Tratar de lograr que los jóvenes piensen y vivan como Jesús es como pretender comernos un rico pastel de un metro de diámetro todo de una vez. ¿Podríamos hacerlo de un solo y único mordisco? ¡Sin duda que no! Para facilitar la labor de devorar el pastel, tendríamos que cortarlo en trozos. De esa manera, trozo a trozo, podríamos afrontar la tarea de acabar con él.

Pues bien, imagina que la madurez en Cristo es como un inmenso pastel educativo que hemos de comernos, y para poder hacerlo, lo vamos a dividir en nueve trozos. Nueve características diferentes que esperamos que los jóvenes vivan y experimenten en sus vidas. De tal modo que diremos que la persona madura en Cristo Jesús es aquella que da evidencias en su vida de todas y cada una de estas nueve características.

Sí, ya sabemos que todavía no hemos mencionado las nueve características. Lo haremos en breve. Pero permítenos decirte, antes de que tú mismo lo pienses, que esas nueve características son totalmente arbitrarias. Por arbitrarias queremos decir que igualmente podríamos ampliarlas a quince o veinte. O, contrariamente, podríamos tal vez reducirlas a cinco o seis, e incluso menos. Pero eso no es lo importante. El punto clave ahora no tiene que ver con cuántas características hemos dicho que ha de evidenciar la persona que vive y piensa como Jesús. La cuestión clave es si estas características pueden ser identificadas en el ministerio de Jesús.

Ya hemos mencionado que Jesús es nuestro modelo para la pastoral juvenil. Él es el que nos ha de servir de guía y orientación a la hora de plantear nuestro trabajo. Por tanto, hacia Jesús debemos volvernos para tratar de definir lo que es madurez espiritual. Cuando, dentro de un momento, leas las nueve características de la persona madura en Cristo, por favor, piensa si puedes identificarlas en el ministerio del Maestro. Estamos de acuerdo en que podrían ser ampliadas o reducidas. Sin embargo, de nuevo, ese no es el punto importante. Se trata de que, tanto si las amplías como si las reduces, las que definas puedan ser identificadas, sin ningún género de dudas, en el ministerio de Jesús.

Característica Definición
Apego a la Biblia Crecer en la vida cristiana por medio de la lectura, meditación y estudio de las Escrituras
Oración Desarrollar una íntima comunión con Dios por medio de la confesión, la adoración, la súplica o intercesión y la acción de gracias
Presencia del Espíritu Santo Comprender, para aplicar a la vida, la función de la persona y el ministerio de la tercera persona de la Trinidad
Obediencia Comprender y aplicar a la vida el principio bíblico de sumisión y acatamiento a la autoridad de Dios
Mayordomía Comprender y aplicar a la vida el principio bíblico que señala que todo lo que somos y poseemos le pertenece al Señor y nos es dado para su correcto uso y administración
Evangelización Desarrollar actitudes y realizar acciones que influyan sobre los no cristianos para conducirlos a la salvación
Amor Comprender y aplicar a la vida el principio bíblico de buscar el bien y el bienestar de otros
Ministerio Utilizar los dones espirituales y los talentos naturales para ayudar al cumplimiento de la Gran Comisión (Mateo 28:18-20) y a la edificación del cuerpo de Cristo (Efesios 4:11-13)
Compañerismo Cristiano Comprender y aplicar a la vida la realidad de que formamos parte del cuerpo de Cristo y de la familia de Dios

La persona madura en Cristo Jesús es aquella que da evidencia en su vida de las siguientes características: Oración, apego a la Biblia, evangelización, presencia del Espíritu Santo, mayordomía, ministerio, participación en la iglesia, amor y obediencia. Pero nuestros objetivos para la pastoral juvenil no terminan al especificar estas características. Si examinas atentamente nuestro pastel de madurez en Cristo, verás que cada trozo tiene tres capas: caramelo, nata y chocolate. Bien, eso es lo que verías si se tratara de un pastel auténtico. Infortunadamente, no lo es. En vez de sabores, cada trozo, cada característica, tiene estos tres componentes: conocimientos, convicciones y conductas. Así que la madurez en Cristo se divide en nueve características, cada una de las cuales está formada por una serie de conocimientos que la persona ha de adquirir, convicciones que debe interiorizar y conductas que tiene que practicar.

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