Hacer una seria autocrítica como congregación

Cuando nos convertimos somos añadidos al cuerpo de Cristo, pasamos a formar parte de la familia de Dios y, nos guste o no, seamos conscientes o no, entramos en una situación de interdependencia los unos de los otros. Ya no somos seres aislados que viven su vida en solitario y de forma individual.

Como cuerpo interdependiente, todo lo que cada uno hace tiene repercusiones positivas o negativas en los otros miembros de la comunidad. El testimonio individual, sin que uno tal vez tenga la más mínima conciencia, puede resultar un factor de motivación, estímulo, consuelo y ánimo para otros hermanos y hermanas, o puede convertirse en un factor de desánimo y desmotivación, y en una de las razones por las que otros quieran alejarse de Dios o se enfríen en su relación con el Señor. Por esa razón las congregaciones, encabezadas por sus líderes, deben hacer un sano y necesario ejercicio de autocrítica y plantearse: ¿Cómo afecta a nuestros niños y jóvenes la vida de nuestra congregación? ¿Somos una congregación con un estilo de vida digno de ser imitado? ¿Constituimos un motivo de ánimo, estímulo y motivación para el sector más joven de nuestra hermandad?

Proveer a los padres la motivación, los recursos y el adiestramiento necesarios para desempeñar su función educadora

Hemos afirmado el protagonismo de los padres en la función de transmitir la fe y ayudar a los jóvenes a formar su identidad religiosa. Hemos mencionado algunas deficiencias generalizadas en los hogares. Pero también existen muchos padres fieles al Señor y comprometidos con su Palabra y la iglesia local, que ven con temor cómo sus hijos se acercan a la edad crítica en que pueden alejarse de la fe. La iglesia no puede dejar solos a los padres ante tamaña responsabilidad. Tenemos la firme convicción de que le compete a la iglesia local volverse un soporte y un constante motivo de ánimo para los padres. La iglesia local puede cumplir esa función de las siguientes maneras:

  1. Brindar a los padres enseñanza y transmitirles una visión acerca de su papel como padres. Comunicarles cuáles son las cosas que el Señor espera de ellos en relación con la educación de sus hijos y motivarlos a llevar a cabo la tarea encomendada.
  2. Capacitar a los padres acerca de cómo llevar a cabo la tarea. A menos que los adiestremos y les enseñemos cómo realizarla, cuando los alertemos acerca de su responsabilidad, produciremos en muchos de ellos más frustración que ánimo. No olvidemos que, afortunadamente, muchos padres son plenamente conscientes de su responsabilidad y lo único que necesitan es que alguien les ayude a descubrir cómo cumplirla.
  3. Proveerles los recursos necesarios para llevar a cabo su tarea. Debemos buscar y averiguar cuáles son los mejores materiales y métodos que pueden utilizar los padres y ponerlos a su disposición.

CONCLUSIÓN

Cada joven ha de tomar sus propias decisiones con respecto a Dios. Todo ser humano es responsable, personal e individualmente, de la actitud que asume ante el Señor y su evangelio. Nuestros jóvenes son entidades morales libres y responsables, y finalmente la decisión les pertenece a ellos. Sin embargo, es responsabilidad de la iglesia proveer lo necesario para que esa decisión se tome con plena comprensión de sus implicaciones y consecuencias.

¿Evitaremos que los hijos de los creyentes abandonen la iglesia si los ayudamos a aclarar su confusión en lo referido a la conversión y les proveemos respuestas a sus dudas? Mi convicción es que probablemente muchos casos de deserción podrían evitarse si prestáramos atención a esos factores claves. Quiera Dios que ningún joven más abandone la fe debido a que nosotros no hayamos previsto los medios necesarios para ayudarlos en ese sentido.

Autoevaluación

  • ¿Qué significa el concepto «una fe cultural»?
  • ¿Es la herencia cultural cristiana una ventaja o un obstáculo para la conversión? Explica tu respuesta.
  • ¿De qué modo el crecimiento del nivel cultural e intelectual afecta la fe de los jóvenes de la iglesia?
  • ¿Por qué los modelos de referencia son tan importantes?
  • ¿De qué modo la comunidad moldea al individuo? ¿Qué implicaciones tiene eso para el trabajo pastoral con los jóvenes?
  • ¿Cuáles son los tres principios claves que los padres deberían aplicar en la tarea de educar a sus hijos? ¿En qué medida son válidos para todo líder juvenil? Razona tu respuesta.
  • ¿Por qué resulta básico ayudar a los jóvenes a tener claridad con respecto a su experiencia de conversión?
  • ¿Por qué es básico crear espacios de libertad para la duda?
  • ¿Por qué necesitamos hacer una autocrítica como congregación?
  • ¿Por qué resulta tan importante que proveamos capacitación y recursos a los padres?

Extractos del libro «Raíces».

Por Félix Ortiz.

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