El aire es el ejemplo que he usado con mis adolescentes para describir la influencia insidiosa de la cultura circundante sobre ellos (y nosotros). Como el aire que constantemente respiramos, la cultura es el aire espiritual que nuestro corazón absorbe constantemente. Muchos de los contaminantes del aire físico no se pueden ver. Lo mismo es cierto respecto a la cultura. Pienso que nosotros los padres hemos cometido un grande error al enfatizar lo obvio (sexo, drogas, violencia, aborto, etc.) y descuidar los contaminantes invisibles más engañosos del aire cultura a nuestro alrededor. El resultado es que aunque nuestros hijos tal vez no participan de las cosas «grandes», terminan sirviendo a los ídolos de la cultura circundante. (Ver la figura 1 para considerar ejemplos de estos ídolos, su impacto en nuestros adolescentes, y la alternativa bíblica). Con toda seguridad, a estos ídolos se les debe temer más porque se infiltran inadvertidamente en nosotros, con la apariencia de ser inofensivos y atractivos ( ver Col. 2:1-8, especialmente v.8). También apelan poderosamente a los deseos de la naturaleza pecaminosa, es decir, que alimentan exactamente aquello que Dios, por su Espíritu, tiene la intención de destruir.

Otro error que hemos tendido a cometer como padres es culpar al vehículo en vez de enfocarnos en los ídolos que estos vehículos promueven. Una variedad de vehículos – gobierno, música, cine, revistas, educación, televisión y la conversación ociosa de la gente en la calle – todos transmiten y promueven la filosofía de la cultura. Ninguno de estos vehículos son peligrosos o malos en sí mismos. El peligro radica en la manera en que se usan para promover las cosas que promueven. E inclusive en un mundo caído, serán usados tanto para el bien como para el mal. No se trata de matar al mensajero. Debemos ser conscientes del poder de los medios para transmitir las ideas de la cultura, pero son las ideas las que son peligrosas y deben ser el enfoque de nuestra atención. Por ejemplo, muchos padres cristianos no permiten que sus hijos vean películas censuradas, pero permiten que vean horas de comedia televisiva, la cual introduce a nuestros hogares las perspectivas, las relaciones y los valores de la cultura circundante.

Aquí es donde nos ayuda la metáfora de la contaminación. Cuando hay veneno en el aire físico, la gente usa equipo de protección que filtra el aire. En la misma manera, nuestros adolescentes necesitan filtros en contra de los venenos invisibles del aire cultural. Nuestros hijos necesitan la protección de una cosmovisión bíblica, y como padres debemos comenzar a enseñárselas desde los momentos más tempranos de sus vidas. También debemos tener ojos de fe para ver que cada situación, relación, y problema en sus vidas es una oportunidad para pensar de nuevo y aplicar con cuidado un perspectiva bíblica de la vida a las situaciones concretas.

Hablando con tu adolescente acerca de la Cultura

A la luz de esto, no vaciles en hablar, hablar, hablar con tu adolescente. Este no puede ser un tiempo en el que nuestra relación sea distante. Necesitan de nuestra dirección tanto como antes, por lo tanto debemos buscarles. Permítanme sugerir algunas estrategias para estos tiempos de plática.

  • No esperes a que tu adolescente pida hablar contigo. Búscalo de una manera cálida, amigable, y confortante. Los adolescentes que estén a la defensiva no hablarán con libertad y tampoco serán buenos oyentes.
  • No te conformes con respuestas cortas. Dale seguimiento a los «sí» y «no» monosilábicos. Haz preguntas que no pueda contestar con un sí o no, sino que requieran que él revele sus pensamientos, sentimientos y acciones.
  • Sé positivo. No seas como un detective en busca de lo que está mal. El propósito de estas pláticas no es «atrapar» infraganti al adolescente, sino ayudarlo a entender, desear y hacer lo que es correcto. Muchas de las pláticas que ocurren entre los adolescentes y sus padres son negativas y desalentadoras para el adolescente.
  • Trata de exponer amorosamente las fallas en el pensamiento del adolescente sin hacerlo sentir ignorante o tonto. Enséñale de una manera positiva para mostrarle en dónde ha inhalado los contaminantes de su cultura.
  • Conviértete en un compañero de batalla de tu adolescente por medio de compartir tu propia lucha por vivir una vida piadosa en una cultura impía.

Reconoce los lugares donde has sido influenciado. Pide a tu adolescente que ore por ti al mismo tiempo que tú prometes orar por él en su lucha.

  • Dirige siempre a tu adolescente hacia Cristo, quien diariamente nos da su misericordia y gracia en nuestros momentos de necesidad y pacientemente continúa su obra en nosotros hasta que esté terminada.
  • Ten presente siempre que no puedes proteger a tus hijos de la cultura. La única estrategia efectiva es prepararlos para lidiar con la cultura de una manera bíblica. Esto llevará años de compromiso amoroso de tu parte.
  • Finalmente, sé un modelo del carácter de Cristo. No seas arrastrado por luchas verbales de poder negativas. Responde al enojo, la negatividad y las acusaciones con una blanda respuesta firme. No golpees a tu adolescente con palabras, sino gánale con amor semejante al de Cristo.

Extracto del libro «Edad de Oportunidad».

Por Paul David Tripp.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí