Desarrollemos relaciones personales significativas con los jóvenes

Como líderes de jóvenes debemos ser «dispensadores de la gracia de Dios». La gracia ha de presidir y reinar en nuestras relaciones con todos y cada uno de los miembros de nuestro grupo de jóvenes. Gracia es tratar a una persona con amor y aceptación incondicional, sin hacer la menor mención de su dignidad o falta de ella. La gracia es tratar a una persona como necesita, no necesariamente como merece. Gracia es tratar a las personas como Dios nos trata a nosotros.

La ley fue totalmente incapaz de salvar y redimir a nadie. Por eso se hizo necesaria la venida de la gracia por medio de Jesucristo, según nos dice el evangelio de Juan. El juicio, la crítica, la condena, no resultarán útiles para tratar de cambiar las vidas de los jóvenes. El amor incondicional, la gracia en definitiva, tiene un increíble y singular poder transformador. No debe extrañarnos. Este transforma porque, como nos dice Juan en su primera epístola, «el amor es de Dios». Podemos garantizarte, debido a nuestra experiencia a través de muchos años de ministerio, que el amor y la gracia cambian, restauran, y motivan a las personas a vivir vidas diferentes y mejores.

Dispensamos gracia cuando desarrollamos relaciones significativas con los jóvenes, relaciones presididas por el amor y una aceptación incondicional. Ese tipo de relaciones permite derribar muchas de las murallas y obstáculos que impiden a los jóvenes crecer y los desmotivan.

Mantener relaciones significativas con los jóvenes nos ayudará a:

Punto de reflexión

¿Qué jóvenes de tu iglesia necesitan de forma urgente que les dispenses gracia por medio de tu dedicación y amor incondicional?

Extracto del libro “Raíces” .

Por Félix Ortiz.

Para Líderes – Amarlos y Aceptarlos Incondicionalmente

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