Continuemos.

Hay gente religiosa que tiene mayores problemas que el juzgar la música, la ropa, el maquillaje, la religión y tantas cosas que juzgan. Las cosas pequeñas molestan a las personas pequeñas. Si te apasionas por las cosas pequeñas, cuando vengan las grandes no podrás enfrentarlas. Jesús se enojaba con la gente religiosa. La gente religiosa es muy dogmática. “Yo estoy bien, tú estás mal”. 

Charles Spurgeon dijo: «El dogmatismo y la predicación enojona frecuentemente son las hojas de higuera que tratan de cubrir la ignorancia teológica». Necesitamos gracia y entendimiento. No una arrogancia que asusta a la gente. Hay misterios y cosas que no todos sabemos. No podemos decir que lo sabemos todo porque no es cierto. Dios tiene misterios que nosotros no entendemos. Y de algo yo estoy convencida, donde está el Espíritu de Dios, ahí hay libertad.

Nosotros hemos encajonado a Dios y al Cristianismo en una caja. Todo debe conformarse de esa manera sino ¡tache! Pablo dijo: Me hago gentil a los gentiles, griego a los griegos, judío a los judíos con tal de ganarlos para el Señor. ¿Por qué nosotros no podemos hacer lo mismo? No hablo de pecar con los pecadores, hablo de abrir el corazón y permitir que Dios haga con nosotros lo que Él quiera y dejemos a un lado la religiosidad y el legalismo que caracterizan a tantas iglesias hoy en día y han hecho tanto daño al mensaje poderoso del amor de Jesús.

3. Batalla y Presiónate. O sea: ¡Trabaja Duro!

Alguien escribió lo siguiente: El crecimiento cristiano es como una balsa, simplemente flotas por las corrientes de Dios, dejas que Dios haga lo que tenga que hacer. Otros ven el crecimiento Cristiano como un robot depende de ti, tú lo harás suceder. En realidad el crecimiento cristiano es como un yate, tú preparas las velas pero Dios es el viento. Tienes que ver hacia dónde va el viento y preparas las velas, solo haces lo que puedes, pero no lo que no puedes (Prov.21:31).

Hay cosas que puedes hacer y cosas que no puedes hacer así que tienes que confiar en Dios. Mucha gente batalla y se presiona y hace todo en sus fuerzas hasta que permite que Dios haga la obra natural y completa. Nosotros podemos prepararnos para la batalla, de hecho debemos prepararnos y hacer todo lo posible para que todo salga bien, pero la obra es de Dios. Hoy en día tenemos muchas cosas en las iglesias: Tecnología, música, aparatos, gente talentosa, etc. A veces es fácil confiar en esas cosas para que la obra sea echa, pero el fundamento es: “Dios confío en ti”.

Me fascina el ejemplo de Pablo. Tuvimos la oportunidad de ir a Grecia y a Turquía y a las Islas a donde Pablo predicó. Mi esposo y yo nos quedamos atónitos al ver el Partenón. Habíamos estudiado tanto en la primaria de toda esta cultura y jamás nos imaginamos estar parados frente a este lugar y ver a dónde es que Pablo predicó. Frente a un lugar a donde habían dioses para todo. Y por si les faltara uno, había una placa que decía: A un Dios Desconocido.

Pablo sin duda era un estratega genial. Se paró frente al Partenón en el Areópago, que es una vil roca a donde la gente disertaba. Y ahí da un mensaje increíble (Hechos. 17:16, 22-23). Pablo hizo lo suyo y Dios hizo el resto. Pero Pablo se atrevió. Confió que Dios lo había llamado y le había dicho cosas de su futuro. Pablo no temía. Si, fue azotado, apedreado, encarcelado, etc. Pero él tenía una promesa: “comparecerás ante el César” y mientras eso no sucedía, él compartía sin temor pues sabía que Dios lo libraría vez tras vez hasta cumplirse Su Palabra y todas Sus promesas.

Tú y yo somos los brazos del Señor, los pies del Señor, la boca del Señor. Somos aquellos que anuncian las buenas nuevas de paz: ¡Jesucristo Vive! Me emociono de pensar en compartir Su Palabra con gozo y efusividad. Pero hagámoslo como Dios manda. Hagámoslo sin ser aburridos, ni religiosos, ni batallando con cada paso que damos para el Señor.

Por Gloria Vázquez

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí