Implementa los cuatro acercamientos con líderes formados

En este punto, nos parece importante hacer una aclaración: no se puede improvisar la formación de líderes, ni se pueden desarrollar líderes espirituales a través de capacitaciones aceleradas. En nuestra opinión, un cursillo intensivo de dos o tres meses no sirve para formar líderes. Jesús utilizó tres años para capacitar a los futuros líderes. ¿Podía haber acelerado el proceso? Seguramente que sí; sin embargo no lo hizo. Y creemos que eligió hacerlo de esa manera porque las personas necesitan tiempo para crecer, para poder abrir sus vidas a su líder y estar bajo su cuidado. Si se aceleran ciertos procesos se corre el riesgo de que se dañen los resultados fnales.

Por eso, te sugerimos que no te apures a poner en práctica los cuatro acercamientos educativos. No trates de forzar el proceso de desarrollo de líderes. Dedícales un año, como mínimo. Vale la pena la espera. Recuerda que la calidad de la pastoral juvenil de tu grupo dependerá de la calidad de líderes que formes. Por lo tanto, cuanto más tiempo inviertas en ellos, mejor resultará.

El tiempo pasa volando, y mucho antes de lo que imaginas habrá transcurrido un año desde que comenzaste la tarea de formación de tus líderes. Creemos que después de un año de formación y de haber experimentado la vida del grupo y el cuidado personal estarán en condiciones de ayudar a otros.

Aquí incluimos algunos pasos prácticos para ayudarte cuando llegue el momento en que tus líderes vuelen solos y asuman la responsabilidad de ayudar a otros a crecer espiritualmente, a ser como Jesús, a tratar de vivir y pensar como Él.

1) Procede a la división del grupo de jóvenes en grupos pequeños.

Será bueno que incluyas a los que ya funcionan como líderes en este proceso. No lo hagas solo. En el material sobre grupos pequeños encontrarás ideas acerca de cómo llevar a cabo esta división.

2) Asigna un líder a cada grupo.

Hazlo con su consentimiento; no le impongas un grupo a un líder si éste no está de acuerdo o no siente que sea la persona más adecuada. Trata de conciliar, siempre que sea posible, las necesidades del ministerio con los deseos de las personas.

3) Dales una clara descripción de trabajo.

Explícales cuál es la tarea que deberán llevar a cabo en el grupo que estará bajo su dirección. Esta puede resumirse en dos aspectos claves: la educación a través del grupo pequeño y el acompañamiento espiritual. Justo lo que hiciste con ellos durante el año de su formación.

4) Indícales qué materiales deberán estudiar en el grupo.

De hecho, nuestra sugerencia es que todos los jóvenes, no importa cuál sea su situación espiritual, pasen por todo el CURRÍCULO DE FORMACIÓN DE JÓVENES empezando con el apartado Evangelístico. De esta manera te asegurarás de que todos los contenidos básicos sean sabidos y practicados por todos los jóvenes del grupo.

Supervísalos

El proceso de delegar responsabilidades forma parte de su proceso educativo como líderes. Sin embargo, esta delegación falla en su valor pedagógico cuando no es complementada con la necesaria supervisión de nuestra parte. Siguiendo con el ejemplo de Jesús y lo anteriormente mencionado con respecto a los dos grupos a los que delegó responsabilidades, vemos en el evangelio la manera en que los recibió el Señor tras su regreso y cómo compartieron y evaluaron la experiencia que habían vivido.

Toda responsabilidad delegada debe ser supervisada. La finalidad de la supervisión no es el control o la fiscalización en su sentido negativo, sino que tiene que ver con asegurarnos de que nuestros futuros educadores estén creciendo y aprendiendo conforme llevan a cabo las tareas asignadas.

Por medio de la supervisión podemos detectar problemas, reforzar los aspectos bien hechos, ayudar a cambiar los puntos débiles y, en general, favorecer la formación como líderes de los jóvenes con los que trabajamos.

Todos sabemos que el trabajo con los jóvenes es duro, exigente y no siempre gratificante hasta el punto que nosotros desearíamos. La supervisión resulta importante para ayudar a los educadores a sobrellevar las cargas que la responsabilidad implica. La supervisión les ayuda a experimentar que no los hemos dejado solos y que nosotros estamos detrás de ellos para ayudarlos. Si la supervisión se lleva a cabo adecuadamente, proporciona un sentido de seguridad en los futuros líderes.

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