Continuemos.

Personalmente yo vivo rodeada de gente cristiana más tiempo que de gente inconversa y me siento muy a gusto y muy cómoda pues hablamos el mismo idioma. No había visto lo cerrada que yo podía ser cuando salí de mi mundito simplemente a relacionarme con otras personas en un gimnasio. Sí, tuve que hablar de “otras cosas” pero poco a poco ha sido una bendición poder conocer el corazón hiriente de mucha gente que no conoce a Dios y tener la oportunidad de que vean que un Cristiano tiene los pies en la tierra, que es una persona normal y cuando te has ganado el corazón y la confianza de la gente, ¿acaso no recibirán mejor las noticias preciosas de un evangelio que cambia vidas?

Jesús era interesante. Él hablaba con ejemplos por medio de los cuales Dios se movía. Jesús utilizaba ilustraciones, hablaba de cosas en donde vivía, si hablaba de ovejas era porque vivía en un lugar a donde las había. Si uno utiliza ejemplos actuales no nos pasaremos la mitad del tiempo explicando lo que en aquel tiempo significaban los ejemplos y las ilustraciones que Él utilizó por la cultura de aquél tiempo. Utiliza ilustraciones que hagan sentido el día de hoy, cosas actuales con las que la gente se pueda identificar. ¡No seas aburrido!

2. Sé Religioso.

Mt.23:23-24. La religiosidad hace que la gente no pueda tener un encuentro con Dios. Hemos puesto una pared entre lo sagrado y lo secular y eso lo llamamos religión. La gente se debe mover de lo secular a lo sagrado sin ninguna pared. No debes ser religioso para conectarte con Dios. Jesús no se enojaba tanto, pero cuando lo hizo, lo hizo con los religiosos. La gente religiosa es la que tiene la Biblia más grande. Juzgan la música, juzgan las bromas que se hacen desde el púlpito, juzgan la ropa, el cine, juzgan todo. Necesitamos conectar a Dios con una cultura y a veces si lo hacemos con ejemplos de alguna escena de alguna película, quizás la gente se pueda identificar más.

Nos encanta ponerle tache a la gente que no piensa como nosotros, que no tiene frutos de cristiano y nos gusta oírnos hablar a nosotros mismos de una vida piadosa y sin mancha. Se nos ha olvidado que antes de que el Señor nos rescatara del hoyo, estábamos igual o peor que mucha gente. Cuando yo me convertí de mis malísimos caminos me la pasaba poniéndole TACHE a todos, no se diga a alguien que tuviera una religión. Me iba contra ellos con todo lo que había en mí, pues “yo ya había conocido la verdad y por supuesto la verdad me había hecho libre de esas cosas”.

Perdí amigas, perdí los puentes que pudieron alguna vez servir para que la gente realmente pudiera ver un cambio en mí. No había amor, había puro juicio y solamente me interesaba que los demás se enteraran del Camino, la Verdad y la Vida a como dé lugar. Me sentía sabia en mi propia opinión y cuánto daño hace uno. Queremos quitarle las escamas al pez antes de pescarlo.

Creo que después de años y años de servir al Señor, años de comprender el ejemplo de misericordia, humildad, amabilidad, mansedumbre y paciencia que nos dejó Jesús puedo decir que ya no soy tan pronta en juzgar. Creo que he aprendido algunas cosas pero el precio fue caro. El perder a aquellas amigas que seguramente estarán diciendo: “¿Yo ser cristiana? ¿Yo aceptar a Cristo? ¡Para nada! Tuve a una amiga que era bien fanática y jamás me habló del amor de Cristo, criticó mi vida, criticó mi religión, juzgó todo lo que yo hacía, me dijo que lo que yo practicaba estaba mal y la verdad, después de haber hablado con ella no me quedaron ganas de ser cristiana jamás!”.

Quiero pensar que Dios tendrá misericordia de mí y mis errores y que por supuesto les enviará a otra persona en el camino para hacerlas ver que Dios no era para nada como el Dios que yo representé en aquél entonces.

(CONTINÚA…)

Por Gloria Vázquez

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