¿Cómo puedes llevar a cabo esta tarea en la práctica? Con la continuidad de tu grupo de líderes. El grupo persiste pero cambia su orientación y propósito. De hecho, todos los jóvenes de tu grupo deben de formar parte de un grupo pequeño y ser acompañados espiritualmente, esto incluye también a tus líderes. El grupo de líderes te permite:

No dejes a tus líderes sin supervisión. Ellos necesitan tener la seguridad de que estarás a su lado y de que pueden contar contigo en cualquier momento y situación. Esto debes transmitirlo verbalmente pero también llevarlo a la práctica. El grupo de liderazgo constituye el órgano central, el cerebro de toda la pastoral juvenil. Allí recibes la información sobre el funcionamiento de todo el organismo y envías las directrices para la buena marcha y crecimiento del grupo.

Como habrás notado, el proceso lleva a una situación en que tu principal ministerio serán los líderes y, tal vez, ciertas actividades. Podrás dirigir y ministrar a todo el grupo de jóvenes por medio del grupo de liderazgo. Tus líderes te mantendrán puntualmente informado de la situación de cada persona y de sus necesidades a todos los niveles. Esto te permitirá, juntamente con los otros líderes, tomar las decisiones más adecuadas y poner en marcha las acciones precisas para ministrar al grupo, cubrir las necesidades y favorecer el crecimiento.

Tu supervisión se verá completada al continuar el acompañamiento espiritual personal de cada uno de los líderes. A través de ese medio podrás ministrarles de forma personal, tratando los problemas o necesidades que por su naturaleza no pueden o no deben ser tratados dentro del contexto del grupo. Dicho de otra manera, sigue haciendo aquello que ahora tus líderes están haciendo con otros muchachos y muchachas.

La reproducción

Si sigues este plan de formar líderes, llegará el día que no trabajes solo sino que tengas un equipo de personas que compartan contigo la misma visión y pasión por el trabajo con los jóvenes y adolescentes. Tendrás un equipo que sin duda no será perfecto, pero que trabajará activamente tanto para que Cristo se forme en sus propias vidas como para que sea formado en la vida de otros jóvenes.

Llegará el momento en que a cada uno de esos líderes podrás delegarle la responsabilidad de cuidar espiritualmente de otros, y poco a poco, la pastoral juvenil podrá ser implementada entre todos los jóvenes de tu comunidad local. Al llegar a este punto, tu grupo de jóvenes debería contar con una pastoral juvenil en la que los cuatro acercamientos educativos estén en pleno funcionamiento. Eso constituirá una clara evidencia de que ha habido una reproducción de tu ministerio en la vida de otros.

La Gran Comisión dada por nuestro Señor a sus discípulos fue el momento clave en el proceso de reproducción espiritual al que él dio inicio. Aquellos que había formado tomaban el relevo y tenían la responsabilidad de llevar la Gran Comisión hasta los confines más remotos de la tierra. No lo hicieron mal. El increíble crecimiento de la iglesia cristiana muestra que Jesús tuvo éxito en su trabajo con el grupo de sus apóstoles. Tú y nosotros somos una muestra de que la metodología usada por Jesús funciona. Somos una evidencia que aquellos discípulos se reprodujeron espiritualmente, comenzando un proceso de multiplicación espiritual del que nosotros somos el resultado.

De este panorama histórico, podemos deducir que la prueba final de nuestro ministerio no es lo bien que nosotros hagamos las cosas, sino lo bien que lo harán aquellos que nosotros habremos formado. La capacidad de nuestros hijos espirituales de causar impacto en las vidas de las personas con las cuales trabajan, y de reproducirse, determina el impacto fnal de nuestro ministerio. Si ellos captan la visión y la reproducen en otros, ¡habremos tenido éxito! ¡Habremos cumplido la misión esperada!

Un punto final: el trabajo de formar líderes no terminará una vez que cuentes con un grupo de líderes formados. Tu grupo de jóvenes deberá continuar creciendo y con ese crecimiento necesitarás nuevos líderes para guiar y ministrar a los nuevos creyentes. Eso te exigirá mantenerte en un proceso constante de búsqueda y capacitación de nuevos líderes.

Extracto del libro “Raíces”.

Por Félix Ortiz.

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