todo tu salario en la calle y comprar con la tarjeta de débito de la misma manera que lo harías con una de crédito. La ventaja: cuando se acabó tu dinero en la cuenta, también se acabó la posibilidad de que sigas gastando.

El doctor Art Markman dice en un artículo para el sitio web Psychology Today que uno realmente gasta más con la tarjeta de débito o crédito que usando dinero en efectivo solamente. Esa ha sido mi experiencia también. Esto tiene que ver con la forma diferente en la que experimentamos el pagar con dinero contante y sonante, o bien firmar un papelito que dice que tenemos un compromiso pagadero en cuarenta y cinco días. ¡Usa efectivo lo más que puedas! Si no, usa una tarjeta de débito.

Sin embargo, hay veces en las que conviene usar una tarjeta de crédito. Por ejemplo, cuando reservamos una habitación de hotel o hacemos una reserva para rentar un auto. Muchos hoteles, cuando uno recién entra, le toman la tarjeta para hacer una «reserva» de dinero por los gastos que uno tendrá durante la estadía.

Si usas una tarjeta de débito, eso puede bloquear una buena cantidad de dinero de tu cuenta de cheques. Lo que yo hago, es que coloco mi tarjeta de crédito cuando llego al hotel y, al final de mi estadía, la cambio por mi tarjeta de débito para pagar en efectivo por mis gastos reales. ¡Debes tener mucho cuidado al usar la tarjeta de crédito! A continuación, te doy otros buenos consejos que me han sido útiles a lo largo de la vida:

1. Nunca compres algo con la tarjeta que no esté en tu plan: cuando te encuentres frente a la posibilidad de una compra, considera si lo que vas a comprar está dentro de tu plan. Si no está dentro del plan económico que has hecho, da media vuelta y márchate. El único problema que este principio trae asociado es que muestra una realidad en nuestras vidas como latinoamericanos: ¡primero debemos aprender a ordenarnos! Nunca desvistas a un santo para vestir a otro. Si estás comprando comida, ropa y otras necesidades básicas de tu familia a crédito, es que te has gastado primero ese dinero en algún otro lado. Pregúntate: ¿por qué no tenemos el dinero disponible?

2. Comprométete a pagar cada mes el ciento por ciento del balance: haz ese compromiso hoy mismo. Prométete que cuando llegue el fin del mes, pagarás siempre todo lo que cargaste en la tarjeta durante el mes y, de esa manera, nunca pagarás intereses. El día de hoy, con el alto interés que están cobrando las tarjetas y lo pequeño que es muchas veces el pago mínimo, si uno hace solamente ese pago no saldrá fácilmente de su esclavitud económica. Aun más, en algunos casos específicos, si uno hace el pago mínimo que indica la tarjeta, en realidad no solo no avanzarás en la reducción de tu deuda, sino que ¡te continuarás hundiendo!

3. Si no puedes manejarla, comprométete a no usar más tu tarjeta de crédito: si uno ha hecho el compromiso de pagar cada mes todo lo que coloca en la tarjeta de crédito y, de pronto, hay un mes en el que no puede cumplir con su promesa, entonces uno debe aplicar este tercer principio que es, en realidad, una buena forma de practicar nuestras habilidades como chef… Esta es una receta de cocina que me pasaron hace algún tiempo atrás:

  • Calienta el horno a fuego mediano hasta llegar a los 170° C (350° F).
  • Prepara una bandeja para pizza y úntala con aceite o manteca.
  • Coloca tus tarjetas en la bandeja, y coloca la bandeja en el horno por quince minutos.
  • Mientras pasan los 15 minutos, llama a la compañía y diles que cuando caduque la tarjeta no quieres que te manden ningún remplazo.

¡No te sientas mal! Si las tarjetas de crédito no son para ti, no quiere decir que seas un inútil. Lo que ocurre es que hay ciertos tipos de personalidad que manejan mejor los conceptos y las ideas concretas. Esas personas (entre ellos tengo algunos amigos míos muy cercanos) no deben manejar un concepto abstracto como el concepto del crédito. Si «tarjetear» no es para ti, ¡maneja dinero en efectivo!

Créeme: si cumples en tu vida financiera estos tres simples principios económicos nunca tendrás problemas con este tipo de deudas y, ¡desde ahora podrás comenzar a conjugar el verbo «tarjetear» de una manera diferente!

Extracto del libro Finanzas Inteligentes Para Una Nueva Generación

Por Andrés Panasiuk

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