Ejecuta la Estrategia.
En esta sección se efectúa la implementación de la estrategia diseñada y para ello es necesario seguir algunos pasos que nos darán directriz y facilitaran el buen desarrollo de la misma.
A. Selección.
Lo primero que debes hacer es reclutar, preparar y capacitar a los jóvenes que trabajarán contigo. De acuerdo a la estrategia que has diseñado empieza a buscar a la gente idónea para cada actividad, y a través de una serie de reuniones capacítelos. No hay peor error que encomendarle alguna actividad un joven, si antes no les has dicho cómo debe hacerlo. Por ejemplo, siguiendo con el supuesto de la Olimpiadas Deportivas, quizá tengas jóvenes que no les gustan los deportes, pero son muy hábiles en el manejo del Diseño Gráfico. Bueno, entonces invítalos a que hagan la publicidad del evento. Explícales lo que se necesita, trabaja con ellos, motívales y hazles ver la importancia de lo que están haciendo.
Si vemos el ejemplo de Jesús, podemos darnos cuenta de que todo comenzó cuando Él invitó a unos pocos hombres a que lo siguieran. De inmediato puso de manifiesto el que habría de seguir su estrategia evangelizadora. Se preocupó por los hombres a quienes las multitudes habrían de seguir. Por extraño que parezca, Jesús comenzó a reunir a estos hombres aún antes de organizar una campaña de evangelización o de siquiera predicar un sermón en público. Los hombres constituirían su método para ganar al mundo para Dios.
La mayor parte del esfuerzo que muchos grupos realizan para evangelizar está enfocado en las multitudes, en el supuesto de que están en condiciones de conservar todo lo bueno que se hace. El resultado es nuestra espectacular insistencia en el número de convertidos, candidatos para el bautismo y más miembros para la iglesia, con poco o ningún interés genuino por fundamentar estas vidas en el amor y poder de Dios y mucho menos por la conservación y continuación de la obra. Es muy importante preparar y transmitir la visión al grupo que se ha seleccionado; necesitamos que este equipo esté integrado por jóvenes dinámicos, temerosos de Dios y que sean capaces de contagiar a otros jóvenes de la pasión por el evangelismo.
B. Asociación.
Es indispensable que estemos con nuestro equipo de trabajo. Jesús una vez que llamó a sus discípulos, tuvo por costumbre permanecer con ellos (Juan 1:39). Esta fue la esencia de su programa de preparación, permitirles que lo siguieran. La idea es que los miembros del equipo se sumerjan en la estrategia que se está poniendo en práctica con el fin de que sea un equipo o conjunto de engranajes que hagan funcionar todo. La clave en esto es el trabajo en equipo, que cada quien sepa y cumpla con lo que se le asignó. Hazles sentir a tus jóvenes que no están solos en esta «peligrosa» tarea de compartir las buenas noticias de salvación. A veces lo puedes hacer a través de una pequeña nota en su Biblia, en otras ocasiones compartiendo públicamente algún logro del ministerio como resultado del trabajo de todos.
C. Consagración.
Necesitamos que cada miembro del equipo sea obediente. Jesús contaba con que los hombres que le acompañaban lo obedecieran. No les exigió que fueran las mentes más brillantes de su época, pero sí les pidió que fueran fieles (Hechos 11:26). Esto se convirtió en una característica distintiva en los discípulos. En otras palabras, podemos decir que cuando se está creando y poniendo en acción una nueva estrategia es necesario contar con un equipo comprometido, responsable y dedicado. Por supuesto que esto no se logra de la noche a la mañana, así que debes ser paciente para que la armonía en el grupo sea una realidad.
(CONTINÚA…)
Por Sergio Benjamín Soria Fernández
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