Para entender la cultura del día de hoy es necesario entender que hay todo un pensamiento filosófico y creencias teológicas que dan existencia a esa cultura. Las grandes experiencias políticas, sociales, económicas, culturales, y aun religiosas de todos los tiempos, representan versiones prácticas de sistemas teológicos y filosóficos diversos. De modo que ningún estudiante de derecho, economía, política, o teología puede iniciarse en su especialidad sin un cierto conocimiento de la historia, la filosofía y la evolución de los grandes sistemas que, en definitiva, han influido sobre la cultura y el estilo de vida de toda una época. Una investigación de este tipo va más allá de lo que podemos ofrecerte aquí. Sin embargo, recomendamos que, para fortalecer tus habilidades como líder y para enriquecerte como persona, te esfuerces por ampliar tus conocimientos ahora y a lo largo de tu vida.

Los filósofos de la antigüedad escribían grandes libros para transmitir sus ideas. De este modo, sus pensamientos abstractos eran leídos por unos pocos eruditos. Pero con el tiempo se descubrió que a través de la imagen se puede influir mucho más sobre la gente. Por ello, Sartre se dedicó a escribir novelas y obras teatrales. Su intención era que mucha gente pudiera conocer lo que él pensaba. Pretendía difundir masivamente su pensamiento filosófico, y el objetivo se logró.

Para saber cómo piensa el hombre de hoy, ya no tenemos que ir al pensamiento abstracto, basta con ir al cine o ver la televisión. Mucha gente, de forma inocente, ignora que al ver una película o responder a una propuesta televisiva, en definitiva se está impregnando de toda una filosofía que lo condiciona y acaba determinando su propio estilo de vida.

Esa filosofía nos lleva hacia la cultura resultante. Repetimos que es imprescindible conocer la cultura de nuestra sociedad, conocer la cultura de los jóvenes e incluso conocer la cultura global para entenderla, interpretarla, y así estar en condiciones de dialogar con ella. Pero advertimos que ese conocimiento ha de ser algo dinámico, algo que se adquiera a través de la lectura y la observación.

Describir una sociedad es una tarea ardua y compleja, incluso para los profesionales de la sociología. Y resulta más complicado ahora que los cambios se producen en la sociedad de una manera tan rápida y acelerada que desafían nuestra capacidad de asimilarlos. Future Concept Lab (http://www.futureconceptlab.com/), un instituto internacional de investigación que se especializa en corrientes futuras, ha documentado a través de sus recuentos e investigaciones que los excesos de información a los cuales nos vemos sometidos, la velocidad con que cambia la vida y los tránsitos interculturales que se producen, han logrado modificar los valores y objetivos de las sociedades contemporáneas. Y, como ya lo mencionamos con anterioridad, el cambio es algo que continuará sucediendo y hasta aumentará. El tener que enfrentar y manejar un mundo en flujo constante es el contexto dentro del cual vivimos.

La cultura juvenil

Hay que entender que la cultura juvenil es una cultura dentro de la cultura general. O sea, una «subcultura» que implica todo un desafío transcultural si queremos alcanzar a sus miembros. Cada padre conoce que la cultura de sus hijos tiene características diferentes de la suya: diferentes valores, distintos héroes, otra música, otro vocabulario.

La cultura juvenil experimenta cambios a una velocidad aún mayor que la cultura general. Por eso, en vez de realizar un análisis de ella, te proveemos una herramienta de diagnóstico para que puedas llevar a cabo un análisis de los jóvenes dentro de tu propio contexto. Como parte de ese análisis, es muy importante que el educador conozca y comprenda todas las manifestaciones de esa cultura, producidas por la juventud, y dirigida hacia ella. Los grupos musicales, series de televisión, revistas juveniles, vídeo juegos y otros productos culturales, pueden resultar o no de nuestro agrado o gusto personal. Sin embargo, no podemos permitirnos el lujo de no conocerlos, de ignorarlos y no entender el mensaje que transmiten y los valores que comunican. Tampoco podemos desecharlos, condenarlos y criticarlos, sin realizar un esfuerzo por entender la razón de semejante capacidad de comunicar y de atraer al público juvenil.

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